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El reconocido escritor cubano Leonardo Padura recordó, desde su nueva columna de Opinión en el diario El País, las celebraciones de Navidad en Cuba, su isla natal donde se encuentra para pasar estas fechas, a pesar de “una pletórica de carencias, de ausencias materiales y físicas”, en un mundo que vive “nuevas guerras” y “nuevas crisis”, señaló el autor.
Con el título de “Cuento navideño…y próspero año nuevo”, esta primera entrega de las que cada domingo al mes hará Padura para los lectores del prestigioso diario español, hace un viaje en toda la cronología navideña cubana después de la llegada de Fidel Castro al poder en 1959.
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Dice el creador del detective Mario Conde que en 1962, cuando el dictador Castro hizo un anuncio en el que prometió que “cada familia cubana tendría un turrón de Jijona para el festejo, y encargó a la localidad alicantina una cifra millonaria de tabletas que puso en tensión a las fábricas productoras de esa región española. Y sí, cada familia cubana tuvo su turrón”.
Pero siete años después vino la demonización de los festejos. El dictador decidió prohibir los festejos, en tanto había muchos cubanos laborando en la producción de 10 millones de toneladas de azúcar, los cuales “serían el trampolín del salto económico que sacaría al país del subdesarrollo”.
Aunque muchas familias cumplieron el mandato, otras, como la de Padura, continuaron llevando adelante los festejos, en lo que consideró un “acto de resistencia silenciosa, sostenida en el espacio doméstico”, que “tenía en su esencia un significado que iba por encima de cualquier condición política o incluso religiosa”.
“Era la ambientación más propicia para que la familia se sintiera familia y cenara el día de Nochebuena en una mesa donde siempre se procuró, incluso en tiempos de muchas carencias, que no faltaran el cerdo asado, los frijoles negros y la yuca aderezada con ajo y naranjas agrias y, como postre, si había aparecido por algún camino misterioso, un turrón español o, al menos, un modesto sucedáneo cubano”, señaló en su nota el recientemente agasajado por la Casa de América en Madrid.
Con su escrito, Padura recuerda que la Navidad en la isla tiene una historia muy particular.
“Al triunfo de la revolución, y como parte de las discordias emprendidas entre el nuevo gobierno y la iglesia, la Navidad, como cualquier otro evento religioso fue víctima de la amnesia más completa por parte de las autoridades”, recoge un artículo publicado por Cibercuba.
Además agrega que durante casi tres décadas las celebraciones del 25 de diciembre pasaron como otro día cualquiera, "salvo para un grupo reducido, quienes, a pesar de todo, mantuvieron su práctica de fe, unos más públicamente que otros".
A partir de 1997, año en que el fallecido Papa Juan Pablo II visitó a Cuba, comenzaron a verse otra vez símbolos de la navidad en el país. Incluso, a nivel público, en establecimientos comerciales, muy exclusivamente, se volvieron a ver motivos navideños en las vidrieras y en el resto de la instalación.
Este año, un mensaje anónimo se ha hecho viral en el cierre del 2023, cuestionando cómo pueden ser felices las fiestas navideñas en Cuba en medio de la actual crisis que atraviesa el país.
Bajo el título "¿Feliz Navidad?", el autor invita a los cubanos a reflexionar sobre las razones por las cuales, en muchos hogares, hay cada vez menos motivos para celebrar durante las emotivas fiestas de fin de año.
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