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Una visita de profesores de la Facultad de Arquitectura a la Torre K23, el edificio más alto de Cuba y futuro hotel gestionado por GAESA, permitió a uno de ellos tomar fotografías desde su imponente altura y compartir vistas únicas de la capital.
“Una vez que llegamos en el guinche al piso 28, subimos por las escaleras hasta el nivel donde está la plataforma en voladizo, y de ahí hasta los pisos 42, 43 y la cubierta a 152 metros sobre el nivel de la calle 23 (31-40 m más alto que el Edificio Focsa)”, contó en Facebook el arquitecto Abel Tablada.
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El hotel empezó a construirse en septiembre del 2018 y su terminación estaba prevista para 2022. Sin embargo, en su publicación, el arquitecto ofreció fechas distintas de inicio y terminación, indicando que comenzaron en mayo del 2020 “justo al comienzo de la pandemia” y que “se esperan concluir en junio del 2024”.
“Como arquitectos, tenemos nuestras críticas [pero] están más centradas en el proceso inversionista, las decisiones iniciales, la falta de concurso público y el poco respeto a las Comisiones de expertos que son las encargadas de velar por el cumplimiento de las regulaciones urbanas y los valores patrimoniales y ambientales de la ciudad”, dijo Tablada.
El futuro hotel, cuya construcción no se detuvo ni siquiera por la epidemia de coronavirus, estará acompañado de un puente que lo atravesará comunicando las arterias 23 y 25. La empresa inmobiliaria a cargo de la construcción es Almest, una sucursal del grupo Grupo de Administración Empresarial S.A. (GAESA), y su capital se anuncia como "100% cubano".
La instalación tendrá 565 habitaciones y será de categoría cinco estrellas. Según Tablada, ya se pueden visitar algunas de ellas que están “en proceso de terminaciones de redes técnicas y montaje de equipamiento”.
“Aquí algunas fotos de las impresionantes vistas desde la azotea y de la fachada del edificio”, dijo el arquitecto luego de agradecer a todos los que hicieron posible la visita.
A comienzos de año se conocía que una empresa estatal cubana sería la encargada de amueblar la gigantesca torre. La Unidad Empresarial de Base (UEB) Muebles Ludema, de Las Tunas, fue designada por el Estado cubano para que se encargue de surtir de muebles al hotel.
Poco después, un cubano compartió imágenes desde el piso 32 y explicó que pudo hacerlas porque es trabajador de la obra.
Situado en el llamado "hueco de la calle 23", la construcción a cargo de GAESA no deja de levantar dudas en parte de la población, que cree que no encajará en el entorno porque alterará la urbanística de la ciudad y en particular de la emblemática zona de la esquina de 23 y L.
En junio de 2022, un especialista puso el foco en lo que, según pudo apreciar por fotografías, podrían tratarse de defectos constructivos de mayor y menor consideración, así como de violaciones de las medidas de seguridad e higiene del trabajo.
Refiriéndose a los “puntos oscuros” que se aprecian en el hormigón, a los que en la jerga del gremio se le conoce como “cucarachas”, el arquitecto afirmó que se trataba de “lugares a los que, por falta de vibración, la masa de hormigón no llegó y quedaron oquedades en su superficie”.
Otros, como el meteorólogo cubano Elier Pila Fariñas han llamado la atención sobre el brillo cegador que generan las paredes vidriadas del hotel, que provocan dificultades a los choferes que circulan por la calle 23.
Son muchos los capitalinos que opinan que, si bien parece un diseño interesante y vanguardista, el inmueble no encajará en lo absoluto con el entorno porque alterará la urbanística de la capital y mucho más de una zona tan emblemática como la esquina de 23 y L.
Conocido popularmente como Torre López-Calleja, por el difunto general de brigada Luis Alberto Rodríguez López Calleja, antiguo presidente de GAESA, el hotel no para de generar polémica entre los habaneros, que ven en su construcción un derroche de dinero público que no se invierte en servicios como la salud o la educación.
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