El tardocastrismo acaba de rectificar uno de los atropellos más lesivos contra la emigración: las jugosas prórrogas cada dos años de pasaportes que solo sirven para entrar y salir de la cárcel hambrienta; pero no ha aclarado aún si eliminará la discriminación de desterrados y regulados y otras cuestiones de máximo interés para los cubanos.
La dictadura más vieja de Occidente sigue apostando por una emigración silente ante sus desmanes y que pague religiosamente; potenciando la figura del gusañero activo, que critica el embargo estadounidense, pero no se atreve a condenar los atropellos contra sus hermanos dentro y fuera de Cuba.
La casta verde oliva y enguayaberada sigue viendo a los emigrados como fuente de financiamiento del desmesurado Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) y mantenedores de sus familias-rehenes; desde el plan promovido por el coronel (r) José Boajasan Marrawi, exjefe del departamento Q-2 (Exilio) de la entonces Dirección General de Inteligencia que; a su vez, lo había copiado de los soviéticos.
Obviamente, el anuncio tiene una clara motivación económica, aunque parezca un gesto hacia la maltratada y solidaria emigración, como reza la cantaleta oficial y amplificará la prensa pagada por el partido comunista.
El anuncio también es político porque ocurre en vísperas de la primera visita oficial del español José Borrell, Alto Representante de Política Exterior de la Unión Europea (UE), en medio del empantanamiento de la negociación cuatripartita para liberar a los más de mil presos políticos.
Tampoco debe esperarse mucho de la visita de un consumado acariciador de los Piratas del Caribe, como ocurre con la mayoría de los socialistas europeos; siempre beligerantes contra Pinochet o Somoza y mansos ante el castrismo y su epílogo.
El cambio principal no es solo la eliminación de las prórrogas de tan costosos pasaportes, que seguirán siendo más caro que los de países como Estados Unidos y España, que cobran tasas administrativas y no impuestos-multas como el MINREX; sino la imposición a emigrados que salieron de Cuba, antes del 1 de enero de 1971 y la equiparación del tiempo de estancia en la isla de cubanos residentes en el exterior y sus familiares extranjeros (cónyuges e hijos).
Obligando a cubanos que huyeron del comunismo antes de que acabara el primer mes del "Año de la productividad" (1971) a solicitar un pasaporte nacional e impedirles viajar con el de su país de adopción; no obedece a ningún mandato constitucional, sino a paliar la merma de recaudación por la eliminación de las prórrogas y rebajas en los precios; aunque La Habana no ofrece datos sobre el número de emigrados en esa disyuntiva.
Algunos cubanos podrían pensar que la medida responde a un mero interés represivo; pero debían tener en cuenta que la potencia médica le regaló un tratamiento dental a Alan Gross, informático estadounidense, que le destrozó la cajetilla.
La equiparación del tiempo de estancia de cónyuges e hijos extranjeros de cubanos emigrados es otro truco para vender la papeleta del circo, porque pretende conseguir que la parentela yuma permanezca hasta 180 días en Cuba, gastando miles de dólares, mientras los turistas no están ni se les espera; como demuestra la "compactación" hotelera en marcha.
A la espera de una anunciada Mesa Redonda que precise los detalles del anuncio oficial, a priori surgen las siguientes preguntas:
1.- ¿Eliminará el gobierno las figuras de desterrados y regulados, que impide la libre entrada y salida de cubanos que no comulgan con las tesis dictatoriales?
2.- ¿Suprimirán las autoridades el destierro de ocho años contra médicos y otros profesionales de la medicina que renuncian a contratos leoninos de venta de mano de obra cualificada a países extranjeros?
3.- ¿Revertirá el régimen las restricciones a los viajes al extranjero de especialistas médicos, estomatólogos, técnicos sanitarios y licenciados en Enfermería, como anunció el director de Capital Humano del Ministerio de Salud Pública (MINSAP), Marcos del Risco del Río, en enero?
3.- ¿Firmará el gobierno el Convenio Multilateral Iberoamericano de Seguridad Social, que permitiría a emigrados cubanos sumar sus años trabajados en Cuba al cálculo de su pensión en países de acogida de esa comunidad de naciones; y accederá a la homologación de las Licencias de conducción?
4.- ¿Cesará el acoso y agresión de embajadas y consulados contra opositores y activistas cubanos y extranjeros?
5.- ¿Acometerá el MINREX un adelgazamiento racional de sus excesivas 125 embajadas en el mundo; que hasta ahora mantienen los emigrados pagando tasas consulares abusivas?; pese a que algunas trabajan poco y mal.
Si llegara a producirse tamaña dicha para los empobrecidos cubanos; que se librarían de financiar a parte de la inservible burocracia, el encabronamiento de los racionados se oirá en la Conchinchina porque no es fácil vivir en 5G y regresar a padecer hambre y apagones en el país que avanza sin cesar, cual cangrejo en un tanque de miel, para dolor de quienes siguen sin entender las bondades del pan con na'.
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