El nuevo supermercado inaugurado recientemente por el régimen cubano en el recinto del Hotel Gran Muthu Habana estrenó este sábado un bochornoso episodio de violencia entre clientes que hacían cola ante uno de sus mostradores.
Ubicado en la esquina de 3ra y 70 el establecimiento solo acepta dólares en efectivo o tarjetas vinculadas a cuentas en divisas para la compra de productos alimenticios y de higiene que escasean en Cuba.
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La escasez y las fricciones que provoca en la población el hecho de comprar productos de primera necesidad en una moneda en la que mayoritariamente no se pagan los salarios en Cuba, generan irritación y malestar entre la población, e incluso entre clientes “privilegiados” que pueden acceder a la oferta de este establecimiento.
Un video que circula por redes sociales mostró el momento en que una mujer y un joven se enfrentan en una de las filas de personas que se agolpaban en uno de los mostradores del supermercado donde, al parecer, se dispensaban quesos y otros productos lácteos.
Aunque no quedó claro el motivo de la discusión, el video captó el nivel de agresividad que mostraron los clientes enfrentados, quienes tuvieron que ser apaciguados por otras personas y guardias de seguridad del establecimiento.
Al momento de redactar esta nota también se desconoce cuál fue el resultado del enfrentamiento, o si las autoridades policiales tuvieron que intervenir en los hechos.
Más allá de estos detalles, el incidente puso en evidencia el malestar que permea a la sociedad cubana actual, que observa con incertidumbre creciente la llegada del nuevo año en el contexto de creciente dolarización impulsado por el gobierno de la “continuidad” de Miguel Díaz-Canel.
El incidente de violencia ocurrido en el nuevo supermercado en dólares ubicado en el Hotel Gran Muthu Habana no es un hecho aislado, sino parte de un patrón recurrente en la vida cotidiana de los cubanos, marcado por la escasez crónica de productos básicos y las crecientes desigualdades económicas.
En los últimos años, episodios similares han ocurrido en diversas provincias de la isla, reflejando el deterioro de las condiciones de vida y el impacto de la dolarización parcial de la economía.
Violencia en colas por alimentos y productos básicos
Las largas colas para adquirir productos de primera necesidad, como alimentos y gas licuado, se han convertido en un terreno fértil para la desesperación y la violencia.
En abril de 2022, una pelea tumultuaria en una cola para comprar aceite en un centro comercial cubano dejó a varias personas heridas y generó caos en la localidad. Similarmente, en septiembre de 2021, una trifulca entre decenas de personas en una cola para adquirir pollo en Alamar expuso el estrés colectivo que enfrentan los cubanos ante la falta de alimentos.
Más recientemente, en junio de 2024, en La Habana se registró una fuerte pelea en una cola para comprar pan, en medio de reportes de apagones que dificultaban el acceso a productos básicos. Este tipo de eventos se han replicado en diversas provincias, donde los cubanos deben enfrentarse no solo a la escasez, sino también al agotamiento físico y emocional causado por horas de espera en condiciones precarias.
Colas y dolarización: una combinación explosiva
La dolarización parcial de la economía, impulsada por el gobierno de Díaz-Canel, ha intensificado las desigualdades económicas.
En noviembre de 2024, enfrentamientos entre clientes desesperados por sacar dinero en bancos colapsados en La Habana evidenciaron el malestar creciente en la población.
Además, la dependencia de dólares en establecimientos exclusivos, como el supermercado del Hotel Gran Muthu Habana, ha generado un sentimiento de exclusión y privilegio que alimenta las tensiones sociales.
Un problema de raíz estructural
La violencia en colas refleja un problema estructural de la economía cubana, incapaz de satisfacer las necesidades básicas de la población.
En marzo de 2023, una pelea por salchichas en Isla de la Juventud volvió a mostrar cómo la falta de planificación y la dependencia de recursos limitados generan escenarios de desesperación colectiva.
Estos incidentes, cada vez más frecuentes, subrayan la necesidad de soluciones estructurales que vayan más allá de medidas paliativas. Mientras tanto, la población cubana sigue enfrentando el día a día con incertidumbre, violencia y desigualdad, agravados por una dolarización que excluye a la mayoría de los ciudadanos que dependen de salarios en pesos.
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