El gobierno cubano busca aumentar el consumo anual de pescado a ocho kilos per cápita para el 2030 y centra esa estrategia en la cría intensiva y extensiva de peces en estanques y embalses naturales de la isla.
“Se asume que no habrá más incremento de las producciones provenientes del mar y tenemos que buscar una forma de darle pescado a población, y es por la acuicultura, en cualquiera de sus gestiones, por lo que hay que explotar eficientemente todas capacidades productivas que hoy están instaladas en el país”, apuntó este miércoles en un reporte de la televisión cubana el director de Regulaciones Pesqueras y Ciencias del Ministerio de Industria Alimentaria, Ariel Padrón Valdés.
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El funcionario alegó que desde 2017 Cuba estableció una política de pesca con el objetivo fundamental de proteger el medio marino, además de mantener y preservar los volúmenes de captura en el mar, que son los mismos desde hace dos décadas.
De acuerdo con sus declaraciones, la vía expedita para que el pescado retorne a la mesa del cubano es la acuicultura, industria decisiva también para que se pueda cumplir el propósito de consumir ocho kilos por año per cápita en el 2030, una cifra que duplica lo que actualmente come el cubano, que no llega ni a cuatro kilos por año.
En el citado reporte, el director del Centro de Investigaciones Pesqueras, Raydel Borroto Bejerano, explicó que desde hace 20 años se pescan unas 20 toneladas en la plataforma marina, aunque en los años 80 esa cifra llegó a las 70 mil toneladas, además de todo el pescado que se importaba del antiguo campo socialista y las capturas de la flota cubana en los mares internacionales que desapareció en los años 90, del pasado siglo.
También Borroto Bejerano consideró que la alternativa para que haya más consumo de pescado en la isla no está en el mar, sino en los embalses y estanques de la acuicultura.
Asimismo, el reporte añade que la poca oferta de pescado para el consumo nacional, en una isla rodeada de mar, se debe al cambio climático y a la sobreexplotación de los mares, factores que han incidido en una baja presencia de especies marinas en las costas cubanas.
A finales de diciembre último, el gobierno cubano reconoció que la pesca en el país no iba a volver a producir los niveles de sus años dorados en los 80, del pasado siglo.
“No quiero romperle las ilusiones a ninguno, pero la pesca en Cuba no va a recuperarse a los niveles que experimentamos hace más de tres décadas”, afirmó esa vez Padrón Valdés al portal oficialista Cubadebate.
El funcionario se refirió, además, a los frecuentes cuestionamientos de los cubanos acerca de “¿cómo es posible que vivamos en una isla rodeada de mar, y sea tan difícil comer pescado? ¿Por qué, si hubo un importante desarrollo de la acuicultura en los finales de los 80, no se ven siquiera peces de agua dulce?”.
Detalló, también que la pesca en aguas internacionales ha desaparecido; y dentro de la plataforma cubana de las 70,000 toneladas anuales de hace tres décadas, hoy se pescan alrededor de 20,000 toneladas.
De estas, 12,000 corresponden a peces, 4,000 son de langostas, 600 de camarón, 800 de túnidos y un poco de otros productos que se obtienen de la plataforma insular, como esponjas, pepinos de mar, ostión y cobo.
Explicó que también se cultivan como promedio otras 20,000 toneladas de peces en aguas dulces, y precisó que cuando se sacan cuentas, el consumo anual per cápita bajó “de 16 kg a unos 3.8 kg”, una cifra muy distante de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud, que deben ser unos 12 kilos per cápita.
Recién un reporte del medio oficialista Sierra Maestra hacía responsable a la pesca ilegal en las aguas marítimas cubanas de la falta de pescado en Santiago de Cuba.
El citado medio refirió que mientras más escasa es la oferta en las pescaderías estatales, los vendedores ambulantes de productos del mar “ganan terrero”, con precios que oscilan y compiten con los de la carne de cerdo.
También el reportaje sostuvo que estas ventas, en medio de la escasez de alimentos que viven los cubanos, “aparentemente” no hacen daño, pero que “esta pesca, en su mayoría ilegal, atenta contra la soberanía alimentaria y la conservación del medio ambiente y especies”.
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