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El gobierno de La Habana prometió una redada contra revendedores de alimentos y vigilarán a quienes se dediquen a acaparar mercancías en sus viviendas, algunas de ellas procedentes de entidades estatales.
Luis Antonio Torres Iríbar, primer secretario del partido comunista en La Habana, presionó a sus subordinados para que intensifiquen "el enfrentamiento a las ilegalidades".
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"La máxima prioridad es identificar las fuentes de donde se sustraen esos productos, así como las casas que se convierten en almacenes para su venta en el mercado ilegal", planteó el funcionario este martes durante una reunión, según el periódico Tribuna de La Habana.
Zonas como la feria de 100 y Boyeros y La Cuevita serán los sitios donde enfocarán sus acciones de control y fiscalización, con el fin de evitar la venta de pollo, picadillo y otros alimentos "de origen ilícitos".
En Boyeros detuvieron al menos a 30 ciudadanos que vendían alimentos como huevos y paquetes de pollo a precios impagables para muchos cubanos.
El funcionario reconoció que se toleró la presencia de estos vendedores, a pesar de no tener licencias como trabajadores por cuenta propia.
Asimismo, se identificó la venta de más de mil cilindros de gas licuado con la complicidad de algunos trabajadores de la Unión Cupa Petróleo (CUPET).
Velar los precios de los productos que venden entidades estatales a la población será también otro objetivo de esta redada, ya que algunas empresas imponen valores a sus mercancías sin respetar las fichas de costo.
"Se han detectado casos donde ha primado el afán de obtener miles de pesos a toda costa sin relación alguna con los gastos, afectando a los consumidores. Las instituciones estatales, sobre todo las del sector presupuestado, deben ser cuidadosas en sus contratos con las cooperativas y otros actores, porque se han detectado pagos exorbitantes por servicios que no se justifican", dijo Torres Iríbar.
No es la primera vez que el gobierno de La Habana promete una redada en contra de las ilegalidades, ya que en mayo de este año amenazó a coleros y vendedores ambulantes, quienes solucionan un problema a muchos ciudadanos ante la escasez de alimentos y otros productos de primera necesidad.
La alta demanda y la poca oferta son resultado de la escasez, la incapacidad de producir o importar mercancías, el descontrol económico y la corrupción; por eso las tiendas estatales permanezcan desabastecidas y los ciudadanos deben comprar en el mercado informal aquello que necesitan.
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