España jugueteó con la posibilidad de aniquilar a Alemania a partir del gol de Álvaro Morata a la hora de partido, pero el grupo teutón sacó la casta del guerrero, igualó la pizarra y sigue vivo en la cita de Qatar.
Se trataba del primer enfrentamiento de esta Copa entre escuadras que han ganado algún Mundial, y podía derivar en consecuencias contratadas. Si ganaba La Roja se clasificaba a octavos y enviaba de vuelta a Alemania; si se imponía la Mannschaft, el grupo E tendría un empate cuádruple luego del éxito costarricense ante Japón.
Luis Enrique introdujo un solo cambio al darle entrada a Dani Carvajal en el lateral derecho. Mientras, la decepción sufrida frente a los nipones no bastó para una revolución radical en la tetracampeona del mundo, que no obstante abrió espacio a Leon Goretzka y Thilo Kherer.
Dados los resultados del estreno, la presión revoloteaba en el bando germano, que podía correr la misma suerte (o vivir una vergüenza similar, según se mire) de Rusia 2018, cuando quedó eliminada por Corea del Sur.
Todavía sin el lesionado Leroy Sané, Alemania se dispuso a jugar una final anticipada ante un plantel que había apaleado a Costa Rica, y en los comienzos de partido se abonó a la receta clásica de robar, salir a puro vértigo y aproximarse al área rival con máxima economía de toques.
España, por su parte, se aferró a lo de siempre. Su ADN le pide tener la posesión y movió la pelota con suficiente dinamismo para generar las mejores ocasiones de la mitad inicial: Marco Asensio y Ferrán Torres no lograron controlar sendos servicios en la frontal, el obús de Dani Olmo fue desviado in extremis por Manuel Neuer rumbo al travesaño, un derechazo de Jordi Alba frisó el poste...
Más allá del tanto anulado a Antonio Rudiger por fuera de juego, Alemania también tuvo lo suyo, sobre todo a partir de que decidió presionar en la salida de un contrario que arriesgaba con nervios de acero: de ese funambulismo nació más de una amenaza teutona, incluyendo una parada proverbial de Unai Simón sobre el tiro de Joshua Kimmich.
El choque tenía las fuerzas divididas y ninguno de los dos se contentaba con un punto. A la altura del '53, Luis Enrique optó por meter un '9' puro y Álvaro Morata sustituyó a Ferrán. Menos de 10 minutos después, Morata llegaba de atrás para rematar brillantemente el centro raso de Alba. 1x0 y Alemania se estaba yendo del Mundial.
Herida en lo más hondo, la Mannschaft se sacudió el impacto, puso en cancha a Sané y partió rumbo a la meta de Simón. Era la hora de sufrir para la selección ibérica, que aguantó como pudo ayudada por un tiro fortísimo pero muy centrado de Jamal Musiala, en jugada donde el joven talento se había plantado frente al portero del Athletic de Bilbao.
Al '83, el náufrago se agarró a la tabla. Un error en salida de Aymeric Laporte desembocó en el fierrazo cruzado de Niclas Fullkrug, y la escena quedó lista para que todo se decida el 1 de diciembre en los terceros juegos de la llave. Casi cumplido el trámite, Morata tuvo una de lujo que se le atragantó, y luego ya no pasó más.
España tendrá que sacar contra Japón su pasaporte a octavos, y Alemania se las verá con Costa Rica.
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