La recogida de materias primas es una actividad con la que personas con bajos recursos consiguen ingresos extra en Cuba.
Sin embargo, muchos de los recolectores señalan que las regulaciones, fraudes y malas prácticas hacen que el negocio sea rentable fundamentalmente para las “Casas de Compra” de la estatal Empresa de Recuperación de Materias Primas y para los compradores clandestinos.
Este reportaje de la independiente Diario de Cuba recoge testimonios de los actores implicados en el negocio. Un trabajador de un establecimiento de la barriada de Mantilla -que prefirió mantenerse en el anonimato- señaló: "No siempre compramos de todo, tenemos un plan mensual y un presupuesto que no podemos violar.
Hay Casas de Compra pequeñas como esta, donde no se puede adquirir toda la materia prima que nos llega por el espacio y las regulaciones", que han provocado el incremento de las casas de compra clandestinas donde los compradores suelen ser más flexibles y los vendedores se suelen sentir "más cómodos en cuanto al pesaje de la mercancía".
"Yo siempre pago un poco mejor el kilogramo que en las Casas de Compra, más bien aluminio y latas. Luego fundo todo el material en un horno y lo vendo a otros que hacen sillones, llantas de autos y otros útiles para el mercado negro", señaló un comprador en el mercado negro -que también prefirió no revelar su identidad.
No obstante, un recolector advierte de que se trata de un modo de vida "inestable". "Pasas noches acumulando materias primas y luego no las puedes vender… pero he tenido ventas de hasta 80 dólares en un mes, saliendo diariamente a buscar latas en basureros", afirmó.
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