El recién designado presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, está de visita en Santiago de Cuba.
La prensa oficialista lo siguió en su recorrido y mostró imágenes de los lugares que visitó. Una de las primeras paradas fue a una escuela ubicada en una de las comunidades más pobres del territorio, Chicharrones, donde el presidente conversó con los estudiantes preocupado por las condiciones del centro.
Adoctrinados para no disentir frente a los gobernantes, los alumnos dijeron que todo estaba bien. Las preguntas del mandatario se centraron en la limpieza de los baños, las actividades recreativas y sí tenían agua fría para tomar.
"Nos vamos muy contentos de saber que hay estudiantes com ustedes tan decentes, tan preparados y tan comprometidos con la Revolución", dijo.
Minutos después jugó un partido de baloncesto con ellos y, según la periodista de Radio Rebelde Angélica Paredes, logró anotar una canasta.
Visitó además varias obras en construcción y se interesó por la calidad de una dulcería en la localidad.
Luego se fue al poblado de El Cobre y, según cuentan, caminó más de un kilómetro bajo el sol. A su paso la gente gritaba la vieja consigna: Viva Fidel y la Revolución.
Díaz-Canel, que dijo que las decisiones importantes continuarían a cargo de Raúl Castro, se ha dedicado desde que llegó a la presidencia a lograr una empatía con el pueblo. A menudo sale a las calles, visita fábricas y centros de trabajo.
A él, obsesionado con resolver problemas como la basura en La Habana, le han dejado un país en ruinas y un cambio en la Constitución, cuyos errores o aciertos caerán bajo su mandato.
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