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El gobierno cubano dedicará el Festival de Boleros a la prestigiosa cantante Olga Guillot, quien lleva más de seis décadas censurada en la Isla desde que se marchó definitivamente en 1961.
Rodulfo Vaillant García, presidente en el Comité Provincial de la UNEAC en Santiago de Cuba, anunció que el certamen le rendirá homenaje por ser nacida en esa provincia y ser "un orgullo de esa ciudad".
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El directivo señaló en Facebook que la Guillot es una de las cantantes más populares que ha dado Cuba y que fue escuchada en varias partes del mundo.
"En la década del 50 del siglo pasado fue dentro de las cancioneras románticas la líder en cuanto a la preferencia del público cubano", dijo, sin hacer mención a la censura que sufrió en su patria.
Reconocida mundialmente como la Reina del Bolero, Olga Guillot fue una de las tantas artistas que nunca comulgó con el comunismo y por ello debió marcharse al exilio muy pronto. El régimen nunca se lo perdonó, y al igual que hizo con su gran amiga Celia Cruz, su música y sus discos fueron totalmente proscritos de los medios de difusión.
Nacida el 9 de octubre de 1922, empezó su carrera muy joven en un dúo y un cuarteto, pero pronto se vio que tenía cualidades para ser solista y así debutó en La Habana en 1945, alcanzando un éxito inmediato.
Tras llevar su arte por los escenarios de Cuba, Estados Unidos, América Latina y varios países de Europa, a comienzos de 1961, cuando era la figura principal del show Serenata Mulata, del cabaret del hotel Capri, decidió irse a Venezuela con su hija.
Dijo que no volvería a su amada patria hasta que los Castro no dejaran el poder, y murió sin cumplir su sueño, en 2010, en el hospital Mont Sinaí, de Miami Beach, de un ataque cardiaco.
Tras el exilio siguió su carrera llena de triunfos. En 1963, la Academia de Artes John F. Kennedy, de Hollywood, le otorgó el premio Golden Palm como la Mejor Bolerista de América Latina. Al año siguiente hizo su primer concierto en el Carnegie Hall, de Nueva York. Actuó también en el Teatro Paramount, de Broadway y en el Olympia de París.
Su compromiso con la libertad de Cuba la llevó a participar en numeroso actos contra la dictadura. En 1994 visitó la base norteamericana de Guantánamo, donde recibió un gran homenaje de miles de cubanos. "No descansaremos hasta que Cuba sea libre", dijo entonces.
A su muerte, el poeta cubano Sigfredo Ariel relató en el portal Cuban Art News lo que respondió en una ocasión en la radio cuando le pidieron que dijera un solo deseo: "Tomarme una taza de café con leche ante una puesta de sol, allá, en el malecón".
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