Cuba es una tierra pródiga en artistas y deportistas. Por doquier se escucha una cantante de cualquier género, surge un pintor famoso, una pianista virtuosa, un pelotero que triunfa en la MLB o un púgil que discute un título en el boxeo profesional.
Sin embargo, el bádminton comenzó a ser más conocido entre los aficionados con la aparición de un joven espigado y con mucha decisión competitiva: Osleni Guerrero, integrante de la selección nacional por tres lustros y que en octubre venidero cumplirá 33 años.
¿A qué edad comenzaste en los avatares deportivos; siempre te atrajo el bádminton?
Antes de los ocho años practiqué kárate, judo, lucha greco y béisbol pero a esa edad conocí a quien sería mi primer entrenador, Luis Alberto Lara, entonces profesor voluntario, quien me captó y a partir de ahí el bádminton acaparó toda mi atención. No es un deporte de combate ni colectivo, requiere resistencia, velocidad, reflejos, inteligencia, no hay que hacer roces con el rival.
Quiero significar el apoyo de mi mamá, María, que siempre ha estado ahí. Fue y es mi más certero bastión, desde mis inicios hasta el día de hoy.
El profe Lara y yo comenzamos en una instalación insignia que ahora está prácticamente en ruinas, el capitalino centro deportivo “Vicente Ponce Carrasco”. Una verdadera lástima que se haya dejado perder con la historia que posee. Ningún mantenimiento, ninguna atención ¡cuántos campeones se han desperdiciado por no poder utilizar sus áreas!
Escuchando a Osleni vienen a mi mente tantas instalaciones perdidas, no solo en La Habana: el Parque Martí y el Pontón, tan utilizadas por mi generación, están muy deterioradas; la muy útil sala “Kid Chocolate” convertida en hotel. Imagino que si hay pocos lugares donde practicar el deporte, la base del bádminton esté dañada.
Desconozco realmente cómo y dónde pueden practicar niños y jóvenes de nuestro deporte, lo que sí te digo que nosotros, los que integramos el equipo nacional, no tenemos una instalación adecuada ni fija para entrenar con condiciones mínimas. Se saca rápidamente una conclusión de cómo está la base si la superestructura se tambalea.
Has mencionado a tu mamá y ya me enteré de que va a aumentar muy pronto la familia pues a tu pequeña de nueve años Eliani se sumará otra bebé de tu compañera actual, Baby. Sé que eres feliz por esto ¿lo eres por el deporte también?
¡Uff! Me he sentido frenado, desde que comenzó la pandemia he estado frenado totalmente. Llevo tres años ya sin competir, tres años alejado del tope con un adversario. Me siento muy… muy molesto. Yo era un atleta altamente competitivo; ahora estoy en cero y, lo peor, no hay un proyecto de nada.
Nos estábamos preparando para un evento que tendrá lugar por estos días, pero a última hora nos dijeron que no por las condiciones económicas que vivía el país. Que no hay recursos y que solamente serán apoyados aquellos deportes con resultados relevantes en juegos múltiples o a nivel de Campeonatos Mundiales.
El entrenamiento es pobre, sin interés por parte de nadie y sin dónde hacerlo como te he dicho. Nadie sabe qué va a pasar. No entiendo porque yo veo a otros atletas compitiendo y nosotros detenidos en el tiempo. Yo entreno en la base de Cienfuegos, pero sin meta alguna.
Pienso que como el año que viene son los Juegos Centroamericanos y Panamericanos (ya sabes por la pandemia se han unido en el mismo año las dos citas múltiples) y necesitan nuestras medallas quizás nos tengan en cuenta.
Normalmente ¿dónde entrenan?
Nosotros, la mayoría del tiempo entrenamos en superficie de madera. Solo utilizábamos el taraflex para competir en eventos internacionales como el Giraldilla, por ejemplo. Pero en este momento no contamos con nada pues nuestro taraflex fue sustraído (robado, no tiene otro nombre) ¡Nadie sabe nada, nada pasó!
Osleni, ha descendido el nivel de tu deporte en Cuba. Hay quienes aseguran que al retirarte se abrirá un hueco inmenso en esa disciplina ¿qué opinas?
Por los años que llevo practicando esta disciplina te puedo asegurar que si no se asegura la base (como pasa en todos los aspectos de la vida) no habrá un equipo que pueda representarnos en evento alguno.
Si no se buscan talentos para armar una sólida cantera, si no contamos con entrenadores capaces, con técnicas actualizadas, que quieran moldear la arcilla joven, el bádminton cubano disminuirá el nivel que hemos logrado alcanzar durante muchos años.
Yo no soy único ni imprescindible ni creo abrir ningún hueco; hay otros colegas con clase y dispuestos a seguir. Eso sí, necesitan entrenadores que los guíen. Así que la cantera y los preparadores son la fórmula, la única fórmula posible para seguir avanzando.
Ahora, por ejemplo, necesitamos un hogar; o sea, un lugar NUESTRO, una instalación para poder realizar los entrenamientos. Es que eso es lo mínimo. Aquí hemos perdido mucho tiempo, largas horas de poder prepararnos por no tener dónde hacerlo.
¿Las causas de no tener un lugar dónde entrenar? Pues… o mismo con lo mismo: las necesidades económicas del país, que nuestro deporte no es priorizado, que si el bloqueo. Yo pienso que no hay que mirar tanto al exterior sino al interior y ver con lo que tenemos qué podemos hacer; te aseguro que se puede hacer mucho si queremos. ¿Sabes cuánto sacrificio ha costado que el bádminton cubano sea conocido en otras latitudes? ¿Por qué echar todo eso por tierra?
¡Sin palabras! Los cubanos nos hemos acostumbrado a que todo es culpa de alguien que no somos nosotros mismos. Creer que no poder levantar un gimnasio con un mínimo de condiciones y que un reducido grupo de atletas hagan su entrenamiento diario es producto de un “alien” que viene de otro mundo… ¡es irrisorio! Nadie está pidiendo un gimnasio de fuerza de primer mundo, pero un lugar fijo para entrenar… ¡por favor!
El descenso es notorio en el deporte cubano, incluyendo las deserciones en pos de un futuro mejor. ¿Puede hacerse algo para recuperar lo perdido?
Según mi humilde criterio para que haya mejoría debe existir interés y preocupación de las altas esferas del país y de las autoridades que conducen al deporte cubano; pienso que de una forma u otra se ha desvirtuado la atención hacia los atletas, quienes día a día se esfuerzan para ser mejores y competir para dar triunfos al país, con el costo que significa como te dije antes, dejar detrás a sus familias, a sus amigos, al medio que los circunda.
Todos queremos ser mejores, competir y ganar pero si no tenemos las condiciones mínimas: alimentación adecuada, tener lo requerido para entrenar según la disciplina, lugares apropiados donde prepararnos diariamente como el caso del bádminton… ¿Qué motivaciones va a tener ese atleta? No está capacitado ni física ni mentalmente.
Todo tiene que ser una sola cosa: deporte, atleta, entrenador, médico, fisio, psicólogo y esa “cosa” estar unida en pos de que todos se sientan bien y luchen juntos ¿es tan difícil de entender?
Por eso se han perdido tantos talentos, incluyendo campeones olímpicos que buscan otros horizontes. Las atenciones al atleta no son buenas y ya no hablamos de los deportistas de las décadas pasadas.
Ahora, estos muchachos tienen internet, comprueban el nivel de vida de la mayoría de los deportistas del mundo y de sus propios ex compañeros que han abandonado las filas de las selecciones nacionales, sea cual sea el deporte.
Incluso, sin estar medianamente a la altura de otros competidores, en cuanto a lo mínimo requerido en nuestra preparación, vamos y les ganamos. Me parece que no es justo.
Convencido estoy de que si la dirección del país y del INDER se enfocara más en ofrecer lo mínimo al atleta cubano, pudiera frenarse un poco la emigración cada vez más creciente, el desangramiento que sufre nuestro movimiento deportivo.
Y te hablo no sólo de dónde poder entrenar y qué alimento consumes, sino en saber que tienes la retaguardia cubierta, que tus padres, tus hijos están siendo atendidos en sus necesidades, que tienen una casa donde vivir ¿es muy difícil eso?
Teniendo esa retaguardia cubierta pienso que el deportista luchará más por conseguir una medalla que por irse a buscar un horizonte que no sabe si va a resultar lo que él sueña, porque ya no se van los grandes sino cualquiera.
En tu caso ¿lo has pensado?
Chica, yo soy de los que nunca ha pensado en eso, amo mucho mi familia, el pueblo pero… ¡el mundo ha cambiado muchísimo! y los que nos dirigen parecen no darse cuenta de ello. Como te he dicho, nosotros sin nada, con condiciones precarias, vamos y ganamos que es lo que verdaderamente a ellos les importa… ¡que ganemos! Así que, si no cambian su postura y respaldan más al deportista, la fuga seguirá.
El rostro joven y apuesto de Osleni se torna turbulento. Sus ojos, cual olas de mar embravecido, se oscurecen mirando fijamente un punto. Hasta sus manos se hacen eco de su pensar, de su molestia, de lo que sabe puede hacerse y no se hace. Trato de aliviar la situación.
Osleni ¿Cuándo te inicias en el alto rendimiento? La expresión cambia y la alegría se apodera de todo su ser.
En 2003 me encontraba en la EIDE “Mártires de Barbados”, en la categoría 13-14 años y me invitan a un evento nacional juvenil (17-19 años) y ante el asombro de todos, gané la medalla de oro. Así fue como la entrenadora Marina del seleccionado nacional me capta y paso con 14 años a estudiar en el CEAR “Córdova Cardín”.
¿Cómo ha sido tu vida a lo largo de estas dos décadas? ¿Familia: hijos, esposa? ¿Qué estudiaste?
La vida de cualquier atleta es muy exigente; la mía no ha sido diferente. Hay que hacer un gran sacrificio para lograr una estabilidad en la disciplina que practicas y no sólo te hablo de los fuertes entrenamientos y la tensión de las competencias, sino desde los puntos de vista familiar y personal.
Nadie calcula lo que es para un deportista estar alejado de sus padres, de su esposa, de sus hijos. Precisamente esas bases de entrenamiento y eventos lejanos me han educado, me han convertido en un mejor ser humano; pero es algo difícil, aunque no me arrepiento de nada porque el deporte es mi vida.
En nuestro caso, los atletas cubanos, podemos conocer otros países, otras culturas, otros modos de vida, otros competidores y entrenadores, lo que me satisface amén de mi rendimiento deportivo. Pensar que mi familia está orgullosa de mí, me engrandece, sobre todo, porque el bádminton no es un deporte mediático ni histórico en Cuba.
¿Estudiaste?
Soy licenciado en Cultura Física pero, como formo parte del equipo nacional, no la ejerzo.
Tus grandes eventos prácticamente se circunscriben a América Latina. ¿Cómo se efectúan las competencias de tu deporte, por qué no ir a Europa o Asia? ¿Problemas de dinero o es que la Federación Internacional los sitúa según su nivel?
Es cierto que yo he tenido una mayor representación en lides en nuestro continente y es que todos sabemos la situación del país que no puede costear viajes a competencias en los continentes europeo y asiático, como ocurre con otros deportes. También es cierto que en esas zonas geográficas se desarrollan competencias del máximo nivel.
Por un cuatrienio olímpico (2012-2016), la Federación Panamericana de Bádminton, gracias a mis resultados en Juegos Pan y Centrocaribeños, decidió apoyarme y me costeó disímiles certámenes en América y bases de entrenamiento en el Viejo Continente y Asia.
No es un secreto que Cuba respalda más, como es lógico, a deportes como la lucha, el judo, el boxeo que aportan mucho al medallero en juegos múltiples. O sea, mi deporte no está a esa altura; por ende, esa beca me vino muy bien.
Yo he participado en torneos open que suman puntos para el ranking mundial, algo importante si tenemos en cuenta que para asistir a juegos múltiples y campeonatos mundiales son esos puntos los que te clasifican. En nuestro deporte no existen competencias previas.
¿Es el bádminton un deporte remunerado en eventos internacionales?
Sí, lo es. Tiene premios en metálico en varios torneos: international series, international challenger, grand prix, grand prix gold y Campeonatos Mundiales. Los premios están acorde al nivel de las competencias y, por supuesto, de las actuaciones del atleta.
Entre los resultados más relevantes de Osleni sobresalen sus medallas de plata y bronce en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 y Toronto 2015; campeón en dobles mixtos y segundo individual en los Centroamericanos y del Caribe Veracruz 2014 y doble subcampeón en ambas categorías en Barranquilla 2018 así como el título dorado en individual en el Campeonato Panamericano de Bádminton en los años 2013 y 2014.
Guardarás muchas anécdotas de esos días, imagino ¿Quieres compartir alguna con los seguidores de CiberCuba?
Precisamente, cuando gané las medallas de oro en dobles mixtos con dos de mis compañeras, Tahimara Oropeza y Adriana Ortiz en los Centrocaribes de 2014 y 2018, respectivamente, ellas se lanzaron sobre mí y el abrazo fue explosivo. Esas finales fueron bien duras y calientes y al final… ¡ganar!
Y en los Panamericanos Lima 2019, junto a Leodamis Martínez, cuando aseguramos el bronce fue como si hubiésemos sido campeones mundiales pues estuvimos un año sin prácticamente competir y regresamos con una medalla.
En todo el planeta he jugado con grandes de la raqueta: chinos, indonesios, japoneses, europeos con los que he ganado y perdido; algunos de ellos son Howard Shu de Estados Unidos, Ygor Coello de Brasil, Shō Sasaki de Japón, Bryan Yang de Canadá y Kevin Cordón de Guatemala, monarca continental y regional, quinto olímpico, quinto mundial. Sobre Gordon puedo decir que es un tremendo contrincante y a pesar de caer ante él, la emoción me embargó porque lo di todo, jugué al 100% y nada, Kevin era mejor.
¿Y de los Torneos Giraldilla qué me dices?
El bádminton aquí no sonaba, pero a los Torneos Giraldilla que celebramos en La Habana venían grandes figuras y ahí tenía que luchar muchísimo para poder imponerme. El público iba creciendo y agradecía y nos apoyaba. Fueron momentos muy lindos.
¿Piensas en el retiro? Eres muy joven aún.
No. Yo me siento fuerte, ágil, capaz. Sigo preparándome y superándome conmigo mismo, con mi enfoque, mi particularidad. Nos frena a mis compañeros y a mí la carencia de competencias. Mi entrenador Roberto Mollinedo es una persona que lleva conmigo más de 12 años. Va al entrenamiento, nos prepara, me imagino que sepa más que nosotros sobre el porvenir, pero hasta ahí ¡sin comentarios!
Muy gratos recuerdos guardo de mi primera entrenadora de alto rendimiento, Marina Pérez López, que me lo enseñó todo y me preparó muy bien para el futuro. Iba más allá de lo meramente deportivo.
Me despido de Osleni Guerrero con la esperanza de que el bádminton cubano pueda tener una sede fija y pueda competir porque, sin topar, no se conoce al rival ni se desarrolla estrategia alguna para un enfrentamiento. Suerte para él y sus compañeros y que muy pronto pueda hacerle otra entrevista más positiva en cuanto a su futuro y el de su deporte.
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