Los precios de los alimentos en Las Tunas han subido tanto que parecen de otro planeta, tal como reconoce la propia prensa estatal.
En la provincia oriental, la libra de arroz alcanza los 160 pesos, la de malanga, 80; un solo plátano macho vale 30 pesos y una mano de plátano burro está en 100 pesos.
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El periodista de la televisión Gianny López Brito se refirió a viejos problemas del sistema de la agricultura, como la falta de una buena contratación, el impago a los productores y la no recogida en tiempo de los cultivos que muchas veces se echan a perder en los campos.
"La experiencia ha demostrado que topar los precios de los productos agrícolas poco resuelve, porque o se violan a escondidas las tarifas o se desaparecen los productos de las habituales sitios de venta", admitió.
En marzo, el gobierno de Las Tunas topó el plátano vianda a 15 pesos la unidad y el plátano burro a 50 pesos la mano, -entre otros víveres como el arroz, la yuca y el boniato-, precios que no un mes después no se mantienen, lo que confirma la inutilidad de la medida.
Aunque el discurso oficial utiliza el eufemismo "concertar", lo cierto es que se trata de una imposición a productores y comercializadores, acusados de ser especuladores y los únicos responsables del aumento de los precios.
Para concluir su reportaje, López Brito aseguró que con esos altos precios, a los obreros, pensionados y al pueblo tunero del día a día, el salario no les alcanza, "incluso a muchos ni para llegar a mitad de mes".
La situación con el precio de los alimentos es en todo el país, aunque hay grupos de población con menores ingresos económicos que la pasan peor.
En Matanzas, el escultor Luis Felipe Franco Laffite mostró esta semana lo que puede comprar con su jubilación: un pomo de aceite o 26 huevos.
El anciano relató en su muro de Facebook que a mediados de 2022, tras solicitar su jubilación, empezó a vender en la calle los aguacates que cosecha en una mata de su patio.
"Pues bien, 'chúpense esta que es de fresa'. Llegó mi jubilación, con la que solo puedo comprar para mi esposa y para este servidor 26 huevos o un pomo de aceite", afirmó.
Según precisó Franco, gracias a "las 'bondades' del régimen de los 'Aseres'" ahora pasó a ser una "persona vulnerable", después de trabajar durante 50 años en el sector de la cultura.
En La Habana, un anciano se paró en una céntrica calle de La Habana a pedir comida y conmovió a las personas que transitaban por el lugar.
El hombre se situó justo en el medio de la calle L casi esquina 23, en el corazón de La Rampa y frente al hotel Habana Libre, con un cartel que decía: "Yo soy un hombre solo que no le dan pensión. Tengo hambre".
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