Jefferson Delgado: Un pelotero poco reconocido

Bateador derecho con poder, efectivo bateo en contra de su mano, siempre embasado, veloz sobre bases, excelente defensa en los jardines y la antesala, Jefferson Delgado es de esos que hubieran podido tener más historia de haber sido considerado.

Jefferson Delgado © Cortesía a CiberCuba
Jefferson Delgado Foto © Cortesía a CiberCuba

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Como sucede en ocasiones con grandes peloteros, sus potencialidades a veces no son aprovechadas al máximo; no son reconocidos a pesar de su grandeza. Bateador derecho con poder, efectivo bateo en contra de su mano, siempre embasado, veloz sobre bases, excelente defensa en los jardines y la antesala, Jefferson Delgado es de esos que hubieran podido tener más historia de haber sido considerado.

Nacido en el poblado de Santo Domingo, en Villa Clara, se destaca jugando por Matanzas. Impresionaba nada más verlo parado en home y sus batazos enardecían las gradas por la potencia que llevaban.


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Hoy, después de algún tiempo, me lo encuentro en Estados Unidos y para mí es un gran placer entrevistarlo y agradecerle su deferencia. ya que anda muy corto de tiempo, enfrascado entre otras tareas, en los 15 de su amada hija.

Inicios en Villa Clara, ¿siempre pelota, no practicaste otros deportes? ¿Cuándo y por qué te fuiste a jugar para Matanzas?

Nací en Santo Domingo, era vecino del remolcador Ariel Borrero, pero mi vida deportiva fue en Matanzas.

¿Qué es lo que más te gusta de la pelota, batear, fildear, correr?

Del béisbol me gusta todo, me gusta batear y defender. Después de que el Yuli Gurriel se fue, pude alcanzar varios premios guante de oro, bate de plata, mejor tercera base de Cuba, líder de bateadores por encima de 400; o sea, tuve éxitos y lo que me faltaba era ser campeón nacional y lo fui con Matanzas cuando Armando Ferrer dirigió.

¿Cómo se siente un tremendo jugador como tú cuando ve que no es reconocido como se debe?

¿Qué quieres que te diga? Cuando empecé con Víctor Mesa tuve buenos resultados; mi primer equipo Cuba fue cuando asistí a un torneo en Colombia. Después fui a la Liga Can-Am, muy buen nivel y siempre estaba discutiendo entre los primeros bateadores. Sabes que hacer buen evento internacional te garantizaba más eventos internacionales, eso es así.

En casi todos tuve buenos resultados y estaba todo bien. Pero, de momento pasó algo y es que, por ejemplo, para que me entiendas: un pelotero X se iba a Dominicana y al final no lo firmaban; regresaba e iba directo al equipo Cuba así, sin más, y me sacaban a mí. La justificación era que “si ya no daba jonrones”, no era el apropiado.

Pero yo sí bateaba mucho de línea, no cuadrangulares, pero sí impulsaba muchas carreras. Todos los años yo impulsaba 60, 65 carreras con 9 o 10 jonrones. Los líderes en jonrones eran Avilés, Viñales, Saavedra; ellos impulsaban 70 y algo carreras y metían 20 y más jonrones. Mi producción era buena, yo impulsaba. Entonces, claro está, me empecé a incomodar porque me engañaban mucho. ¡Me sacaron del equipo nacional y ya!... Me sentí muy engañado, estaba decepcionado.

Cuando hicieron la primera triangular, cuando hicieron aquel Centroamericano, formaron tres equipos, y en la Super Liga…, y yo no estaba en ninguno; todo fue porque tuve un encontronazo con Víctor Figueroa porque no nos entendimos. Fueron a verme los directivos de los Halcones de SoftBank, el mismo conjunto japonés donde estaban Alfredo Despaigne, Liván Moinelo y Yurisbel Gracial, porque estaban interesados en mí, y nos reunimos en el “Victoria de Girón”.

Figueroa era el manager y estaba también Wilfredo Menéndez, comisionado, y el señor que vino de Japón por los Halcones de SoftBank, y empezaron a valorar a Gracial, que venía de jugar short stop como tercera base. ¿Y entonces yo?

Respeto y admiro a Gracial, pero yo estaba muy bien en tercera y cambiarme a los jardines cuando Gracial juega el campo corto no me parecía justo. Pero, entonces, él dijo que se sentía mejor en la antesala y a mí me dijo que me tenían que correr para los jardines y me trató muy mal (que él lo sabe): “Si quieres juegas los jardines, si no, tú sabes...”. Y Gracial es gran atleta, pero yo también me merezco respeto y lo único que quería era que hablara conmigo, que se comunicara en buena forma y tuvimos unas palabras.

Figueroa no me puso más a jugar en la segunda mitad; cuando pidieron, refuerzos me sentó en el banco, yo no jugué más y se me cayó el contrato porque él declaró que yo era indisciplinado y, tú me conoces Julita, sabes que no soy así.

Sí estaba muy molesto, sí, pero en ningún momento dije que no iba a jugar; simplemente estaba defendiendo lo mío y creo que yo tenía mis razones porque muchas personas me apoyaron. Entonces, Figueroa hizo declaraciones en las redes y me hicieron entrevistas que si yo estaba lesionado, que si había cometido alguna indisciplina, y sabes que el béisbol de Japón es riguroso con eso. Ahí perdí mi contrato, y eso muchas personas no lo saben, hasta una “campañita” me hizo. Total, al otro año entró a dirigir Ferrer.

Internacionalmente integras el equipo Cuba al IV Clásico Mundial de Béisbol y al que nos representó en la Liga Can-Am 2017.

En el Clásico fui titular. Ese año logro el título de bateo con 403 en la Serie Nacional 56, convirtiéndome en el sexto matancero en lograr un título de bateo en Series Nacionales y el único en exceder los 400 de promedio.

También en la SNB 59 protagonicé un importante rol para Matanzas en la conquista del título de campeón, al resultar nuevamente el líder de bateo, esta vez con 388.

En total, Jefferson intervino en 15 Series Nacionales y sus estadísticas hablan por sí solas: en 3,179 turnos al bate conectó 1,038 hits (43 jonrones, 134 dobles y 17 triples); impulsó 477 carreras y anotó 500, mantuvo una línea ofensiva de .327/.402/.420 (AVG/OBP/SLG)... En 2022, el villaclareño-matancero se dio cuenta que su futuro y el de su familia no estaban en Cuba y así se lanza tras su sueño haciendo la conocida “travesía de los volcanes” desde Nicaragua hasta Estados Unidos.

¿Sabes cuántas veces yo estuve en Estados Unidos y nunca me quedé para después tener que hacer esa travesía? Me dolió porque yo nunca lo había pensado, pero la vida te obliga. Ay, Julita, a mí me vieron hasta scouts que decían que me querían. Fue uno a verme a New Jersey, venía de New York y me dijo que estaba interesado en mí desde la primera Liga Can-Am en la que me vio, eso era doble AA avanzada, y que se me veía bien dándole a la bola y muy bien en la defensa; que me querían para los Mets de Nueva York. Me dio una tarjeta y me dijo: “Un coterráneo tuyo y tú son los de interés para nosotros”; el otro era Yulieski Gurriel. Y me ofrecieron mucho dinero y... ¿puedes creerlo? Dije que no. Y siempre regresaba sin problemas. Mira la fidelidad y el patriotismo a dónde me llevaron.

Yo en Cuba no tenía casa, vivía alquilado con mi esposa embarazada otra vez y mi niña recién nacida en Los Arabos, y saltábamos de alquiler en alquiler porque no podías estar más de tres meses, porque si no tenías derecho a la casa, tú sabes las leyes en Cuba. La gente te alquilaba solo por tres meses, pasábamos mucho trabajo.

Estando en el Clásico Mundial, mis amistades me llamaban: “Oye, vi a tu esposa con la barriga grande y la niña pequeña en un coche en una mudada porque la sacaron del alquiler”... ¡Pude haberme quedado y no lo hacía! Nosotros llevamos 20 años de matrimonio y yo la llamaba y me decía: “Tranquilo, preocúpate de jugar bien que yo resuelvo con los niños y estamos bien”.

Le debo mucho a ella y siempre que salía del país me decía: “Cuando vayas a venir me llamas, para salir a la carretera para que veas dónde es el nuevo alquiler”, y así siempre. ¿Sabes lo que es eso? Esa incertidumbre, esa desatención, ese abandono de las autoridades deportivas y políticas.

Eso me chocaba porque yo decía: “¡Caramba, estoy en el equipo nacional, tengo resultados y ni una pequeña casa tengo! Al final me la dieron en Matanzas, gracias a Roger Machado, pues yo estuve de refuerzo en Ciego de Ávila y tuve buenos resultados. Allí me trataron muy bien y todavía conservo muy buenas amistades. Roger se reunió con los jefes de la provincia y me dijeron: “Si vienes para Ciego a jugar te damos una casa”, pero se filtró el comentario y me llama mi esposa y me dice: “Oye, ven que me entregaron la llave de una casa”, y me quedé en Matanzas. Así que para mí, la casa me la dio Roger… jajajaja.

Tú no sabes lo que sufrimos cuando mi niña me decía: “¿Papá, cuándo vamos a vivir en una casa que ya sea de nosotros, que nadie nos saque?̈”. Cuando nos dieron al fin la vivienda, le dije a mi esposa: “Deja que la niña escoja su cuarto”. Julita, esa casa no tenía ni closets; eran unos apartamentos que estaban a medio hacer, tuve que gastar mucho dinero.

O sea, que si Roger Machado no hubiera dicho que me llevaba para Ciego nunca me hubieran dado nada. Yo tuve que salir de Cuba por todo eso. Me sacaron del equipo nacional porque sí y tuve muchos disgustos. Me dije, bueno ya en breve no puedo jugar más béisbol porque por muy buen físico que tengas, Cuba es desgastante. Esos juegos a las dos de la tarde, la alimentación pésima; cada vez todo se iba deteriorando, sin una atención, pasando mucho trabajo.

Como nunca había luz, jamás podíamos jugar de noche; el terreno duro, en malas condiciones, yo no era un jovencito... ¡Me sentaba en mi casa a mirar el mar y decía: “¡Qué va, esto ya no hay quien lo aguante!”, y los precios en el mercado subiendo y las personas creen que un pelotero en Cuba es rico y yo cobraba 3,500 pesos cubanos para mantener a la familia, que no daban ni para cinco días.

Me quedaban dos series más, si acaso, y yo me veía igualito que el “Tati” Valdés, el zurdo de oro de la pelota cubana, tirado, abandonado, alcohólico, sentado en los contenes.

Víctor Mesa lo recogía, se lo llevaba en la guagua de nosotros, pero Julita, Jorge Luis Valdés entraba al estadio pidiendo un pantalón de pelotero y no se lo daban; a veces no lo dejaban entrar y cuando lo dejaban pasar al terreno no le daban almuerzo ni merienda y entre todos compartíamos para que él comiera… Y era el mejor zurdo del béisbol cubano... ¿Qué iba a quedar para mí cuando no pudiera jugar?

Y no era solo el Tati, yo veía a grandes como Fernando, Isasi… ¿Esperar yo ese destino? Así me lancé a la travesía y aquí estoy, esperando mi residencia y ayudando cuanto puedo a mi familia.

Ahora mismo estoy comprándole todo lo que puedo a mi hija que cumple los 15 añitos. Si me hubiese quedado cuando estaba bien, si hubiera desertado del equipo cuando era joven, estuviera ahora mismo viviendo la vida como quisiera; incluso, hubiera regresado a Cuba a jugar en el equipo nacional como un héroe y lleno de dinero porque hubiera firmado con un buen equipo y estuviera de aquí para allá.

Como le ha pasado a otros, como el mismo Frederich Cepeda que lo dio todo y lo dejaron como desecho tirado a un lado.

Así mismo es. No entiendo como no dejaron que Frederich Cepeda hiciera historia; hubiera sido el único pelotero que participaba en todos los Clásicos Mundiales. Lo dejaron fuera, ni que hubiera tanto talento en un conjunto vacío de talento; no lo dejaron ir y se lo merecía. Todo esto me hizo salir a buscar un mejor futuro para mí y mi familia.

Y ya que hablas del tema, ¿cómo te fue el recorrido?

Salí de La Habana hacia Nicaragua; de ahí, Guatemala hasta llegar a México, donde estuve unos días. Salí el 5 de septiembre de mi casa y entré a Estados Unidos el 20 del mismo mes de septiembre. Llegué tranquilo, sin problemas y contento de poder ayudar a mi familia. Vivo en Jacksonville, en Florida. Trabajo en una empresa de paneles eléctricos, soy como un almacenero y es buen trabajo.

Me va muy bien y sigo jugando béisbol aquí en la liga oficial de este lugar; son como 14 equipos, es como la Serie Nacional de Cuba. Hay muchos muchachos de calidad y este año quedé segundo en casi todo, estoy contento. Juego y trabajo. Soy un emprendedor: abrí una compañía de limpieza que va creciendo y en dos años he logrado muchas cosas.

Jefferson sigue jugando béisbol en Jacksonville, Florida, donde reside. Cortesía a CiberCuba

Mi familia está en Cuba, yo estoy solo aquí, pero, con la bendición de Dios y todo lo que me acompaña, espero tenerlos muy pronto a mi lado. Tengo mis papeles en regla, espero la residencia, así que todo va caminando.

Julita cuando yo venía para acá, te dije que fue en septiembre, y los niños empezaban el curso escolar, una mochila costaba 2,500 pesos y mi salario era de 3,000 pesos. Si yo fuera joven… ¡estaría buscando otro futuro en el béisbol!

¿Qué opinas de la pelota actual en Cuba?

La pelota cubana actual para nadie es un secreto que ha perdido mucho la motivación; el nivel ha bajado extraordinariamente, más con la fuga incesante de talentos. Es otra época. Un problema fundamental es la falta de motivación, porque ese debería ser el sustento para alimentar a tu familia y el salario no alcanza, ni se acerca a las necesidades; y eso, cuando pagan a tiempo.

Los implementos deportivos ya no existen, la alimentación de los deportistas no se compagina con el esfuerzo físico. Antes se veía muy mal a las personas que se iban del país; pero eso ya ha cambiado por la situación difícil que se vive en Cuba. Hay que buscar el sustento de la familia donde sea y como sea, y ya se ve más como un logro que como una traición. Es muy complicado mantener una familia con un salario mísero desde dentro de la isla; cobras muy poco y todo vale mucho.

Manager con el que mejor te hayas sentido

Hay diferentes etapas. Uno es Alfonso Urquiola, que para mí es de los más grandes; otro es Víctor Mesa, yo no tuve las mejores de las relaciones con él, pero si aprendí mucho y le debo mucho. Nunca tuve la oportunidad de decírselo; verdad que tenía sus métodos muy particulares, pero con él aprendí a comportarme en el terreno de béisbol, en la casa, en un restaurante. Nos enseñó a conducirnos en todos los ámbitos de la vida, nos enseñó buenos modales y en ese instante lo veíamos como un castigo; sin embargo, es todo lo contrario.

A mí me ha ayudado mucho en este país esa educación que nos dio y siempre voy a estar agradecido porque nos estaba formando, no solo para el terreno de béisbol sino para la vida en general.

Hoy puedo transmitirles esa educación a mis hijos, la verdad que era muy constante y lo veíamos como una tortura porque teníamos que entrar una hora antes al entrenamiento para que nos preparáramos y mira que lo criticamos. Hoy lo veo como una enseñanza, nos enseñó a pensar, nos decía que la mente lo controlaba todo y así es.

Ojalá él pueda leer esta entrevista porque nunca es tarde y quiero rectificar. Una vez tergiversaron una entrevista que di en el Latinoamericano cuando me preguntaron: “¿Y ahora que Víctor Mesa no está?”, y yo respondí: “Ahora vamos a trabajar con menos presión de la gente”, y el periodista dijo que el tercera base de Matanzas había dicho que ahora que Víctor Mesa no estaba iban a estar mejor, sin presión.

El periodista lo sacó de contexto, de toda la entrevista lo único que publicó fue eso. Y no era un secreto que donde estuviera Víctor Mesa había presión de la prensa y de todos los medios; él siempre ha sido muy mediático, y ahora Julita ¡qué bueno que me das la oportunidad de decirlo públicamente! Aquel reportero me utilizó, aquello me dolió, me hizo sentir mal. No fue lo que yo dije. Te reitero, no tuvimos las mejores relaciones porque era flexible con otros, pero a mí me llevaba muy duro, pero... ¡ahí está su ayuda! Fue una escuela y donde sea lo digo.

Con otro director que me he sentido bien es con Armando Ferrer, era uno más de nosotros, siempre confraternizando. Era uno más y buen estratega.

¿Qué harías ahora si fueras un joven pelotero que busca con ansia un futuro?

Si yo fuera joven estuviera batido por ir a las llamadas “fincas” en República Dominicana, en busca de una firma para un equipo de las Grandes Ligas que me diera la tranquilidad económica para mí y mi familia, como lo están haciendo todos esos muchachos talentosos. Mira, esta misma semana se han ido seis, entre lanzadores y jugadores de cuadro y jardines.

Además, estuviera luchando por ser bueno entre los buenos, poder decirle a mis hijos: “Jugué en el mejor béisbol del mundo”… No pudo ser… ¡Pero sí haré todo lo posible porque ellos cumplan sus sueños y sean felices!

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Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos


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