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Los trenes nacionales en Cuba, que van desde el Occidente hasta el Oriente del país y viceversa, han tenido que cambiar su ruta de viaje debido a la afectación en la Línea Central, producto del descarrilamiento del tren extra 900 que transportaba crudo con destino a la refinería Sergio Soto de Cabaiguán, en Sancti Spíritus.
El accidente ferroviario afectó aproximadamente 300 metros de vía, un daño que es catalogado como considerable por los directivos cubanos.
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Según José Lorenzo García, director de Transporte en la Administración Provincial del Poder Popular en Sancti Spíritus, citado por el semanario oficialista Escambray, para lograr arreglar los elementos dañados “es necesario acometer el cambio de unas 400 traviesas de hormigón, trabajos en los que participan de forma combinada fuerzas de diversas áreas del Ferrocarril del territorio, el país y requieren también el empleo de equipamiento especializado”.
Por ello, los trenes han continuado su circulación por el ramal Zaza del Medio, el cual es secundario, y por lo tanto requiere de maniobras detalladas de los maquinistas, así como una menor velocidad.
“Hasta la madrugada del domingo sumaba el paso de nueve trenes sin reportarse ningún contratiempo”, aseguró la fuente al citado medio.
El Ministro del Transporte cubano, Eduardo Rodríguez Dávila, utilizó su perfil en la red social Facebook para detallar sobre el estado de la reparación de esta línea férrea que comunica a casi todo el país.
“Dentro del tramo afectado hay un puente de 60 metros de longitud y 20 metros de altura que complejiza aún más los trabajos de reparación por el peligro que representa operar de forma manual sobre este”, aseguró el ministro cubano, uno de los pocos dentro del gobierno de Miguel Díaz-Canel que tiene una estructura comunicativa adecuada para el contexto cubano, caracterizado por el ocultamiento de la información.
El funcionario agregó que “las labores en el horario nocturno se hacen engorrosas por la geografía del tramo donde predominan los taludes altos en la infraestructura, lo que puede provocar caídas y desprendimientos de la piedra o materiales de vía”.
Aun así, prevén que la circulación comience en la tarde de este lunes a 20 hm/h, hasta “lograr el restablecimiento total de los parámetros técnicos de la vía férrea, que permita la circulación ferroviaria a las velocidades autorizadas de acuerdo al itinerario”.
Este domingo, los directivos de la Unión de Ferrocarriles de Cuba descartaron que el accidente haya sido producto de un sabotaje.
El ministro Dávila Rodríguez, informó sobre la creación de una “comisión de investigación”, en la cual se realizaron operaciones como la “inspección ocular del lugar, identificando el punto de inicio del descarrilamiento; tramo recorrido por los vagones descarriados, recorriendo 224 metros; medición de los parámetros técnicos de la vía, 300 metros antes del punto de inicio del descarrilamiento del tren, comprobando la existencia de desniveles relativos que pudieron haber incidido en el accidente, en combinación con otros factores. Se realiza la inspección técnica de los vagones de la formación del tren para verificar cualquier defecto, que pudiera estar también incidiendo”.
Expresó que “se le tomaron declaraciones a los tripulantes del tren, para comprobar su actuación en el suceso”, y que "una vez concluyan las investigaciones se delimitarán las responsabilidades y se adoptarán las medidas correctivas correspondientes.
El gobierno cubano también aseguró que no hubo derrame de petróleo, aunque en unos datos confusos, autoridades oficiales dijeron que al principio del descarrilamiento y la caída de vagones, se había producido inicialmente un pequeño derrame.
Mijail Bonachea Crespo, director de la empresa petrolera espirituana, dijo a Radio Cabaiguán, que en la tarde-noche del domingo se realizó una compleja y delicada operación para la extracción del combustible de los vagones volcados por el descarrilamiento.
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