Unas veinte personas viven en condiciones de insalubridad y hacinadas en una antigua escuela convertida en albergue ubicada en el Consejo Popular Las Guásimas, en el municipio Arroyo Naranjo, en La Habana, informó el sitio independiente Cubanet.
Unos llevan en el inmueble unos meses, otros, más de un año. Los sacaron de sus casas por supuestos peligros de derrumbe, pero a todos, sin excepción, les dijeron que su permanencia en el viejo plantel era temporal.
Una anciana llamada Elena Rodríguez Tablado relató con tristeza que el método utilizado para sacarlos fue similar al que se empleaba en el tiempo del dictador Fulgencio Batista. “Nos amenazaron con traernos a la policía si no nos íbamos. Me siento mal, porque yo luché mucho por esto, en la clandestinidad, para ahora recibir ese trato”, dijo.
Yohana Reynoso Arenas, otra de las albergadas, contó que al trasladarlos los engañaron, les dijeron que irían para una villa con todo, pues pasarían solo tres días allí. “Aquí hay tupición, los niños, la mayoría han cogido sarna, están llenos de granos; la estamos pasando negras. Esto está lejísimo de todo, no hay médico, las condiciones son pésimas”, cuenta.
“Nuestras pertenencias se fueron perdiendo, dejaron un policía en el edificio, pero solo una semana, y no nos dejaron entrar; cuando quitaron la policía, se lo robaron todo”, añadió.
La situación de otras personas también sin viviendas fue comprobada por el profesor de origen cubano residente en Washington, Carlos Lazo. En una de sus recientes visitas a la capital, con algunos de sus estudiantes, a varias familias que lo perdieron todo tras el paso del tornado por La Habana el pasado enero, vieron que en algunos espacios del albergue viven hasta tres familias hacinadas.
En julio de 2018 Cubanet denunció el caso de un edificio situado en la calle Muralla, en La Habana Vieja, donde varias familias conviven entre mosquitos, ratas y escombros de derrumbes anteriores, y la única solución que les ofrece el gobierno es trasladarlos a un antiguo politécnico en la periferia de la ciudad.
Cuba tiene un déficit habitacional cercano al millón de viviendas, que las autoridades esperan resolver en esta década.
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