Carlos Hernández Luján se ha preguntado "¿Qué haremos tras Barranquilla?". En un breve pero contundente análisis para el noticiero estelar de la televisión cubana, el periodista deportivo ha analizado algunos aspectos importantes derivados de la creciente caída del deporte cubano, evidenciada nuevamente en la competición centroamericana. Entre los aspectos subrayados ha destacado la necesidad de una apertura a empresas internacionales que apoyen el deporte cubano, tema tabú durante décadas en la Isla.
"No hay nada que inventar”, ha dicho, y alude a la necedidad de reorganizar y rescatar la pirámide del deporte en la Isla, que califica de “débil”.
Argumenta que faltan entrenadores, terrenos e instalaciones deportivas, implementos y también estímulos. A ello se suma la necesidad de mejoras en la industria deportiva, sólido baluarte para la masividad.
Según Hernández Luján, hay que mejorar los sistemas de competencias reevaluados por objetivos y no por resultados (como es ahora), lo que implica recursos, trabajo, voluntad y tiempo.
Ante ese panorama, el periodista llama a multiplicar el trabajo de divulgación y promoción para incrementar la inserción de deportistas cubanos en ligas foráneas.
Sobre los deportistas que ya triunfan fuera, ha recordado que sus éxitos son reflejo de su origen.
Destaca el periodista que la economía cubana no puede aguantar el creciente ritmo del deporte en el mundo, y por ese motivo se pregunta si no es el momento de que grandes empresas nacionales e internacionales entren a brindar su apoyo al deporte cubano. “Llegó la hora de un salto con categoría de récord mundial”, remató.
Con posterioridad, el periodista ha vuelto sobre el tema en una entrevista a varios periodistas para el espacio Cubavisión Deportes.
René Navarro y Jhonah Díaz ―pertenecientes a dos generaciones muy diferentes del periodismo deportivo―han aportado su visión sobre el papel desempeñado por el deporte cubano en los recientemente culminados Juegos Centroamericanos de Barranquila, en los que la Isla ocupó el segundo lugar por detrás de México, y no el primer puesto por países, como era su propósito.
¿Qué hacer para detener la caída del deporte cubano? ¿De qué manera se puede revertir la pérdida de calidad y de competitividad?
Mientras Navarro cree que no es un problema de dinero, la visión de Jhonah es mucho más abierta y alienta la entrada en el deporte cubano de patrocinadores, sponsors y la necesidad de recuperación de instalaciones como base para estimular las ganas de trabajar en materia deportiva.
René Navarro, por su parte, cree que se trata más bien de recuperar ciertos valores y conceptos sobre lo que es una escuela de iniciación deportiva escolar. Llama a aumentar la exigencia de talento desde la selección y la práctica del deporte en la base. En ese sentido, cree que hay que potenciar el deseo de trabajar desde abajo, en la promoción y formación de atletas.
Considera que no todo el problema es del INDER, sino que también a nivel municipal y provincial hay que trabajar más en pos del deporte, ser más creativos y crear enlaces y vínculos entre las instituciones.
La visión de Jhonah Díaz es más osada y sí cree que la falta de dinero y recursos es un tema fundamental a tratar. ¿Cómo fomentar la masivisidad si no hay instalaciones deportivas que alienten y estimulen a practicar deporte desde la base?
Díaz cree que con Barranquila se acabaron las frases hechas, los slogans y explica que el resultado “duele” porque los cubanos aman el deporte.
Insta, además, a dar apertura al regreso a competiciones a deportistas que se hayan ido del país, y cree que no se debe limitar la existencia de contratos personales firmados por deportistas cubanos, siempre y cuando partan de un compromiso de competir por Cuba, país que los formó y los educó deportivamente.
¿Por qué no pensar más allá y acudir a los canones internacionales?, se pregunta Díaz. ¿Por qué no pensar en publicidad, en dinero, un talonario que pueda potenciar al movimiento deportivo cubano, que bien lo merece?
No vemos la luz al final del túnel, sentencia el periodista en unas declaraciones que han despertado la admiración de múltiples internautas en las redes sociales, teniendo en cuenta que son muy contrarias al amateurismo que ha enarbolado el Gobierno cubano como bandera deportiva en los últimos 60 años.
Aunque Cuba ha evitado hablar de fracaso tras los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla, y ve la segunda plaza como "una demostración de fortaleza deportiva"; lo cierto es que abunda el desconcierto, y la pregunta "¿qué hacer con el deporte cubano?" se repite mucho por estos días en la Isla.
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