El sacerdote cubano Alberto Reyes afirmó que el “sistema cubano” caerá porque ahoga la libertad, que es el principio de la existencia del ser humano y para la cual está naturalmente constituido.
“Llámese comunismo, socialismo, castrismo o lo que sea, por muy poderoso que haya sido y que aún pretenda ser, el ‘sistema cubano’ caerá, sobre todo por una razón: ahoga la libertad, y el ser humano está hecho constitutivamente para la libertad”, dijo Reyes este lunes en una publicación de redes sociales.
Bajo el título “A pesar de la noche”, el párroco analizó el abatimiento que recorre a la sociedad civil cubana tras la represión desatada contra los manifestantes que participaron en las históricas protestas del 11J en Cuba, así como las insatisfechas expectativas que generó la Marcha Cívica por el Cambio del 15N, frustradas por el terrorismo de Estado ejercido por el régimen totalitario cubano.
“Hay momentos en la vida en que parece que todo se desmorona, que todo esfuerzo es inútil y que, por mucho empeño que se ponga, no se logrará nada”, describió el sacerdote que ejerce en la parroquia de San Jerónimo, en el municipio de Guáimaro, diócesis de Camagüey.
Según el cura, después del 15N, “nuestro espíritu se ha desplomado”. Por un lado, la brutal represión desatada tras el 11J, “ha hecho crecer nuestra sensación de indefensión e impotencia”. Por el otro, “el favorecimiento de una nueva estampida migratoria ha reforzado la idea de que es mejor escapar que luchar”.
La hipersensibilidad de los mecanismos de control estatal, los procesos sin justicia ni posibilidad real de defensa, las desproporcionadas condenas a los manifestantes y las deportaciones forzosas, según Reyes, han contribuido a esa sensación de fracaso que detecta entre diversos actores de la sociedad civil.
“Sí, parece que la esperanza agoniza, sometida por las maldiciones de siempre: ‘esto no hay quien lo cambie’, ‘aquí no se puede hacer nada’, ‘esto no hay quien lo arregle’…”, describió Reyes en su reflexión.
No obstante, el sacerdote rompió una lanza en favor de la esperanza, “una especie rara, que sin que sepamos cómo, se auto revitaliza, se reconstruye, y poco a poco, se levanta del golpe que ha intentado derrotarla, dispuesta una vez más a invocar la luz”.
“No podemos vivir sin libertad. El miedo, la represión, el instinto de supervivencia… pueden hacer que nos sometamos o finjamos hacerlo, y pueden pasar años, pero el fuego de la libertad es inextinguible, y permanece, y a su debido tiempo, se manifiesta”, aseguró.
En su diagnóstico del momento actual, el clérigo no ocultó “la miseria humana del alma de este pueblo”, y con pesar describió el comportamiento de muchos cubanos que, en la legítima búsqueda de su bienestar, contribuyen a reforzar los mecanismos represivos del régimen, plegándose ante sus injusticias y arbitrariedades.
“Es penoso el apoyo a la opresión de aquellos que ya tienen prevista su fuga, o de aquellos que sobreviven gracias a las ayudas de los que han huido antes que ellos; es doloroso que haya energías para reclamar billetes de avión, pero no para solidarizarse con los que están en prisión o siendo condenados por el ‘delito’ de haber reclamado la libertad que todos anhelamos; es deprimente la rapidez con la que se comparte el desaliento y se invita a desistir a aquellos que todavía, contra viento y marea, siguen soñando con una Cuba diferente”, expresó.
Ante este panorama desolador, el cura puso en valor otras energías presentes en “el alma de este pueblo, que tiene también dignidad y luz”. Citando al poeta Rabindranath Tagore, el sacerdote se reafirmó en su convicción de que todavía son muchos los cubanos que siguen “creyendo en un futuro de libertad” y que se niegan a “abandonar la lucha”.
“Yo sé que del alba al anochecer hay mucha gente que está haciendo lo posible para que un día amanezca el sol sobre una Cuba sin cadenas, y que llegará el momento en que veremos que todos aquellos esfuerzos que hoy nos parecen inútiles, eran los esfuerzos que estaban moviendo montañas, aunque nosotros éramos incapaces de saberlo”, concluyó.
Nacido en 1967, el sacerdote Alberto Reyes ha devenido una de las voces más críticas sobre la realidad de Cuba, con sus Crónicas del Noroeste, en las que plasma sus experiencias como religioso en contacto con sus fieles.
Acosado por el régimen cubano gracias a su cuestionamiento del sistema político del país y su denuncia por la falta de libertades, la violación sistemática de los derechos humanos y por promover la democracia, el sacerdote se muestra fiel partidario de “un cambio” en Cuba.
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