Sólo 262 cubanos cuestionan en los debates de la Constitución la supremacía del Partido Comunista, según el Gobierno de la Isla

Sólo 262 cubanos cuestionaron que la Constitución blindara al Partido Comunista como fuerza política superior dirigente de la sociedad y el Estado en Cuba. Así lo explicó el pasado 21 de diciembre en la Asamblea Nacional del Poder Popular Homero Acosta, secretario del Consejo de Estado, encargado de presentar a los diputados los cambios registrados en el texto de la Carta Magna una vez finalizados los debates populares.

"Algunos cuestionaron su papel (del Partido), pero fíjense en el número: 262. Eso representa apenas el 0,03%, pero de algún modo cuestionan el papel del Partido. Otros, que no debía ser único", dijo Acosta.

Aunque 262 es un número superior a los 30 ciudadanos que pidieron la supresión del carácter socialista del Estado en Cuba, sigue siendo una cifra ridícula, comparada con los 192.408 cubanos que se manifestaron en contra de legalizar el matrimonio igualitario en la Isla.

En todo caso, dando por buenas las cifras oficiales del Gobierno de Miguel Díaz-Canel, hay más cubanos opuestos a la supremacía del Partido Comunista que al carácter socialista de Cuba.

Durante las 133.681 reuniones celebradas en el país entre el 13 de agosto y el 15 de noviembre, el artículo 68, que definía el matrimonio como la unión entre dos personas, fue el que más opiniones en contra recibió, acaparando el 24,57% del total de propuestas de modificación realizadas al texto constitucional.

Finalmente, el Gobierno cubano optó por eliminar de la Constitución la definición de matrimonio para zanjar la polémica y evitar que la Carta Magna que legaliza la propiedad privada y mantiene al Partido Comunista como fuerza superior del Estado, fuera a ser rechazada en las urnas el próximo 24 de febrero.

El artículo 5 de la Constitución define al Partido Comunista de Cuba como "único, martiano, fidelista, marxista y leninista". También dice que es "vanguardia organizada de la nación cubana, sustentado en su carácter democrático y la permanente vinculación con el pueblo, es la fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado.