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En un verdadero carrusel de emociones, Japón le dio la vuelta al resultado contra España (2x1) y Costa Rica amenazó con hacer lo mismo ante Alemania, que tiró de orgullo para imponerse finalmente (4x2) y contribuir con la clasificación de La Roja.
La novela que se vivió en los estadios Khalifa International y Al Bayt tenía el viejo argumento del gigante contra el gnomo. Un par de exmonarcas del mundo, España y Alemania, lidiaban versus dos naciones de limitada historia en esta clase de contiendas, Japón y Costa Rica. Y en los primeros compases dio la impresión de que la historia avanzaría por los cauces de la lógica, pero a la postre el guionista enloqueció.
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A España le bastaba un empate para plantarse en los octavos de final, pero Alemania la tenía más complicada tras conseguir un solo punto en sus dos salidas iniciales. Esto es, a los tetracampeones solo les valía una victoria, siempre y cuando los nipones no dispusieran de La Roja.
En el partido del Khalifa, Luis Enrique le dio entrada a varios elementos que no habían sido titulares hasta hoy (Alejandro Balde, Nico Williams, Pau Torres) y además optó, esta vez sí, por abrir con su hombre de referencia, Álvaro Morata.
España, como era de esperar, gozó de posesión mayoritaria, y Japón se pasó todo el primer tiempo esperando en tres cuartos de cancha con cinco elementos en el fondo. A los 12 minutos, un cabezazo del propio Morata sacó a relucir las carencias de una zaga que jamás lo incomodó, y de pronto pareció que la cosa estaba encarrilada.
Allí, y también en Al Bayt, donde apenas a los '10 Serge Gnabry la mandó a dormir con un inconmensurable testarazo. Los germanos dominaron a placer, aunque no consiguieron ampliar el marcador.
Para el complementario, el entrenador japonés introdujo algunos cambios –mismo procedimiento que cuando los Samurais Azules derrotaron a la Mannschaft– y otra vez le funcionaron en una ráfaga ofensiva: Ritsu Doan castigó al '48 un riesgo innecesario en la salida ibérica, y tres minutos después Ao Tanaka le sacó lascas al aturdimiento derivado de esa acción.
La tortilla se había volteado, aunque en ese momento España aún se clasificaba segunda gracias a la diferencia de goles. Sin embargo, los ticos también igualaron a través de Yeltsin Tejeda ('58) y convirtieron el grupo E en un manicomio.
Naturalmente nervioso, Luis Enrique hizo debutar a Ansu Fati en el Mundial, sabedor de que a esas alturas caminaba por la cornisa: un gol costarricense más, y estaba fuera. Y el gol costarricense se dio, obra de Juan Pablo Vargas al '70. Las dos excampeonas estaban terminando su aventura en Qatar.
Lo que ocurre es que Kai Havertz puso la paridad al '73 y la superioridad al '85, y ese resultado no alcanzó para favorecer a Alemania, pero sí a una España que desde el arreón japonés se mostró completamente incapaz de combinar.
Dicho sea de paso, Niklas Fullkrug ('89) puso el último gol germano del Mundial y su equipo se fue en fase de grupos por segundo campeonato seguido.
De manera que Japón encabezó la llave y ahora se las verá versus Croacia, en tanto España (salvada por Kai Havertz y por la renta goleadora conseguida en el debut ante los ticos) tendrá que cruzarse con Marruecos.
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