En la economía cubana, el gobierno juega el papel de ese niño astuto del famoso chiste del guanajo, mientras el pueblo cubano está atrapado en un armario sin salida, viendo cómo le cambian constantemente las reglas del juego para seguir vaciándole los bolsillos.
Este ciclo de manipulación, disfrazado de “reformas económicas”, no es más que una elaborada estafa sostenida por décadas, con el objetivo de exprimir cada centavo de un pueblo agotado y desesperado.
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El CUC, el primer guanajo: "Señor, le vendo un guanajo"
Cuando en los años 90 el gobierno cubano introdujo el CUC (peso convertible), lo vendieron como la solución perfecta para un país que no podía acceder libremente al dólar debido al embargo.
"Dame tus dólares, y aquí tienes este guanajo nuevo llamado CUC. ¿El precio? 1 dólar = 1 CUC, que es igual de fuerte y convertible", decían.
Durante años, los cubanos tuvieron que cambiar su dinero duro, enviado por familiares en el extranjero, por un papel que solo servía en las tiendas estatales, donde los precios eran absurdamente altos.
Fin del CUC: "Señor, le compro el guanajo"
Pero, como en el chiste, un día el niño decidió que el guanajo del CUC ya no servía.
"Señor, le compro el guanajo. ¿A cuánto? ¡¡¡A 24 pesos!!!" . Y así, los cubanos se quedaron con papeles que no valían nada mientras el gobierno reciclaba las divisas para alimentar su maquinaria burocrática y militar.
El MLC, el guanajo digital: "Señor, le vendo el guanajo"
El próximo truco fue la creación del MLC (Moneda Libremente Convertible). Pero este guanajo no era físico; ahora el dinero debía estar en una tarjeta electrónica controlada por el gobierno .
“Pásame tus dólares a esta cuenta, y podrás comprar en nuestras tiendas especiales”, dijeron.
Pero las reglas del juego seguían siendo las mismas: precios abusivos, desabastecimiento generalizado y, lo más importante, el pueblo nunca tuvo acceso real al dólar que enviaban sus familiares. El dólar se quedaba en manos del gobierno, mientras los cubanos recibían una ilusión digital de riqueza.
A pesar de las promesas iniciales de que las tiendas en CUC no cerrarían, la realidad fue distinta. Muchas de estas tiendas fueron cerradas, o convertidas en establecimientos que operan en MLC, dejando a la población con menos opciones para adquirir bienes de primera necesidad.
De vuelta al dólar: "Señor, le compro el guanajo"
En un nuevo giro, el gobierno decidió crear una nueva tienda en dólares, donde no se puede pagar con MLC, y pronto veremos el reciclaje del discurso: "No vamos a cerrar las tiendas en MLC. Estas tiendas solo serán temporales, y usaremos lo que ganemos en ellas para suministrar las tiendas en MLC y pesos cubanos, y levantar la economía nacional".
Ahora, ¿a cuánto nos van a comprar el guanajo, digo, los MLC? Obviamente no será 1x1, porque entonces estas nuevas flamantes tiendas no tendrían sentido. ¿Nos darán nuevamente CUP por los MLC como hicieron ya con el CUC?
El ciclo infinito de la estafa
La esencia del chiste del guanajo es el ciclo infinito de explotación: el hombre atrapado en el armario nunca puede salir, y el niño siempre encuentra una forma de venderle el mismo guanajo.
En Cuba, este ciclo lo protagonizan las diferentes "reformas" económicas. Hoy el gobierno promete que el peso cubano será fuerte; mañana, que el peso convertible está garantizado; pasado mañana, que el MLC será la salvación. Pero siempre es el pueblo el que termina pagando la cuenta.
Hay que salir del armario
En el chiste, el hombre nunca escapa del armario porque el niño lo tiene amenazado, el hombre tiene terror de ser descubierto.
En Cuba, el pueblo sigue atrapado porque el gobierno controla el poder, legislativo, policial, militar y cada aspecto de la economía, desde la emisión de moneda hasta el comercio exterior.
La única manera de romper este ciclo es "liberar el guanajo", permitir que los cubanos controlen su propia economía, que puedan tener acceso directo a las divisas, importar libremente y establecer negocios sin la sombra del Estado sobre ellos.
Hasta que eso no ocurra, el guanajo seguirá cambiando de nombre: del CUC al CUP, del CUP al MLC y del vuelta al dólar. Y el pueblo cubano seguirá encerrado, pagando cada vez más por bienes de primera necesidad, siendo cada día más pobre.
Es hora de abrir el armario y dejar que el pueblo tome el control de su destino económico. Solo así se acabará la estafa perpetua.
P.D. Para el que no conoce el chiste del guanajo, aquí se lo dejo:
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