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Cuba aspira a reactivar su producción de confituras en alianza con empresa eslovaca

Gracias a la inversión eslovaca, la fábrica de confituras de Caibarién ha sido remodelada y aspira a cubrir el 30 por ciento de la demanda nacional, así como destinar parte de la producción a exportaciones.

Una tienda de confituras en Cuba (imagen de referencia) © CiberCuba
Una tienda de confituras en Cuba (imagen de referencia) Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 1 año

El gobierno cubano aspira a reactivar su producción de confituras el próximo mes de septiembre, luego de la remodelación, en alianza con capital eslovaco, de la planta confitera de Caibarién, en la provincia de Villa Clara.

La reactivación ha sido llevada a cabo a través de la empresa mixta Proxcor S.A., cuyo socio extranjero es la empresa eslovaca Proxenta, gracias a la cual se han instalado cuatro nuevas líneas productivas en la planta remodelada.

La vicegerente general de la empresa, María Elena Quintana Graverán, explicó, en declaraciones recogidas por la emisora oficialista Radio Rebelde, que se estima que la planta produzca 17 mil toneladas anuales de confituras, lo cual representará aproximadamente el 30 % de la demanda del país.

Las líneas de producción de sorbetos y galletas comenzarán a producir en el mes de septiembre, y se estima que para el primer trimestre del 2023 se incorpore la producción de cereales y caramelos duros y blandos, afirmó la directiva.

Además, la producción estará destinada a abastecer las cadenas de tiendas en moneda nacional y en MLC, las instalaciones turísticas y centros de recreación para niños.

Aunque Quintana Graverán afirma que la fábrica tiene como propósito principal sustituir importaciones y lograr un nivel de aseguramiento de las confituras en Cuba, reconoció que un por ciento de la producción se destinará a las exportaciones.

Se informó también que la fábrica contará con almacenes en La Habana, para distribuir las producciones en el Occidente de la Isla, desde la propia fábrica se suministrará la región central y se dispondrá en la provincia de Holguín de otra sucursal comercial.

El equipamiento adquirido por la fábrica, según la directiva, es de primera línea y proviene de Alemania, Italia, Dinamarca y Eslovaquia, mientras que la mayor parte de las materias primas se adquirirán en el mercado nacional.

En este punto, Quintana Graverán reconoció que “hasta tanto no se recupere la industria nacional habrá algunos insumos y productos que tendremos que importar”.

En Cuba, los altos precios de las confituras y su escasa oferta son motivo de malestar y habitualmente criticados por la población.

El pasado sábado, un reportaje del canal oficialista Tele Pinar indicó que un caramelo “chupa chupa” en la ciudad más occidental del país puede llegar a costar más de 70 pesos, un precio que pocos padres pueden darse el lujo de pagar.

Los precios de las ofertas para los pequeños se incrementan en la etapa veraniega y esto genera impotencia y malestar en las familias trabajadoras, a las que les resulta imposible complacer a sus hijos con una golosina porque deben priorizar otras necesidades básicas, como un par de zapatos para el nuevo curso escolar.

En el parque Paquito González, un centro de recreación para niños en esa provincia, las ofertas de caramelos, galleticas, helados y refrescos tienen un altísimo coste, muchos niños tienen que mirar y quedarse sin probar nada de lo que les gusta, indicó el reporte.

EL pasado 1 de junio, el gobernante Miguel Díaz-Canel felicitó a los niños por el Día Internacional de la Infancia con un mensaje en sus redes sociales que recibió la contestación de muchos usuarios que le señalaron las carencias que padecen los más pequeños en Cuba.

“Feliz Día Internacional de la Infancia a la esperanza del mundo. En Cuba nada es más importante que un niño”, afirmó Díaz-Canel, echando mano por enésima vez a las frases de José Martí repetidas hueca y machaconamente por la propaganda del régimen cubano.

El mensaje de Díaz-Canel a la “esperanza del mundo” encontró inmediata respuesta en muchos usuarios que le recordaron las carencias de los niños cubanos, desde juguetes, golosinas, buena educación en lugar de adoctrinamiento, y condiciones de vida dignas para los padres, que les permitan garantizar a sus hijos el derecho a “una infancia feliz”.

“Niños que no tienen derecho a tomarse un vaso de leche antes de ir a estudiar y tampoco tienen derecho a comer confituras ¿Cómo le dices a un niño ‘en esa tienda no puedo comprar porque mi moneda no es igual que esa’? Explíqueme con todo el respeto”, le preguntó un cubano a Díaz-Canel.

A finales del pasado año, el gobierno se vio obligado a retirar las confituras de las vidrieras de una tienda en dólares de Guantánamo luego de que se hiciese viral una queja enviada al periódico local sobre que muchos niños las veían y lloraban por no poderlas comprar.

Este suceso fue muy comentado en las redes y en textos de la prensa independiente para ejemplificar las profundas desigualdades de la sociedad cubana y la naturaleza fallida del proyecto gubernamental.

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