El gobierno cubano admitió este miércoles las dificultades y carencia de créditos para garantizar los alimentos de la canasta básica normada de la población, cuando se acerca el final de un año que habían augurado sería mejor para Cuba.
Pero la realidad sigue echando por tierra los vaticinios triunfalistas que hicieron a inicios de 2023 quienes dirigen el país. El viceprimer ministro y ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, volvió a decir que la “economía está en una situación compleja” y reconoció que no tienen créditos para comprar alimentos, recurriendo a las justificaciones habituales de la crisis mundial, la subida de los precios y el impacto del embargo de Estados Unidos.
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En una comparecencia en el programa televisivo oficial Mesa Redonda, el ministro afirmó que el ciento por ciento de la canasta es importada y “con mucho esfuerzo” han tratado de garantizar productos como la leche para los niños (solo los menores de 0 a 7 años reciben el alimento), el pan, el café y el arroz, aunque no mencionó otros alimentos como el aceite, los frijoles, el azúcar y el pollo, por solo citar algunos ejemplos, que también se entregan de manera racionada a los cubanos.
“Hemos tenido en el transcurso del año atrasos en las entregas, algunos productos no se han podido entregar en tiempo. El ciento por ciento de la canasta es importada”, explicó. “Se ha incrementado el precio de los alimentos en el mercado internacional. Hay países que han impuesto restricciones para exportar sus productos y garantizar su autoabastecimiento”.
Dijo que el gobierno ha hecho mucho esfuerzo para asegurar la leche para los niños, “aunque ha habido momentos en los cuales no ha sido posible”, y señaló como una de las dificultades los problemas con el combustible para transportarla a todo el país.
“Como estamos trabajando sin inventario en los territorios y estamos distribuyendo prácticamente al día, si el camión llega tarde, hoy no hay, hay mañana. Es complejo”, comentó al referirse a la distribución de los productos que se venden por la libreta de racionamiento a los cubanos.
Sobre el pan que se vende en las bodegas cubanas, alegó que su fabricación lleva 770 toneladas de harina para entregar el pan de un día a la población de todo el país y el trigo es importado.
Gil aseguró que para octubre disponen del arroz para asegurar la venta normada, aunque no va a ser posible distribuir la totalidad del alimento en los primeros días del mes, debido a demoras en el arribo de barcos, que llegarán en el transcurso de ese mes. “Podemos asegurar que lo que está previsto en la canasta se va a entregar”, aunque con retraso, el cual minimizó usando el eufemismo “desplazamiento en el tiempo”.
“Estamos trabajando para mantener la leche y el pan, con mucha presión, mucha tensión, puede haber baches en algunos territorios, pero el combustible que eso requiere está priorizado”, sostuvo.
Asimismo, se refirió a la preocupación de la población con el café. “No estamos en tiempo de producción nacional de café, que se iniciará a partir de noviembre, y el importado debe llegar en octubre”, cuando se distribuirá.
Habló, además, de la intención de restablecer la distribución normada del producto, a partir de que se incorpore el café producido en el país. Y aprovechó para quejarse del precio del producto en el mercado internacional, que está por encima de los 2,000 dólares por tonelada. En los últimos tres o cuatro meses, no se ha vendido café por la libreta a los cubanos.
El ministro de Economía dijo que el país debe “depender cada vez más de lo que seamos capaces de producir. No podemos asumir el compromiso permanentemente de que vamos a distribuir por la canasta de forma equitativa lo que importamos. Nosotros podemos y debemos asumir el compromiso de repartir con equidad lo que somos capaces de producir”.
Sin dejar de justificar las carencias y limitaciones con el embargo y las sanciones de Estados Unidos a Cuba, Gil admitió que el país tiene que incrementar las producciones nacionales, para lo que hace falta insumos y combustible, y redirigir financiamiento hacia estas.
Añadió que se están trabajando en los territorios en “un balance de producciones locales”, para que determinados productos tengan una comercialización territorial y regulada, no exactamente de la canasta, pero mencionó que incluso se incluirían los cárnicos.
“En varios territorios hay ofertas de productos cárnicos que pueden tener una comercialización más equitativa si los encaminamos a través de la regulación de las ventas”, dijo en su intervención, en la que no tocó un tema sensible para los cubanos, como es la deprimida producción de carne de puerco, un alimento que hoy resulta casi imposible de adquirir por la inmensa mayoría de la población, debido a su escasez y excesivos precios.
No obstante, admitió: “No tenemos la divisa ni la capacidad para mantener, con los niveles de precios actuales, la importación de algunos productos para la canasta, incluso cárnicos, el pollo y MDM (masa deshuesada mecánicamente), que está por encima de 1,000 dólares por tonelada (…). Nada de esto lo podemos ver alejado de la situación internacional”.
Antes de hablar sobre los problemas de la canasta básica, el ministro aludió a la situación general de la economía del país, severamente golpeada por la escasez de combustible.
“Los efectos se ven en el día, impactos tenemos y lo vivimos en el día a día. La economía está en una situación compleja, con déficit de oferta, inflación. Habrá una disminución de algunas actividades porque hay que priorizar otras”, advirtió.
La Mesa Redonda de este miércoles, en la que también compareció el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, se realizó en momentos en que el gobierno ha comenzado a anunciar medidas para paliar la severa crisis energética que afecta al país.
Aunque ambos ministros minimizaron la debacle económica y desecharon que el país esté “en cero de combustible”, las medidas que se están implementando apuntan a una crisis extrema, similar a la que ya encaró Cuba en los años 90 del pasado siglo, con la “Opción cero” del Periodo Especial, luego de la caída de la URSS, que era su proveedor de combustibles.
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