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El director ejecutivo de Human Rights Watch (HRW), Kenneth Roth, afirmó que Cuba forma parte del grupo de países latinoamericanos donde se ejerce el poder "con el cañón de la pistola".
En declaraciones a la agencia EFE el directivo dijo que Nicaragua, Venezuela y Cuba forman parte de una triada de gobiernos que han perdido todo el apoyo popular y se ejerce el poder "con el cañón de la pistola".
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Asimismo, consideró que "los derechos humanos y la democracia están muy necesitados de una fuerte defensa en la región", y ejemplificó con México y Brasil, países donde los regímenes son contenidos por instituciones democráticas fuertes.
"No es algo que podamos dar por hecho y (además) puede ser atacado desde la izquierda o la derecha. Pero a la vez, Latinoamérica está mucho mejor que cuando yo empecé", aseguró Roth a EFE, tras el anuncio de su salida de la ONG que ha liderado durante casi 30 años.
En enero pasado HRW advirtió del "alarmante retroceso de las libertades fundamentales en América Latina", y llamó a defender "espacios democráticos que solíamos dar por sentados".
En su Informe Mundial 2022, la organización señaló que incluso líderes que llegaron al poder mediante elecciones democráticas "han atacado a la sociedad civil independiente, la libertad de prensa y la independencia judicial" y millones de personas "se han visto obligadas a abandonar sus hogares y países" por el aumento de la represión.
"En un país tras otro, vemos a la gente salir a las calles para oponerse a los autócratas y defender la democracia", explicó Roth en la entrevista y recordó los casos particulares de Hong Kong, Tailandia, Birmania, Rusia, Cuba o Nicaragua, en los últimos meses, donde la situación social se agravó por la pandemia de Covid-19.
El citado informe señalaba que en el caso cubano el gobierno llevó a cabo abusos sistemáticos contra personas críticas y artistas, incluyendo detenciones arbitrarias, maltrato de detenidos y procesos penales abusivos, en respuesta a protestas mayormente pacíficas en su contra.
Al referirse a las manifestaciones del 11 de julio denunció patrones consistentes y reiterados de abusos por parte de múltiples fuerzas de seguridad en distintos lugares de Cuba que son indicativos de "violaciones de derechos humanos" y a "un plan deliberado de las autoridades cubanas para suprimir y reprimir la protesta".
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