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El juicio contra el cubanoamericano Jorge Alberto Fernández Hernández, encarcelado en Caracas bajo una acusación de terrorismo desde 2021, podría empezar este jueves en la capital de Venezuela.
El portal de noticias Infobae tuvo acceso a una carta del detenido y a declaraciones de la familia, la cual explicó que el hombre no es más que un viajero que fue detenido en el estado de Táchira por llevar un pequeño dron “de juguete” que “usaba para hacer fotos y videos durante sus vacaciones”.
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Las autoridades del régimen de Nicolás Maduro, muy ligado al de La Habana, habrían pensado que se trataba de un espía o de algún detractor del socialismo, como proclaman ambos gobiernos.
Fernández Hernández se encuentra recluido en la prisión Simón Bolívar de Caracas, antigua cárcel de La Planta, y su juicio “por terrorismo” debía comenzar este jueves, casi un año después de su detención el 26 de febrero pasado.
El cubano, de 52 años, envió una carta al medio de prensa fechada el 24 de enero, en la que pide ayuda para dar a conocer su caso, hasta ahora desconocido por los medios y la opinión pública.
En su misiva afirma que “nunca se me ha permitido hacerles una llamada a mis padres e hijos, tampoco se me ha permitido comunicarme con mis embajadas, en total violación a mis derechos humanos. Mi audiencia de presentación fue el 29 de septiembre del 2021, siete meses después de que fui detenido, violando el código penal”.
Explica que ha sido víctima de la xenofobia, por lo cual muchos funcionarios le dicen “gringo” de manera despectiva, y que a sus abogados no se les ha facilitado la defensa, pues “durante la audiencia preliminar la jueza María Renee Garrido (Luisa René Garrido Traspalacios, juez del Tribunal Tercero de Control con competencia en Terrorismo) conocida como La Nena, me negó ese derecho, me ofendía verbalmente con palabras obscenas y me dijo que asumiera (los hechos) o me fuera a juicio, porque ella no iba a negociar nada conmigo sobre los delitos que se me imputan”.
Asimismo, lamenta que el gobierno de Estados Unidos no se haya interesado en el caso, a pesar de ser ciudadano estadounidense y residir en ese país desde 1994.
El hombre, nacido en La Habana, Cuba, y residente en Las Vegas, asegura que no tiene nada que ver con la política. Trabajaba en uno de los hoteles de la compañía MGM desde hacía 11 años y como conductor de Lyft, una empresa parecida a Uber.
“Yo no tengo nada que ver con la política, y así se los dije a la gente de la DGCIM; yo soy un simple obrero que vive en Estados Unidos y ahorraba para mis viajes. No tengo vicios por eso también ahorro. En mis viajes no me hospedaba en lugares lujosos, trataba de buscar lugares económicos o los llamados Airbnb”, aclaró.
La detención
Fernández Hernández dice que viaja frecuentemente con sus ahorros y es un amante de la fotografía creativa, lo cual puede constatarse en su página de Instagram (Soloxlavida), donde publica imágenes y videos en diferentes destinos (Aruba, varias ciudades de Perú, Colombia, etc.) filmados presuntamente con el dron por el que se le acusa.
En esa ocasión inició un viaje desde Estados Unidos, en el que recorrió varios países, llegó a Colombia y luego cruzó a Venezuela, presuntamente para fotografiar destinos espectaculares como el Salto del Ángel.
“Cuando llegué a la alcabala Peracal y me pidieron identificación mostré mi pasaporte estadounidense, ahí empezó toda esta película. Fui detenido por la Guardia Nacional y después entregado a la DGCIM (Dirección General de Contrainteligencia Militar) de San Antonio”, señala.
Cuando le preguntaron a qué había llegado a Venezuela él respondió que “era cubano pero que vivía en USA, entonces me llevaron a una habitación, me pidieron mis redes sociales, me cambiaron de ropa y me tomaron unas fotos; me metieron a un cuarto de la Guardia Nacional para interrogarme”.
“Al cabo de las horas llegó el DGCIM con 3 agentes y me esposaron con las manos hacia atrás en una silla y comenzaron a golpearme y a pedirme explicación sobre mi visita a Venezuela. Les dije que mi motivación es por turismo, les pedí que miraran mis redes sociales que ese es mi hobby, pero ellos decían que eso no era verdad, que yo era uno de esos agentes que vienen al país a hacer terrorismo”.
“Durante el interrogatorio fui golpeado y apuntado con una de las armas de uno de ellos. Me pedían que dijera lo que ellos tenían escrito en un papel que él sujetaba. Me negué a decir que era agente o pertenecía a alguna organización terrorista”, manifestó en su carta a Infobae.
Luego fue llevado a una casa de Seguridad con apariencia de una casa normal en San Antonio, información que fue luego corroborada con otros detenidos.
“Ahí me esposaron colgado y me golpearon, me patearon; estuve así toda la noche. Al otro día me descolgaron, pero me esposaron con las manos hacia atrás. Comencé a orinar sangre por casi 4 días. Nunca me atendió un médico y cuando me quejaba con los agentes me decían que tomara agua que eso se me curaba así”, relató.
Una revisión médica cuando llegó a Caracas reveló que tenía el hígado inflamado y el riñón izquierdo lacerado “por eso estuve los días orinando sangre. El médico, un muchacho joven, delgado, de piel blanca, muy educado, cabellos algo crespos, nunca levantó ningún reporte sobre la condición que yo tenía, solo me dio medicamentos”, explica.
En su misiva afirma que “jamás había estado en Venezuela” y que fue por curiosidad, para ver “el Salto de Ángel”, y un “lugar donde todas las noches hay rayos algo del Catatumbo, he visto muchos vídeos de Youtubers sobre Canaima, sobre Chichiriviche. De verdad nunca pensé tener problemas porque nunca los había tenido antes en ninguna otra parte”, expresó.
Su caso, desconocido hasta este momento, pone en tela de juicio a la justicia venezolana y abre varios cuestionamientos sobre las garantías del debido proceso en el juicio que iniciará este jueves, cuando los abogados han tenido que enfrentar tantos escollos para realizar la defensa.
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