Desde el escenario del IV Coloquio Patria celebrado en la Universidad de La Habana, Lis Cuesta Peraza, directora nacional de eventos del ministerio de Cultura y esposa del gobernante cubano Miguel Díaz-Canel, compartió una mirada personal sobre los retos y contradicciones que enfrenta la mujer cubana de hoy.
En un extenso testimonio recogido por el medio oficialista Alma Plus TV, Cuesta abordó temas como el machismo, el papel de la familia, el desarrollo profesional femenino y la identidad dentro del aparato institucional del Estado cubano.
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"Ser mujer y dirigir, y llevar la familia, sigue siendo un reto", afirmó Cuesta, quien reconoció que pese a las seis décadas de políticas públicas "en defensa de las mujeres", como las impulsadas por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), todavía las cubanas enfrentan grandes obstáculos.
"Aunque estemos acompañadas de hombres que no sean machistas, que luchen por el desarrollo de las mujeres, seguimos llevando la preocupación mayor de la familia", subrayó.
Una de las partes más reveladoras de la entrevista fue cuando Cuesta rememoró su infancia y la figura de su padre, un militar jubilado, a quien describió como "machista" en el ámbito familiar.
"Un día me enteré por la televisión que mi padre no era machista. Lo estaban elogiando. Yo me quedé en una pieza, porque en la casa lo era. Sin embargo, a mí no me frenó. O a lo mejor, si lo intentó, no lo logró", contó.
La anécdota, dicha en tono personal, reveló una tensión latente: la existencia de un machismo estructural en instituciones claves del sistema cubano como las Fuerzas Armadas Revolucionarias, que se reproduce dentro del hogar y limita las trayectorias femeninas.
Sabiendo donde dice "peligro", Cuesta Peraza salió rápidamente a defender los logros de la FMC como plataforma de empoderamiento femenino en la llamada revolución. "Hoy nos quedan batallas por ganar, no son pocas, pero las vamos llevando bien", aseguró.
Cuesta Peraza se mostró orgullosa de su trayectoria dentro del sistema institucional, desde sus inicios como maestra en Holguín hasta su desempeño actual como organizadoras de festivales, como el fracasado San Remo, y eventos gastronómicos asesorada por su chef personal.
Desde su nacimiento en Sancti Spíritus, su formación holguinera y su llegada a La Habana, adonde se trajo a su madre y familia (pero no lo contó en la entrevista), la entrevistada intentó en todo momento mostrarse como una mujer sencilla y cercana.
A pesar del tono oficialista de sus declaraciones, reconoció sin ambages los límites de la equidad de género en Cuba, donde el ideal igualitario no siempre se refleja en la práctica.
"Nos viene bien resistir y avanzar", dijo Cuesta Peraza al final del bloque temático sobre el papel de la mujer, demostrando su fidelidad al pensamiento de Díaz-Canel, autor del decálogo de la “resistencia creativa” y “avanzamos y les duele”.
En tiempos donde el feminismo independiente en Cuba es perseguido y criminalizado, y los espacios críticos son mínimos, las palabras de Cuesta Peraza plasmaron el enfoque del feminismo oficialista: reivindicativo en lo discursivo, pero funcional al poder. Un discurso que no cuestiona la estructura que perpetúa las desigualdades, sino que apela a superarlas desde la obediencia institucional y la lealtad ideológica.
"Nos viene bien resistir y avanzar", dijo una mujer que exhibe sus relojes Cartier y otros complementos de lujo, pero que se le pone el corazón en “modo estropajo” con los apagones que sufren las cubanas, y obligan a miles de ellas a cocinar con leña las magras raciones diarias.
"Nos viene bien resistir y avanzar", dijo una mujer que no sufre apagones, problemas de transporte, falta de medicamentos, que tiene centros médicos privados para ella y sus familiares, que no pone un pie en una bodega desde que calza zapatos de Christian Louboutin.
"Nos viene bien resistir y avanzar", dijo una mujer que se ríe del sufrimiento de los cubanos llamando a su esposo “dictador de mi corazón” y colocándole de asesor personal a su hijito Manuel Anido Cuesta, un dandi sin oficio ni otro beneficio que terminar viviendo como millonario en España, de la mano de la estrella de La Colmenita, Ana de Armas, otra “federada empoderada” que lustra embelesada las botas de los machos del régimen.
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