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La Habana, 14 feb (EFE).- La ronera cubana Havana Club, uno de los buques insignia de las exportaciones cubanas, descartó este jueves que una eventual reactivación del título III de la Ley Helms Burton por parte de Estados Unidos pueda perjudicar sus actividades.
"Todo el desarrollo de la marca a nivel internacional es muy sólido y no pensamos que una potencial activación del título III pueda afectar a la marca", afirmó el director general de la compañía, Christian Barre, durante la presentación de "Tributo 2019", uno de los rones de lujo de la firma.
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Barre señaló que no anticipan "riesgos mayores" debido a que "todo lo que se ha hecho desde la creación de la empresa en el año 93 se ha hecho de una forma perfectamente organizada y clara", y precisó que no puede opinar sobre el hecho de que la normativa estadounidense se reactive o no, porque "es totalmente ajeno a nuestra decisión o poder".
La compañía Havana Club Internacional, formada por la francesa Pernod Ricard y la empresa estatal cubana Cuba Ron, exporta en torno al 75 % de su producción anual a más de un centenar de países.
En enero pasado Estados Unidos anunció que evalúa activar una provisión legal -el título III de la ley Helms-Burton- que permitiría a los cubano-estadounidenses reclamar ante cortes de ese país propiedades que les fueron expropiadas tras la Revolución cubana liderada por Fidel Castro.
Esa normativa abriría las puertas a que los estadounidenses, incluidos cubanos naturalizados, demanden ante la Justicia de EE.UU. a las compañías que se están beneficiando de propiedades en Cuba que eran suyas antes de la Revolución.
El título III de la ley Helms-Burton, que endureció el embargo a la Isla, ha sido suspendido periódicamente desde su creación en 1996 por todos los Gobiernos de EE.UU., desde el encabezado por el presidente demócrata Bill Clinton (1993-2001) hasta el actual, liderado por el republicano Donald Trump.
La decisión generó alarma en el Consejo Comercial y Económico EE.UU.-Cuba, que reúne a compañías estadounidenses interesadas en aumentar el comercio con la Isla, puesto que la activación del título III podría afectar al intercambio comercial.
También provocó el rechazo del Gobierno cubano, cuyo presidente, Miguel Díaz-Canel, acusó al secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, de haber lanzado una "provocación injerencista, amenazadora, prepotente y violatoria del derecho internacional".
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