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Un médico de Santiago de Cuba, agotado de presenciar la muerte de pacientes por la falta de medicamentos e insumos, y ante la incapacidad del régimen para encontrar soluciones efectivas, comparó la precariedad del sistema de salud—durante décadas presentado como emblema del gobierno—con la muerte de la patria.
“Se nos murió la patria, carajo, y contra eso ya no hay nada que hacer”, concluyó un médico de la provincia oriental en una serie de reflexiones que compartió con CiberCuba.
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Según el galeno, la mayoría de sus conocidos mantiene algún tipo de contacto con personas en el extranjero y observa cómo la diáspora cubana lucha por alcanzar sus sueños: empleos bien remunerados, la compra de un automóvil o una nueva vivienda, o la obtención de créditos bancarios.
Mientras tanto, quienes permanecen en la isla se enfrentan a una realidad donde “la existencia se ha reducido a una carrera de supervivencia que se mueve en los estrechos márgenes de los apagones, la falta de agua, la búsqueda de efectivo, la preocupación por qué comer, y el constante lidiar con colas, escasez e inflación…”.
“¿Qué queda para los que estamos varados en isla sin lograr escapar? No creo que ningún cubano de a pie, que somos la mayoría, se preocupe hoy por comprar un carro, o dónde ir de vacaciones el próximo año, o reparar o construir una casa, o cualquier otro plan tan natural para quien vive en otro país”, dijo con profunda frustración.
El médico, cuyo salario como especialista apenas le alcanza para comprar unas pocas libras de arroz, yuca, plátano y quimbombó, admitió que “de vez en cuando nos damos el ‘lujo’ de un par de libras de picadillo de pollo o unos muslitos”.
Añadió que ya ni se plantea la posibilidad de disfrutar “del preciado café en las mañanas, la añorada azúcar para los dulces y refrescos, y mucho menos leche, queso o mantequilla”, productos que describió como “ciencia ficción desde hace tiempo para la mayoría de la población”.
“La gente vive sin sueños, sin esperanzas, sin un mañana en el que creer. Han perdido el anhelo de un cambio y solo queda la espera de escapar, de emigrar, para, como sienten muchos, nunca más volver a Cuba”, concluyó.
El médico santiaguero destacó que, aunque no puede viajar como aquellos con familiares en el extranjero, al menos desearía tener la libertad de contar con un pasaporte y no ser tratado como un criminal por el régimen, a pesar de sus más de tres décadas de servicio.
La realidad de los galenos cubanos es que viven una férrea regulación contra la cual resulta muy difícil lidiar.
Los médicos tienen pocas opciones: si desertan de una misión, no pueden regresar al país durante varios años, lo cual significa renunciar a la familia. Este caso se ve dificultado cuando tienen parientes de edad avanzada o niños pequeños.
De ahí que muchos opten por pedir permisos temporales de salida, con el riesgo de que, si regresan, vuelven a estar regulados.
La opción más “segura” es solicitar permiso definitivo de salida del país, para lo cual deben “justificar” el motivo del viaje; sin embargo, el régimen suele retrasar la respuesta a estos reclamos, y aprobarlos luego de años de batalla que incluye –en varios casos– visitas para “implorar” a los principales cuadros del Ministerio de Salud para que aprueben la liberación.
Todo ello tiene su origen en 2023, cuando el gobierno cubano decidió restringir aún más los viajes al extranjero de especialistas médicos, estomatólogos, técnicos sanitarios y licenciados en Enfermería, debido al éxodo masivo que experimentó el sector en 2022.
La decisión fue adelantada por el director de Capital Humano del Ministerio de Salud Pública (MINSAP), Marcos del Risco del Río, en una videoconferencia en la que pidió "discreción".
Sin embargo, posteriormente el MINSAP aclaró que "no existe regulación migratoria para los médicos especialistas en Medicina General Integral, ni médicos recién graduados"; una postura que corresponde con su afán de alquilar a países extranjeros el mayor número posible de especialistas.
Los estomatólogos y enfermeros también escapan de ese férreo control. No obstante, son constantes las denuncias de los médicos cubanos especialistas, quienes acuden a las oficinas del carnet de identidad a sacar sus pasaportes y son notificados que no pueden hacerlo por estar “regulados”.
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