La activista cubana por los derechos humanos y promotora de la iniciativa cívica Cuba Decide, Rosa María Payá, se reunió este martes con funcionarios del gobierno de Estados Unidos, ante los que abogó por la reanudación del programa de refugiados en la sede diplomática de este país en La Habana.
Invitada a un panel privado, organizado por el Instituto de Investigaciones de Cuba (CRI) de la Universidad Internacional de Florida (FIU), dirigido por los académicos Jorge Duany y Sebastián Arcos, la joven denunció la situación de los presos políticos del régimen cubano, así como la represión que ejerce sobre la oposición y disidencia interna.
En ese sentido, la hija del líder opositor Oswaldo Payá, impulsor del Proyecto Varela fallecido en Cuba en oscuras circunstancias, se dirigió al subsecretario de Estado para Asuntos Hemisféricos del Departamento de Estado, Brian A. Nichols, y al encargado de negocios de la Embajada de Estados Unidos en Cuba, Benjamin Ziff -invitados a participar en el panel-, y les remarcó la importancia de una iniciativa encaminada a crear una nueva categoría de visado para las víctimas de la represión política en países dominados por regímenes autoritarios
Su idea apunta en la dirección ya propuesta por el senador cubanoamericano Bob Menéndez, quien en fechas recientes envió una carta al presidente Joe Biden para crear “una nueva categoría de visado limitado... ante el dramático aumento de los ataques contra defensores de los derechos humanos en todo el mundo".
Según su propuesta, el visado sería válido por un periodo de tres años y con entradas múltiples a Estados Unidos, lo cual permitiría a los activistas utilizarlo “en cualquier momento (...) si se enfrentan a una amenaza urgente y necesitan huir de su país de origen”.
La iniciativa podría abrir una importante puerta para opositores y activistas de derechos humanos de Cuba, considerando que el programa para refugiados políticos permanece congelado desde 2018 y no hay una fecha estimada para su reapertura.
En entrevista reciente con CiberCuba, Ziff dijo que actualmente el programa de refugiados políticos no es una prioridad inmediata y "no hay una fecha prevista para reiniciarlo". Este visado les ofrecerá “un puerto seguro” y les enviará “el poderoso mensaje de que Estados Unidos apoya sus esfuerzos y está dispuesto a protegerlos”, según Menéndez.
“Servirá también para advertir a los autócratas y a los aspirantes a autócratas de que Estados Unidos los observa y está dispuesto a tomar medidas”, apuntó la misiva del demócrata cubanoamericano, quien también preside el Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
Ante las señales y acciones de EEUU que parecen encaminadas al acercamiento con la dictadura, Rosa María Payá mostró su preocupación por un posible cambio de política hacia Cuba que, en su opinión, no harían más que retroceder lo avanzado por la sociedad civil en los últimos tiempos y dar un nuevo balón de oxígeno al régimen totalitario.
Payá se refirió a las más de 3,000 protestas ocurridas en Cuba el pasado año y consideró que son la expresión de una “voluntad del pueblo” de exigir derechos y libertades negadas por la dictadura, así como un cambio de sistema o transición a la democracia que permita la convivencia entre cubanos en una sociedad abierta y plural.
“El pueblo vive en una situación límite, el tres por ciento de la población huyó de Cuba en el último año y medio, en lo que constituye una crisis migratoria generada por el régimen cubano con ayuda de Nicaragua”, recordó Payá a los asistentes. En medio de este crítico panorama, a la activista le preocupan las señales y decisiones que envía el gobierno estadounidense al régimen de La Habana.
“¿Por qué se le llama ‘accidente’ al asesinato de Bahía Honda, donde murieron siete cubanos, la mayoría jóvenes, incluyendo una niña de dos años?”, preguntó. “¿Por qué se le hacen estos favores a la dictadura, que consolidan y legitiman su narrativa?”, insistió la líder opositora, criticando la aquiescencia de Estados Unidos cuando felicita al pueblo cubano por la aprobación del nuevo Código de Familia, cuando recibe a funcionarios del Ministerio del Interior (MININT), o cuando propician intercambios culturales.
Según la activista que reclama un referéndum con todas las garantías para que los ciudadanos expresen su voluntad de cambio, o permanencia del actual sistema, no existen condiciones en Cuba “para que ningún proceso electoral sea considerado legítimo”.
“¿Por qué se reúnen con funcionarios del MININT cuando hay más de 1,000 presos políticos?”, preguntó la activista a los funcionarios en el evento. Preocupada por negociaciones con una dictadura que históricamente ha utilizado la liberación de presos políticos como moneda de cambio, la joven dijo que “sería desastroso entregar ese poder a la dictadura”.
Según relató Payá en su directa de redes sociales, los funcionarios no contestaron a ninguna de sus preguntas, reforzando en ella la percepción de una voluntad de acercamiento a Cuba que se estaría fraguando mientras se negocia con los “cuerpos de los cubanos”.
“El engagement [compromiso] con la dictadura solo dejará más vulnerables a los cubanos”, afirmó la joven, quien aprovechó para hacer una serie de recomendaciones a los decisores estadounidenses para abordar las relaciones con Cuba en el momento actual.
Un momento que describió convulso en el contexto internacional, marcado por la invasión rusa a Ucrania, y -en el contexto cubano- por el auge y empoderamiento de la sociedad civil, frente a la decadencia de un régimen que solo sabe responder con violencia y represión a las exigencias de cambio de los cubanos.
Por ello, resaltó la importancia de retomar el programa de refugiados políticos en Cuba. “Es difícil para los activistas y opositores cubanos conseguir patrocinadores o visados”, señaló Payá a los funcionarios del Departamento de Estado.
Ante los diplomáticos estadounidenses, la cubana también subrayó el acercamiento cada vez más preocupante de La Habana y Moscú, resaltando el apoyo del régimen cubano al de Vladimir Putin ante la invasión de Rusia a Ucrania. “Rusia ha sido considerada como Estado patrocinador del terrorismo y Cuba es su mejor aliado”, indicó.
Como ejemplo de ello, Payá mencionó la reciente visita a la isla del secretario del Consejo de Seguridad de Rusia y ex agente del KGB, Nikolái Pátrushev, un gesto que reafirma la alianza entre ambos regímenes y evidencia el desprecio de las autoridades cubanas a los esfuerzos estadounidenses de apaciguar la relación con Cuba.
Especial énfasis puso la activista en recomendar a Estados unidos que mantenga a cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo. “Esperamos coherencia del Departamento de Estado y la administración Biden de mantener a Cuba en esa lista”, pidió Payá refiriéndose nuevamente al historial de violaciones de los derechos humanos del régimen, su exportación de la violencia y el conflicto en la región, así como su alianza cada vez más tóxica con Rusia.
Por último, animó a los funcionarios del gobierno estadounidense a seguir la “agenda del pueblo cubano” y no hacer concesiones a un régimen que no ha demostrado solvencia alguna en sus compromisos internacionales.
En primer lugar, recomendó no hacer negociaciones sobre presos políticos que no contemplen su inmediata e incondicional liberación, y no el “destierro” de los mismos. Y extendió sus recomendaciones de no pactar nada con el régimen totalitario hasta que este no permita de manera efectiva ejercer la libertad de expresión y asociación.
Con estas condiciones y una voluntad real del régimen para poner fin a la represión de la disidencia, Payá consideró que estarían dadas “las condiciones previas para celebrar un referéndum con garantías avaladas internacionalmente, que pregunte a los cubanos por un cambio de sistema”.
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