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El 31.42% de los electores cubanos se abstuvo en las elecciones municipales del Poder Popular, la cifra más alta reconocida por el castrismo, en sus casi 64 años de existencia, que intentó suavizar su fracaso retrasando una hora el cierre de los colegios y cortando Internet durante la noche y madrugada previas a la apertura de los colegios.
Como síntomas de descontento popular, deben sumarse, a cubanos que no acudieron a votar el 27 de noviembre, el 5.22% de votos en blanco y otro 5.67 % de boletas anuladas antes de depositarlas en las urnas; siempre según cifras del gobierno, que no estimó denuncias opositoras de fraudes.
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El 8 de diciembre, las autoridades tuvieron que convocar una tercera vuelta electoral en nueve circunscripciones de siete municipios, que no fueron identificadas por Alina Balseiro, presidenta de la Comisión Electoral Central (CEN); que solo aclaró que dos correspondían a la provincia de Villa Clara; tierra natal del presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez y que ganaría el candidato que más votos obtuviera.
Previamente, el gobierno había convocado a una segunda vuelta electoral en 925 circunscripciones, donde los candidatos no obtuvieron la cantidad de votos requeridos por la Ley Electoral.
En la segunda cita, estaban convocados a votar cerca de un millón de electores de 505 circunscripciones, en 139 municipios cubanos, y las provincias con mayores índices de repetición electoral fueron La Habana (191), Santiago de Cuba (146); Guantánamo (98) y Granma (70); siempre según datos de Balseiro.
Cubanos como María Mercedes Benítez y Librado Linares, que habían organizado un sistema de supervisión ciudadana de los comicios, fueron reprimidos por las autoridades, que retuvieron cuatro horas a la primera; interrumpiendo su recorrido por colegios electorales y expulsaron de uno en Camajuaní, Villa Clara, al segundo.
A Marthadela Tamayo, vicepresidenta del Consejo para la Transición y dirigente de la Red Femenina de Cuba, y a su pareja Osvaldo Navarro, la policía política les prohibió salir de su vivienda a supervisar los comicios y sus teléfonos móviles estuvieron cortados durante la jornada.
Juan Antonio Madrazo Luna, Coordinador del Comité Ciudadanos por la Integración Racial (CIR) y miembro de la iniciativa de Observadores de Derechos Electorales, fue advertido por un oficial de la Seguridad del Estado que debía abstenerse de volver a recorrer colegios electorales; tras haber visitado varios en el municipio habanero Plaza de la Revolución.
Una patrulla policial se apostó frente a su domicilio y Etecsa cortó su servicio de datos, pese a estar al corriente de pagos.
Además del asedio a opositores y activistas, la jornada electoral estuvo precedida por un corte masivo de internet; que afectó más del 70 por ciento del de la red en Cuba, que se extendió durante parte de la noche y toda la madrugada.
Ajustes económicos impopulares, como despidos en el renqueante turismo, la hiperinflación, la escasez de comida y medicamentos y la maldición de los apagones influyeron en la creciente apatía política de los cubanos.
Un dato significativo fue que la abstención electoral aumentó un 5,54% con relación a la votación del Código de las Familias; con una diferencia de apenas dos meses entre ambas convocatorias; y cuando Díaz-Canel había concedido un carácter plebiscitario sobre el socialismo y su gestión a la primera cita con las urnas.
El 25 de septiembre, el Consejo Electoral Nacional (CEN) también retrasó una hora el cierre de los colegios en varias provincias; incluida Pinar del Río, que fue arrasada -parcialmente- por el huracán Ian; destrozos que no han podido ser resarcidos; incluidas 84 mil familias que perdieron sus casas.; mientras el gobierno movilizaba a sus funcionarios y simpatizantes para combatir la abstención.
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