Maritza Banco Duque de Estrada, graduada de Ingeniera Civil, tuvo que emigrar del Oriente de Cuba hacia La Habana para poder subsistir. Desde entonces comenzó a cargar carretas con limones, piñas y acelgas para ganar el dinero del día a día.
"En Oriente somos personas, aquí en La Habana somos palestinos emigrantes que venimos a esta ciudad como si no fuéramos cubanos", dijo a Cubanet.
A pesar de que llegó a La Habana a abrirse camino, lo cierto es que esta profesional hoy día vive en pésimas condiciones de vivienda.
La emigración interna constituye un fenómeno bastante significativo a nivel de país. Las personas mayormente del Oriente de Cuba buscan posibilidades de una vida mejor en La Habana, lo que conlleva al hacinamiento en las casas, a las malas condiciones de vivienda en la periferia de la ciudad, a los asentamientos ilegales, la falta de empleo y hasta la discriminación.
Además de sobrellevar su condición de emigrante en su propio país, Maritza debe lidiar una diabetes crónica que la lleva a inyectarse insulina cuatro veces al día.
Para un enfermo en la Cuba de hoy todo se vuelve más difícil. En los últimos tiempos, la crisis de medicamentos afecta gravemente al país. Esto, a su vez, genera corrupción, ya que los mismos trabajadores revenden los productos cuando entran a las farmacias.
Maritza, con sus pocos recursos, debe pagar el ámpula a 30 pesos en la calle "porque nunca hay en la farmacia".
Discriminada por emigrar desde Oriente, enferma, sin un lugar decente donde vivir. Así, lamentablemente, vive esta ingeniera en Cuba.
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