La activista cubana Daniela Rojo denunció este domingo el aumento de la represión que ejerce la Seguridad del Estado contra ella por su apoyo a las más de 900 madres de los presos políticos que sufren por sus hijos encarcelados y enjuiciados sin garantías, como escarmiento por haber participado en las históricas protestas del 11J en Cuba.
La activista, que resultó violentamente detenida el pasado 31 de enero mientras participaba en una manifestación frente a los tribunales junto a otras activistas y madres de los jóvenes juzgados, compartió sus impresiones sobre las amenazas recibidas y dejó ver un estado de ánimo taciturno resultado de la violencia ejercida por los represores.
“Yo estoy bien. Ahora con la soga un poquito más apretada, si hago cualquier movimiento raro el banquillo se cae y me quedo colgada”, declaró Rojo en relación con las amenazas que pesan sobre ella en caso de volver a participar en cualquier otra acción de la sociedad civil.
Luego de agradecer el apoyo recibido en estos días, la activista relató sus horas de calabozo tras la detención sufrida junto a activistas como Camila Rodríguez, del grupo Justicia 11J y Carolina Barrero, a quien el régimen forzó a marchar al destierro, entre otras presiones, bajo amenaza de peores consecuencias para Rojo.
“La experiencia de dormir en un calabozo ya la conocía, esta vez tuve la suerte de tener de compañía a una mujer grande como lo es Camila Rodríguez, que tiene un corazón que no le cabe en el pecho”, apuntó la ex moderadora de la plataforma Archipiélago y convocante a la Marcha Cívica por el Cambio del 15N.
Según reveló, “de los interrogatorios con el DSE [Departamento de Seguridad del Estado], salí un poco más rota. La amenaza inminente de volver a la cárcel no me rompe por mí o por lo que tendría que soportar mi cuerpo, sino por la cantidad de personas que quedarían fuera lamentando mi ausencia, empezando por mis hijos”.
Las amenazas fueron acompañadas de un “paripé” que incluyó el simulacro de traslado a prisión en un furgón policial. “Especialmente se ensañaron en este tema, y en la petición fiscal de 5 años, en la posibilidad de perder a mis hijos, y también sé que todo esto lo utilizaron como chantaje a Carolina Barrero, entre otras cosas y otras personas, para que abandonara el país”, señaló.
“Lo más triste es todo lo que se sucedió después”, expresó Rojo, dando cuenta de la escalada represiva sufrida por otros activistas. “Nosotras ya estábamos en casa, pero a Saily González Velázquez la interrogaban por más de 8 horas, al papá de Andy García lo apuñalaban, a Abel Lescay lo detenían, al Ruso 4k se lo llevaban por hacer memes. No se detienen”, lamentó.
Reflexionando sobre los motivos que impulsan a los gobernantes cubanos a aplastar los derechos del pueblo para defender sus intereses y aferrarse al poder, la activista calificó a los oficiales de los órganos represivos como “perros rabiosos”.
“Yo entiendo que los órganos de inteligencia son útiles en todos los países, pero, cuando se comportan como perros rabiosos a la orden del amo para reprimir y encarcelar a gente que nació en su propia tierra, no actúan como oficiales de inteligencia, sino como esbirros de una mafia. Espero que todos lo comprendan en un futuro cercano”, advirtió.
“La Comunidad Internacional no puede seguir permitiendo la normalización de la violencia en Cuba, el uso de la prisión contra manifestantes pacíficos, el destierro como método de intimidación y la prisión domiciliaria como castigo”, alertó la ONG Freedom House a raíz de la detención de Rojo y demás activistas y familiares que se manifestaron frente al Tribunal Municipal de Diez de Octubre.
A ellos, que continúan sufriendo el injusto encarcelamiento de los suyos, la activista se dirigió agradeciendo su aplomo y su valentía. “El amor de la familia está por encima del miedo, por muy fuerte que este sea. Mi corazón, aunque duela un poco últimamente, está con ustedes y con su causa”, les manifestó, acompañando su post con una foto de sus gafas rotas, “cortesía de las Brigadas de Respuesta Rápida”, el día de su última detención.
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