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El periodista independiente Héctor Luis Valdés Cocho fue detenido este miércoles por agentes de la policía en el Parque de la Fraternidad de la capital cubana y conducido a una estación policial cercana, sin que por el momento se conozcan los motivos de su detención.
“Se acaban de llevar detenido al periodista Héctor Valdés Cocho en el parque de La Fraternidad. Lo llevaron para la estación de policía de Infanta”, informó el activista LGBTIQ+ Raúl Soublett, pareja del activista y periodista independiente.
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Hoy, 8 de septiembre, en plena festividad de la santa patrona de Cuba, la Virgen de la Caridad del Cobre, el periodista se dirigía al municipio Centro Habana a cubrir la jornada de celebraciones que, en este año, tienen un marcado carácter reivindicativo.
Ya sea por los reclamos de mejor atención de salud y eficiente gestión de la pandemia de coronavirus por parte de las autoridades, como por la creciente exigencia de justicia social de ciudadanos que ven ahondarse la brecha de la desigualdad en la isla, este día de la Virgen de la Caridad (Ochún en el sincretismo yoruba) se celebra en Cuba con un fervor renovado por los deseos libertad de todo un pueblo.
“Me están persiguiendo. La Ermita está llena de policías”, alertó Valdés Cocho al equipo de ADN, medio independiente del cual es colaborador. Al parecer, su detención fue practicada por agentes de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR).
Por su activismo a favor de la libertad de expresión y de prensa, la Seguridad del Estado tiene al periodista en su punto de mira. Detenido en muchas ocasiones, vigilado y acosado en su domicilio, Valdés Cocho no cede ante las presiones, amenazas y chantajes conque los represores del régimen pretenden silenciarlo.
Pocos días después de las protestas del 11J -en las que resultó detenido- y bajo un fuerte dispositivo de vigilancia que pretendía que, tanto él como muchos otros activistas de la sociedad civil cubana, permaneciesen en una ilegal reclusión domiciliaria, el periodista publicó una conversación que mantuvo con un agente que lo vigilaba.
"¿Aún existen personas que creen que Cuba está bien? ¿Acaso esto no son pruebas de que existe una dictadura?", cuestionó Valdés Cocho en el noveno día de vigilancia policial en las afueras de su vivienda.
A finales de junio, el activista denunció otra de las prácticas represivas que sufre habitualmente: el corte de sus servicios de telefonía móvil por parte del monopolio de telecomunicaciones de Cuba ETECSA, al que acusó de “cómplice del sistema totalitario que impera y de los secuaces que ayudan a que se sostenga”.
Un par de días después de esta denuncia, el periodista denunció una agresión sexual que sufrió en la estación policial del Municipio 10 de Octubre, en La Habana, durante su detención cuando intentaba cubrir como reportero la gestión de activistas cubanos que se dirigían al centro de operaciones de la contrainteligencia en La Habana, Villa Marista, para indagar las razones por las que mantienen preso al artista Hamlet Lavastida.
Las intimidaciones a Valdés Cocho han tenido como blanco también a su pareja, el profesor de informática y activista LGBTIQ+, Raúl Soublett. A finales de junio, la policía cubana citó a Soublett sin especificar los motivos. Preguntado por CiberCuba, declaró que con estos métodos, la Seguridad del Estado intenta "desestabilizar psicológicamente a la persona. Que los activistas se sientan constantemente vigilados, presionados, que sientan miedo a perder su trabajo o estudios".
Valdés Cocho recordó que su pareja fue sometido durante unas 4 horas a un interrogatorio en febrero de este año, provocándole una crisis emocional al joven, quien terminó autolesionándose. "Al parecer a la seguridad del estado no le basta con la represión ejercida sobre mí persona; ahora acosa, hostiga y reprime a mi familia, pareja y amigos cercanos", escribió el reportero independiente a través de su cuenta de Facebook.
"Estaba en contra de su voluntad en ese lugar, violaron todo tipo de leyes, que incluso están en el código penal vigente, no fueron capaces ni tan siquiera impedir que se dañara y para colmo de los males no lo trasladan a una institución de salud para que fuera atendido, sino en ese mismo lugar lo mal atienden", informó Valdés Cocho.
"Ya podemos imaginar hasta dónde pueden llegar, utilizando los más mezquinos métodos, para que una persona como Raúl, con perfecto estado mental y con una serenidad que en ocasiones envidio, llegue a dañarse como única solución ante esa lamentable y horrorosa situación", expresó el periodista.
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