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Mientas cultivos enteros de mangos o tomates se pudren en los campos de Cuba por problemas de transporte y de acopio, el régimen mima los cultivos de arándanos, una frutilla importada que destina a la exportación, fundamentalmente en Países Bajos.
“En Cuba escasean muchas frutas tropicales, también el limón, pero tenemos arándanos de Matanzas”, indicó un usuario de Twitter compartiendo una fotografía de una caja con 125 gramos de la frutilla cultivada en Jagüey, Matanzas.
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El tuit fue contestado por el mismo usuario que compartió en su publicación una fotografía con otra caja de arándanos, también de 125 gramos, pero cuya procedencia indicaba Pinar del Río. “¡Pero si nos estamos expandiendo! ¡Ahora sí, los 10 millones de que van, van!”, bromeó.
“¿En qué montaña sembraron arándanos? Que yo sepa, se necesita un clima algo templado para eso”, preguntó otro usuario con curiosidad por saber cómo un país tropical puede sembrar y exportar arándanos. “Templada la que nos están dando los comunistas estos”, le contestó indignado otro.
Una información de la Agencia Cubana de Noticias (ACN) de 2017, indicaba que “fruto de la colaboración internacional”, Pinar del Río iniciaba un proyecto de cultivo del arándano, “especie que se introduce en la fruticultura del mundo con gran éxito”.
“Más de 720 plántulas procedentes de Chile forman parte del experimento en la empresa agroindustrial Enrique Troncoso, cuyos suelos se caracterizan por ser ácidos y arenosos, tal y como lo demanda esta variedad de cultivo”, reseñaba la ACN.
El director de la entidad, Joel Calzadilla, explicó que se trataba de una primera fase que permitiría concretar las intenciones de producirlas a gran escala en la provincia donde se fomentan además otras especies, incluidos los cítricos. En aquel entonces, el sembradío de arándanos solo ocupaba 0,2 hectáreas de tierra.
Sin embargo, una vez reportada en redes sociales la exportación de la frutilla producida en Cuba, otros activistas han rastreado en qué otros sitios se vende el producto, además de Países Bajos.
“¿Sabías que gracias a fondos de cooperación internacional en Matanzas y Pinar del Río se cultivan arándanos que se venden en las tiendas virtuales?”, indicó este miércoles la activista y artista cubana, integrante del grupo Justicia 11J, compartiendo imágenes de una caja de estos frutos cultivados en Jagüey Grande, distribuidas en Cuba a través de las plataformas MercoCaribe y MallHabana.
“En mi vida he visto un arándano”; “¿Qué es un arándano? ¿Eso se come?”; “Arándano es el nombre que tienen esos frutos en Cuba para el pueblo de a pie, (para aquellos que viven de su salario). Para los extranjeros y los que tienen divisas, les llaman, cariñosamente, arándasi”, contestó bromeando un usuario a los comentarios de quienes no habían visto la frutilla en su vida.
“Ni remotamente son tan sabrosos como nuestras frutas tropicales… Es increíble que el gobierno cubano se ocupe de sembrar y comerciar arándanos, cuando eliminó la siembra y el comercio de nuestras frutas autóctonas. Mi familia materna es de Pinar y recuerdo las guayabas echándose a perder en la finca de mi padrino porque no se podían comercializar. Y para qué hablar de la cantidad de árboles frutales que fueron arrancados para sembrar caña porque había que hacer una zafra mayor”, recordó una usuaria de Facebook.
Su comentario pone el foco en uno de los problemas más graves y lacerantes de la agricultura planificada por un régimen que se empeña en hacer productivas las empresas estatales socialistas: los cultivos que se pudren o se pierden por la ineficiencia de dichas empresas, fundamentalmente las de acopio.
Precisamente, en junio de 2020, un campesino cubano denunció en redes que "150 quintales de piña se echaron a perder por culpa del mal trabajo y la corrupción de muchos dirigentes" de una fábrica en Jagüey Grande, Matanzas, justo donde ahora cultivan arándanos para la exportación y venta en divisas.
"Prefirieron que se pudriera antes de vendérsela al pueblo con la necesidad que tenemos hoy en día y la situación en que estamos y ellos solo preocupándose por sus propios intereses", dijo Elier Calvo en un grupo de Facebook, compartiendo imágenes de su cultivo desperdiciado.
"Por su culpa perdí 15,000 pesos y después exigen que los campesinos acopien los productos sin contar el tiempo que se demoran en pagar", señaló el campesino, haciendo responsable de su pérdida al gobernante Miguel Díaz-Canel.
Además, el campesino criticó directamente a los dirigentes de esa provincia. "Díganme ustedes al ver lo que les importa este país, este pueblo, a esos dirigentes de la provincia de Matanza como el de la agricultura, el director de la fábrica de Jagüey y otros y después se llenan la boca diciendo que hay que tener solidaridad, ser revolucionario, luchar por nuestro país".
“Me atrevo a decir que la distribuidora [de los arándanos] es la Empresa de Cítricos de Jagüey Grande, Matanzas. Algunos productores tenían contratos para vender al turismo, establecidos con la misma empresa. Lo mismo pasaba con otras como la de Ceballos”, indicó un tuitero.
En marzo de 2021, el campesino cubano Héctor González, de Pinar del Río –la otra provincia donde también se cultiva arándanos para la exportación- perdió una cosecha de 1,300 repollos de col porque la empresa estatal Acopio, encargada de recibir el producto, dijo que no tenía fuerza de trabajo para procesarla.
Ni le pagaron, ni el producto "fue utilizado en el beneficio del pueblo, teniendo el municipio 2 mini industrias para poder procesarlo. La respuesta que le dieron fue que no había fuerza de trabajo y que ya la empresa había cumplido su plan", explicó González.
Recientemente, más de 200 quintales de tomates se pudrieron en Artemisa, como consecuencia de la demora en su recogida por la Empresa de Acopio de la provincia, que desde diciembre pasado no entrega cajas para la recolección a los campesinos de la Cooperativa de Créditos y Servicios Fortalecida (CCSF) Camilo Cienfuegos.
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