Éste es el testimonio de un cubano, seropositivo desde hace más de ocho años, que explica en este reporte de Cubanet cómo en los últimos meses la dramática escasez de medicamentos en la Isla también ha afectado a un sector tan delicado como es el programa de atención al VIH.
Rafael Ramírez Medina reside en Sagua La Grande (calle Calixto García 221 entre Maceo y Marta Abreu). Según relata, “primero se perdió el Tenofovir”, lo que supone que “sin indicaciones médicas ni opciones de sustitución, Ramírez aumentó la posibilidad de resistencia viral al abandonar los tres medicamentos establecidos y conformarse con dos”.
Sin embargo, luego desapareció también la Lamiduvina, así que tuvo que consumir solo un medicamento durante varios meses, corriendo el riesgo de empeorar su salud.
Son varios los seropositivos que han interrumpido las terapias antirretrovirales en Cuba en los últimos meses por falta de Lamivudina, considerado el más elemental de los medicamentos contra el Sida que se fabrican en la Isla.
La escasez de medicamentos ha sido una constante desde 2016 en Cuba. La causa principal ha sido la falta de financiamiento para pagar a los proveedores extranjeros de materias primas.
Sin embargo, según declaraciones realizadas a finales de 2017 por la directora de operaciones del Grupo de las Industrias Biotecnológica y Farmacéutica (BioCubaFarma), "la industria se ha ido recuperando” tras el paro de varias fábricas en los últimos dos años, y actualmente mantiene cierta estabilidad en la producción.
La funcionaria destacó que la escasez no impidió “la entrega estable de medicamentos al programa de VIH, así como de oncología”. El testimonio escuchado en este reportaje lo desmiente.
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