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El Gobierno cubano culpó al embargo comercial de Estados Unidos por los problemas de construcción de viviendas, escuelas y hospitales, así como de otras infraestructuras necesarias para el desarrollo del país y el bienestar de la población.
El “Informe sobre el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”, elaborado por las autoridades cubanas, calcula pérdidas superiores a los $18 millones de dólares en el sector de la construcción entre los meses de abril y diciembre de 2020.
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En su apartado sobre “Afectaciones al sector de la construcción”, el informe concluye que el sector está entre los más afectados por el embargo estadounidense. Las mayores afectaciones se produjeron, según el mismo, en la actividad de construcción de viviendas.
“La mayor carga recayó en la ejecución de viviendas, pues de no existir limitaciones para el acceso de Cuba a tecnologías constructivas más eficientes, ligeras, y de mayores rendimientos, se pudieran haber ahorrado cerca de 12. 2 millones de USD en la terminación de los edificios de más de 2 plantas, así como los rehabilitados y los sometidos a conservación”, señaló en su página web el ministerio de la Construcción (MICONS).
Pero no solo se ha visto afectada la construcción de viviendas. Según el MICONS, se estiman pérdidas de más de 5,4 millones de dólares que dejaron de ingresarse por la imposibilidad de exportar bienes, “una de las principales vías del país para captar divisas y desarrollarse”.
Como ejemplo de esto último, el informe del ministerio cita el caso del Grupo Empresarial de Materiales de la Construcción y la Empresa Exportadora e Importadora de la Construcción, que “dejaron de recibir ingresos por exportaciones debido a las limitaciones y al carácter extraterritorial del bloqueo”.
Entre las trabas a la construcción achacadas al embargo, las autoridades cubanas señalan los elevados gastos por concepto de fletes de entidades como la Empresa Exportadora e Importadora de Equipos para la Construcción.
“Al tener que recurrir a mercados más lejanos para adquirir productos de alta demanda y materias primas utilizadas en los programas de la vivienda y la industria de materiales”, el gobierno cubano incurre en gastos que podrían destinarse a la construcción en la isla.
Empresas como DINVAI Construcciones S.A, que presta servicios de ingeniería, diseño y construcción de obras de alta complejidad, reportaron pérdidas por “la imposibilidad de utilizar el dólar estadounidense en las transacciones comerciales y financieras cubanas con el exterior”, algo que la web del MICONS relaciona confusamente con “la variación del cambio de moneda”.
El informe también incluye afectaciones en la Empresa de Informática y Automatización para la Construcción. En ese sentido, aducen interrupciones de las telecomunicaciones que impiden “realizar búsquedas de ciertas informaciones y descargas de software de código abierto”, lo cual incide negativamente en el “desarrollo de los procesos constructivos”.
En conclusión, el gobierno cubano achaca los problemas de déficit habitacional, el estado lamentable de escuelas y hospitales, las ruinosas carreteras y la falta de infraestructuras en el país al embargo estadounidense. Ni un ápice de autocrítica en el informe.
Como resulta previsible, tampoco la prensa oficialista ofrece un análisis crítico de esta situación. Para Tribuna de la Habana, “si un sector está llamado a erigirse locomotora del desarrollo económico en Cuba es la construcción. Y lo fuera hace mucho rato de no ser por el bloqueo económico y financiero impuesto por Estados Unidos”.
El “bloqueo de la potencia más poderosa del planeta”, según Tribuna, imposibilita “establecer vínculos comerciales libremente”, pero no menciona las deudas condonadas por socios como Rusia o China, o por los miembros del Club de Paris. A pesar de la condonación, el gobierno cubano ha sido incapaz de pagar los nuevos créditos concedidos, ni de invertir en proyectos de desarrollo sostenibles, consiguiendo incluso que aliados como Rusia suspendiera varios proyectos de cooperación.
Tampoco menciona el medio oficialista las inversiones del régimen cubano destinadas a los "servicios empresariales, actividad inmobiliaria y de alquiler", que incluyen la inversión turística. Para Tribuna parece normal que un país con un desabastecimiento brutal de alimentos, medicinas y productos de primera necesidad, invierta en la construcción de hoteles y servicios turísticos 7,5 veces más que en la Agricultura y la ganadería; 3,5 veces más que en la Industria, o 72 veces más que en ciencia e innovación tecnológica
Por no hablar del costo de proyectos constructivos absurdos como la bandera de hormigón frente a la embajada de Estados Unidos o el kilómetro de carretera infinita en mitad de la nada que alumbró la mente del artista Wilfredo Prieto en las cercanías de Zaza del Medio.
De ambas obras se desconoce el monto y el pagador, pero considerando que el costo aproximado de un kilómetro de carretera (en terreno favorable) oscila en España entre los 2 y 4 millones de euros, ¿habrá pagado el artista la millonaria ejecución de su proyecto en medio de un área salvaje de Sancti Spiritus?
Desde su lejana galaxia de hoteles, campos de golf y marinas, el gobierno cubano no muestra voluntad de afrontar con realismo los problemas que aquejan al pueblo cubano. Para ellos, "pese a la coherencia con que el país implementa la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, el mayor obstáculo para su concreción continúa siendo el bloqueo estadounidense".
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