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En días recientes, representantes de la sociedad civil cubana pusieron sobre la mesa un tema de discusión que denota la madurez política que empiezan a mostrar los diferentes actores que se oponen al régimen totalitario y reclaman una transición a la democracia en el país.
Concentradas en denunciar las violaciones de los derechos humanos, la falta de libertades y la represión que ejerce la dictadura, las voces de opositores, activistas, periodistas independientes y otros actores de la sociedad civil, han pospuesto el diálogo social necesario para abrir las vías para el cambio que reclama mayoritariamente la sociedad cubana.
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Aplastada de manera cruenta la oportunidad que significó el Proyecto Varela impulsado por el líder del Movimiento Cristiano de Liberación, Oswaldo Payá Sardiñas –quien falleció junto a Harold Cepero Escalante en oscuras circunstancias- y silenciadas otras iniciativas mediante brutal represión y censura (como Estado de SATS, CubaDecide o Cuba Siglo XXI), la sociedad civil en Cuba sigue huérfana de un debate sobre “visiones de país” que aglutine y conduzca la diversidad de enfoques por un cauce de acción.
Se suma a esta carencia la labor de la contrainteligencia del régimen cubano, que concentra ingentes recursos para perseguir, encerrar y destruir todo foco de pensamiento que irradie ideas renovadoras y revulsivas hacia la sociedad. En ese sentido, hay que reconocer el efecto paralizante extendido entre los cubanos por la Seguridad del Estado, ya sea utilizando métodos violentos o sembrando la división y la confusión entre los actores de la sociedad civil, muchas veces con pseudo proyectos de cambio y de “oposición leal”.
Sin embargo, impulsada por los vientos de cambio en Venezuela y la esperanza que transmite la lucha de los venezolanos por recuperar la democracia y el imperio de la ley en su país, son muchos los cubanos que se percatan de la necesidad de avanzar un poco más allá de la denuncia de la dictadura y unir las diversas voces de la Isla y el exilio para crear una masa social crítica que fuerce el cerrojo del régimen, y se abra Cuba a un cambio después del agotamiento de un “proyecto revolucionario” que lleva más de 65 años en el poder, imponiendo de forma violenta y totalitaria un modelo comunista que ha destruido la vida cívica, la riqueza y la libertad de los cubanos.
Aunque lejos todavía del nivel de organización política de los venezolanos, así como de sus niveles de libertad de expresión y prensa, los actores de la sociedad civil cubana empiezan a pensar en ese “día de mañana” en que la dictadura pierda sus apoyos internos y externos, y caiga.
¿Cómo se da forma a un proceso de transición, qué condiciones se tiene que alcanzar, cómo se alcanzan? ¿Qué papel ejercen los activistas, los gremios, la prensa independiente, las organizaciones y los líderes de la oposición en ese proceso? No es un tema sencillo, desde luego, pero la sociedad civil está abriendo ese camino en debates que cada vez concitan más la atención en redes sociales, en publicaciones, en el exilio, o en las colas, ese foro del pueblo llano.
“Hace unas semanas, Edmundo Dantés Junior, destacado influencer, publicó una encuesta donde invitaba a proponer candidatos presidenciales para la Cuba que soñamos”, dijo en Facebook el activista cubano Javier Bobadilla reflexionando sobre la pregunta lanzada por el popular perfil de redes sociales.
En concreto, Edmundo Dantés Junior preguntó: “¿Quién te gustaría que fuera el presidente de Cuba cuando se caiga la cosa?”. Su análisis de las respuestas recibidas pone el foco en las expectativas que conforman el discurso social de la Cuba actual y constituye una muestra de las ideas fuerza que recorren de manera abierta y oculta a la sociedad civil que anhela un cambio.
¿Qué conclusiones se desprenden de la encuesta del activista?
“Analizando las características de los elegidos (serios), se busca alguien inteligente, con sentido del humor, buena oratoria. Que sepa escribir y explicar. Que escuche y sea consecuente. Valiente, que no tema decir la verdad y en lo que cree sea cuál sea la consecuencia. Alguien entre 30 y 60 años con los pies en la tierra, sentido de la justicia y la igualdad de derechos. Que crea en la democracia y en el individuo pensante que decide por sí mismo. Alguien con sentido de la justicia”, apuntó Edmundo Dantés Junior.
Asimismo, observó que “casi todos eligieron a personas que admiran. No que necesariamente sean políticos, quieran serlo o fueran buenos en eso. Pero está bien, admirar es importante. Respetar a quien nos dirija”.
“Cuando llegue el momento hay muchos planes para la transición, proyectos y muchas personas detrás. Sigo pensando que esos proyectos deben buscar una forma de ser conocidos por toda la población de una manera que la población entienda, no solamente estar ahí. Hay muchos cubanos dignos, muchos, y con muchas ideas. Cuando llegue el momento espero estemos menos traumados, sepamos que tenemos derecho a votar/elegir a nuestro presidente porque nosotros, el pueblo es quien vivirá esa realidad y sus consecuencias”, añadió.
Tal y como destacó Bobadilla, la lista resultante de la encuesta la encabezaron la intelectual, activista y académica Alina Bárbara López Hernández y el sacerdote Alberto Reyes, dos figuras de solidez teórica, potente oratoria e integridad moral. Pero sonaron otros nombres de la sociedad civil entre las voces que salpicaron la encuesta de burlas y sarcasmos.
“¿Te preguntaron por el Día Después? El día que seas libre. ¿Qué vas a hacer? El día después es cuando la libertad te abruma… Se llama Impotencia Aprendida (Learned Helplessness). Es el comportamiento producto de la depresión crónica y la negación del control sobre tu propia vida. ¿Has visto a la gente viviendo en animación suspendida esperando la salida del país? ¿Nada va a cambiar? Síntomas claros de impotencia aprendida. Llevas toda tu vida en una relación de abuso psicológico con un narcisista. Te enseñaron que eras mierda y te lo creíste, y ahora es parte de ti. Eso también hay que eliminarlo de raíz”, reflexionó Bobadilla.
Invitando a la participación activa en ese debate, el activista reconoció que “en esa lista hay gente por la que yo votaría en unas elecciones presidenciales, porque se han ganado mi confianza. Además, en esa lista hay diversidad, desde social democracia hasta derecha conservadora”.
“Es hora de que nos tomemos esto en serio. Les digo aún más. En esa lista hay gente dispuesta a asumir la responsabilidad, y echarse arriba un país. Vi la lista y me la voy a tomar en serio, porque yo vi Presidentes, Primeros Ministros y Ministros. Así, con mayúscula inicial”, propuso.
“¿Yo sería Presidente? Sí, joder, si hasta un imbécil como Maduro es presidente. ¿Alina sería Presidente? Sí, mejor que yo. ¿El Padre Alberto sería Presidente? ¿Un Presidente hará por sí solo una nación? No. Nosotros haremos la nación alrededor del Presidente. Así es como va a funcionar. Créetelo, porque ya va siendo hora”, concluyó.
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