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Considerada por muchos como una de las principales aspirantes al título, la selección portuguesa vivió un sufrimiento atroz para batir 3x2 a Ghana en un encuentro que se volvió literalmente loco a partir del minuto 70.
El primer tiempo del partido fue un auténtico canto a la monotonía, como era de prever cuando se enfrentan un equipo dirigido por Fernando Santos y otro que apuesta todo su dinero a alguna cabalgada a todo gas.
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Portugal tenía la pelota, pero se limitaba a lanzar centros frontales en busca de la testa de Cristiano Ronaldo, sin explotar la calidad de laterales como Joao Cancelo y Raphael Guerreiro o las posibilidades asociativas de Bruno Fernandes, Bernardo Silva y Joao Félix.
En resumen, el plantel de los lusos mete miedo. Sus jugadores están sobrados de recursos para complicarle la existencia a cualquiera, pero parte importante del talento que poseen se ahoga en la palabrería de un discurso táctico cansino y pusilánime.
Del otro lado, Ghana solo miraba a Iñaki Williams, que ciertamente es un futbolista peligroso a campo abierto, pero jamás se ha caracterizado por ser un romperredes natural. Es decir, Ghana hacía muy poco por ganar.
La timidez del planteamiento portugués propició que el equipo apenas generara una o dos ocasiones reales en tres cuartos de hora ante el arco del desconocido portero Lawrence Ati-Zigi. CR7 trató cuanto pudo, e inclusive le anularon un gol por falta previa. Joao fue una especie de saco de boxeo. Bruno y Bernardo no se vieron. Cancelo era la sombra del cuchillo que afila Pep Guardiola en el Manchester City.
El espectáculo era horrible y al regresar de los vestuarios conservó la misma cara, aunque Ghana dejó ver que ganaba confianza y ya trataba de hacer daño con más de un elemento. Justo entonces Portugal abrió la lata al minuto 62 por la vía de un penalty dudoso cometido sobre CR7, que pareció “colaborar” con la caída.
De esa manera, el astro de Madeira alcanzó las ocho dianas en Mundiales y se convirtió en el primer jugador que marca en cinco citas de este tipo. Otro récord para una trayectoria de récord.
Sin embargo, Ghana no bajó los brazos. Por el contrario, encontró la igualada mediante su capitán André Ayew (m.73), quien aprovechó un centro por bajo que Danilo Pereira no pudo rechazar.
Los fantasmas de las remontadas sufridas por Argentina y Alemania comenzaron a flotar en el ambiente del Ras Abu Aboud Stadium. Pero la sensación duró muy poco. La alegría africana trajo consigo el habitual desorden defensivo de las Estrellas Negras, y la joya portuguesa, Joao Félix, lavó al '78 la imagen ofrecida hasta ese instante con un tiro cruzado que levantó en vilo a la hinchada del equipo.
Dos minutos después, el suplente Rafael Leao soltó otro disparo al palo largo y medio mundo dio por muerta a Ghana. Error: Osman Bukari se benefició de una nueva pifia de Pereira ('89) y llenó de incertidumbre los nueve minutos agregados por el árbitro.
Para que la novela de suspense se completara, Iñaki Williams se resbaló en el último suspiro luego de escamotearle el balón al despistado portero Diogo Costa.
Al final, Portugal amarró los tres puntos con una exhibición distante de la que corresponde rubricar a un candidato a la corona. Lució rácana y gris, pero eso -ya se sabe- importa un bledo en el ideario futbolístico del señor Fernando Santos.
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