“El valor de Omara puede ser igualado pero nunca superado”, afirmó el científico cubano Ariel Ruiz Urquiola este martes en su perfil personal de Facebook, al referirse a su hermana, a propósito de su condecoración con el Premio Calixto García “por su valor en la lucha por los derechos humanos”, que le entregó la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba, en la embajada de Lituania en Washington.
“He conocido pocas personas con tanto decoro y valor. En su sonrisa va la dignidad entera. Un honor que me considere su amiga y escucharla cotidianamente.” Declaró en su perfil en Facebook la académica y activista Anamely Ramos, miembro del Movimiento San Isidro (MSI).
“Solo pido tiempo y fuerza para seguir juntas en este camino por la libertad y la justicia para todos los cubanos”, agregó Ramos.
La activista y exprofesora universitaria Omara Ruiz Urquiola, actual investigadora del Observatorio de Libertad Académica, es una de las figuras más respetadas de la disidencia política cubana por su compromiso con la defensa de la libertad, la justicia y los derechos humanos en Cuba.
Al igual que su hermano, Ruiz Urquiola es una de las tantas víctimas de segregación por motivos políticos en las academias y centros científicos del país, pues en 2019 fue expulsada del Instituto Superior de Diseño, donde trabajaba como profesora e investigadora desde hacía más de 20 años.
En ese momento, un grupo de estudiantes y colegas organizaron una campaña (#GraciasOmara) para demostrar su inconformidad con la medida y su gratitud con la profesional.
Sin embargo, así como en el pasado ninguna represalia contra ella o su hermano le hizo renunciar a sus principios, tampoco la expulsión logró silenciar su voz ni frenar su activismo.
A pesar de ser una paciente de cáncer desde 2005, que en múltiples ocasiones ha denunciado distintos problemas para acceder a un tratamiento adecuado en Cuba, Ruiz Urquiola ha participado en protestas y ha sufrido detenciones y arrestos domiciliarios durante los cuales ha recibido malos tratos.
En noviembre de 2020 fue una de las personas que se acuarteló en la sede del MSI, en La Habana Vieja, para exigir la libertad del rapero Denis Solís, el cese de la represión política y el cierre de las tiendas en MLC (Moneda Libremente Convertible). No hizo huelga de hambre, a diferencia de otros acuartelados, debido a su frágil estado de salud, pero cumplió un rol clave de cuidado de los huelguistas.
Otras de las personas que han sido reconocidas por la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba, fundada en 1992 con el fin de promover la transición no violenta a una Cuba democráticas, son el periodista independiente Roberto Quiñones Haces, el activista Silverio Portal y la líder campesina Lisandra Orraca.
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