El estado de Texas instalará alambres de púa en zonas bajas, hará bloqueo con botes e iluminará de noche algunos puntos del Río Bravo como parte de una serie de medidas para detener el imparable flujo migratorio que impacta el territorio sureño.
Las medidas forman parte de un conjunto de nuevas directrices anunciadas este miércoles por Greg Abbott, gobernador republicano del estado, como reacción a la derogación en mayo de la política federal que, con motivo de la pandemia, permitía la expulsión de migrantes sin pasar antes por un proceso de deportación.
También se establecerán puntos de inspecciones para vehículos comerciales provenientes de México y se enviará a los migrantes liberados para comparecer ante un juez de inmigración a Washington D.C.
Abbott dijo que estas son las primeras medidas y anunció que se aprobaran más la próxima semana como respuesta a la “catástrofe de las fronteras abiertas del gobierno de Joe Biden”.
El Departamento de Seguridad Pública de Texas (DPS) está movilizando tropas del ejército de Estados Unidos y la Guardia Nacional para asegurar la frontera, sagún se conoció la noche del viernes.
Como parte de su multimillonaria y polémica política antiinmigración, que el gobernador Abbott ha erigido como bastión en sus pretensiones de reelección el próximo noviembre, Texas ha desplegado miles de policías en la frontera, instalado una nueva barrera y arrestado a miles de inmigrantes sobre los cargos de invasión de propiedad privada.
Exfuncionarios del gobierno de Trump presionan al gobernador republicano para que declare un estado de “invasión” y otorgue a los policías estatales y a los miembros de la Guardia Nacional poderes extraordinarios para expulsar a los migrantes, según un reporte del diario The San Diego Union-Tribune. No está claro cuál es la posición de Abbott al respecto y se levantan muchas dudas sobre la constitucionalidad de este posible estado de excepción.
Funcionarios de la Patrulla Fronteriza estiman que, a partir del fin de la política federal en mayo sobre restricciones sanitaria -el llamado Título 42-, el arribo a la frontera aumente a 18 mil migrantes por día. La semana pasada el promedio se mantenía en 7,100 personas al día.
Este marzo, la cifra de emigrantes cubanos que arribaron a la frontera sur alcanzó la cifra de 32 mil, según un informe de The Washington Post, doblando los registros del mes anterior que ya de por si no tenían precedentes.
El 28 de marzo pasado, la cifra de cubanos detenidos al cruzar la frontera de EE.UU. marcó récord de 1,500 para un solo día, según anunciaba el jefe de la Patrulla Fronteriza, Raúl L. Ortiz, quien hacía notar además la notable escalada en el flujo migratorio proveniente de la isla.
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