¿Misión imposible? Las dificultades técnicas para proporcionar internet gratis a Cuba desde EE.UU.

Las diferentes posibilidades técnicas de conexión enfrentan obstáculos casi insalvables.

Globo del proyecto Google Loons © Facebook/Google LoonsPeru
Globo del proyecto Google Loons Foto © Facebook/Google LoonsPeru

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Este artículo es de hace 3 años

El bloqueo de internet por parte del gobierno cubano durante las históricas protestas antigubernamentales del pasado 11 de julio ha reavivado las propuestas desde Estados Unidos para buscar formas de garantizar el acceso a Internet sin censura en la isla.

El 20 de julio, la vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo a la cadena de noticias lWPBF que restaurar el acceso a Internet en Cuba es una prioridad para el presidente Joe Biden. "No es tarea fácil", dijo Psaki. "Pero buscaremos formas, trabajando en equipo, para expandir las formas de hacer eso, o ver cuáles son nuestras opciones". Al día siguiente, un funcionario del Departamento de Estado confirmó que la actual administración está "trabajando con el sector privado y el Congreso para identificar formas de hacer que Internet sea más accesible para el pueblo cubano".


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Desde entonces, se han multiplicado las propuestas de activistas cubanoamericanos, políticos de Florida y miembros de la Comisión Federal de Comunicaciones sobre cómo EE.UU. podría ayudar a los cubanos a conectarse sin pasar por el monopolio gubernamental de las comunicaciones ETECSA.

Teóricamente, sobran las propuestas. El gobierno federal podría superar los obstáculos regulatorios que impiden que Elon Musk use su red satelital para transmitir en banda ancha desde el espacio. El gobierno podría reunir los globos aerostáticos popularizados por el proyecto Loon de Google para colocar torres celulares flotantes sobre Cuba. El ejército estadounidense podría convertir su base naval en la bahía de Guantánamo o las torres de su Embajada en La Habana en puntos para un posible acceso wifi masivo.

El último episodio de esta saga es la reciente aprobación de una enmienda a los presupuestos del Congreso de EE.UU., promovida por el senador cubanoamericano Marco Rubio, que podría garantizar los fondos necesarios para los contratistas encargados de hacer realidad la internet abierta y gratuita para todos los cubanos, al margen de los obstáculos que plantea el embargo comercial.

Sin embargo, como ya han declarado varios expertos, hay obstáculos técnicos (algunos insalvables) que limitan severamente el potencial y las acciones de EE.UU para llevar a cabo estos proyectos.

Durante décadas, las distintas administraciones estadounidenses han realizado transmisiones radiales y televisivas hacia Cuba con poco éxito. Radio y TV Martí, equivalente caribeño de aquella Radio Free Europe que transmitía noticias y entretenimiento a los radioescuchas de la Unión Soviética y la Europa comunista que vivían bajo la censura, brindan hoy a los ciudadanos acceso a una gama más amplia de información. El coste de esos servicios, sin embargo, es desmedido y su impacto real en la población cubana sigue siendo muy limitado.

Por supuesto, las conexiones para garantizar el acceso a Internet en la isla son mucho más complicadas que las de las transmisiones radiales. Básicamente, se requieren equipos más avanzados y una conexión bidireccional más fuerte entre los usuarios y las redes de telecomunicaciones.

A favor está, sin duda, la cercanía. Si EE.UU. es capaz de llevar internet sin censura a algún sitio, el lugar ideal sería Cuba, una isla a 90 millas de distancia, que se encuentra dentro del alcance de algunos sistemas de telecomunicaciones estadounidenses y alberga una importante base militar de ese país.

¿Los globos son un "globo"?

El gobernador de Florida, Ron DeSantis, ha estado presionando a la Casa Blanca para que considere el uso de globos aerostáticos para conectar Cuba a la web. Según varios informes, Biden ha estado considerando la opción de DeSantis. Este plan toma prestada la idea del proyecto Loon de Google, ahora suspendido, que durante casi una década utilizó globos meteorológicos a gran altitud para hacer flotar equipos de Internet en la estratosfera por encima de áreas con conexiones web irregulares.

Loon consiguió llevar con éxito el servicio de Internet a las regiones montañosas de Kenia, y a Puerto Rico después de que el huracán María derribara gran parte de la red móvil del país. Pero los globos no pueden proporcionar servicio de Internet por sí mismos, sólo pueden extender el alcance de las redes de telecomunicaciones existentes a áreas de difícil acceso. En algún momento, esos globos necesitan conectarse con redes terrestres. En Kenya, lo hicieron a través de la compañía local Telkom Kenya; en Puerto Rico, con AT&T.

La red de Internet ETECSA estatal de Cuba no querrá conectarse con esos globos. Y si bien las compañías norteamericanas activas en el sur de Florida podrían brindar su conectividad, las redes móviles estadounidenses de compañías como AT&T y Verizon no son compatibles con las tarjetas SIM de la mayoría de los teléfonos cubanos, configurados para la red de ETECSA.

Además, los globos necesitan acceso sin restricciones a una variedad de frecuencias de radio para transmitir datos web a las personas en tierra. El gobierno cubano podría bloquear esas señales de radio para codificar cualquier conexión directa entre sus ciudadanos y los globos. Todo el espectro de las radiofrecuencias está controlado actualmente por el gobierno. En caso extremo, los militares cubanos también podrían derribar los globos (que flotarían a 23 mil metros sobre la isla).

Está también el problema del coste. Las redes impulsadas por globos o drones no son económicas a largo plazo. Si bien funcionan para propiciar comunicaciones en medio de desastres o en zonas de guerra, las capacidades de transmisión de tales redes no son grandes, y algunos expertos dudan de que puedan servir a toda la población cubana.

Según el portal Winknews, DeSantis ha promovido la idea del globo junto a dos congresistas cubanoamericanos de Miami: María Elvira Salazar y Carlos Giménez. En el proyecto, además, están involucrados el comisionado de la FCC Brendan Carr y el abogado, empresario y presidente de la junta directiva del Museo Cubanoamericano de la Diáspora, Marcell Felipe.

Felipe asegura que lleva dos años conversando con un contratista de defensa que podría desplegar tales globos de manera rentable en el espacio aéreo cerca de Cuba. Su idea implicaría transmitir la conectividad de Internet directamente a los teléfonos móviles en la isla sin la participación de ningún proveedor terrestre, lo cual no significa que el gobierno cubano no pueda bloquear la señal, lo cual implicaría un gasto significativo. En comentarios recientes a The Associated Press, Felipe afirmó que no sería factible que el gobierno cubano bloqueara estas señales enviadas por globos "de manera significativa", aunque no citó pruebas.

Maria Elvira Salazar ha dicho que si el gobierno federal respaldaba el plan, éste podría financiarse en su totalidad con contribuciones de miembros de la diáspora cubana.

La opción por satélite

Una segunda idea es ofrecer acceso a la web en Cuba desde el espacio utilizando la red satelital de SpaceX, Starlink. Los satélites actúan como relés entre personas en ubicaciones remotas y estaciones terrestres que están conectadas a la web a través de cables de fibra óptica. Si el usuario está lo bastante cerca de una estación terrestre conectada a la web, y tiene un teléfono satelital o una computadora conectada a una antena parabólica, puede usar Starlink u otro servicio satelital para conectarse.

Gran parte de la masa terrestre de Cuba parece estar dentro del alcance de al menos una estación Starlink en Punta Gorda, Florida. Desafortunadamente, poquísimos cubanos disponen hoy de un teléfono satelital o una antena parabólica Starlink. El gobierno controla estrictamente el acceso a ese tipo de equipo y castiga a quienes intentan introducirlo de contrabando en el país.

La única señal satelital capaz de ser recibida por los teléfonos móviles es la del servicio GPS en cualquiera de sus variantes (GPS, GLONASS, Galileo, etcétera), pero la comunicación en este caso sería unidireccional, solo desde el satélite hasta el móvil, y no en la dirección inversa, que es requisito indispensable para usar internet e intercambiar paquetes de datos.

También existen obstáculos legales: transmitir Internet hacia un país en contra de la voluntad de su gobierno es una violación del derecho internacional. No hay mucho que el gobierno cubano pueda hacer para sancionar al director ejecutivo de SpaceX, Elon Musk, si alguna vez decide iniciar una transmisión pirata por Internet, porque no hace ningún negocio en Cuba. Pero los empresarios no parecen muy animados a correr con los riesgos legales de este proyecto.

Por otra parte, el gobierno cubano ya ha desplegado su maquinaria propagandística para presentarse como al "víctima" de una nueva "agresión", que podría envenenar las ya frágiles relaciones bilaterales.

En el 2009, el contratista estadounidense Alan Gross que fue condenado a 15 años de prisión en Cuba por intentar crear redes de conexión a internet dentro de la isla, utilizando las terminales satelitales conocidas como BGAN. Gross fue luego liberado como parte del acuerdo para restablecer relaciones diplomáticas entre La Habana y Washington en diciembre de 2014.

DeSantis también ha sugerido que Estados Unidos podría aprovechar el territorio que controla en Cuba, es decir, la embajada de Estados Unidos en La Habana y la base militar en la Bahía de Guantánamo, para crear puntos de acceso wifi. Sin embargo, los puntos de acceso wifi tienen un alcance limitado (habitualmente unos 50 metros), por lo que los cubanos tendrían que agruparse físicamente alrededor de la embajada o la base para usar este servicio, algo que propiciaría la represión gubernamental.

Quedaría la opción de brindar internet usando la tecnología GPRS. Como explicaba un reciente artículo de Jorge Tintorero en 14 y medio, para ello hace falta que los móviles se conecten a radiobases no pertenecientes a la red de Etecsa, cosa que no existe en Cuba.

"Desplegar una red de radiobases tradicionales alternativa -asegura Tintorero- resulta imposible sin la autorización del Gobierno cubano. Existen soluciones emergentes para el despliegue de radiobases, ya sea desde drones, globos u otro tipo de plataforma, pero, y aquí está el detalle, estas plataformas deben ubicarse a una distancia (o altura) que garanticen que la señal sea recibida por los móviles y que éstos a su vez sean capaces de comunicarse efectivamente con las radiobases. Sería posible incrementar la potencia de transmisión de las radiobases para que la señal llegue hasta los móviles, pero estos no pueden incrementar su potencia para conectarse a la radiobase".

La opción de usar la red GPRS (tres veces más lenta que la 3G/UMTS) también tiene el problema de la distancia máxima de un kilómetro, que afecta la cobertura entre la radiobase y el receptor móvil. Por otra parte, como cualquier red inalámbrica transmitida por radiofrecuencia es muy fácil de interferir haciendo uso de jamming y otras técnicas radioelectrónicas.

Por ahora, la mejor esperanza de los cubanos de conectarse es a través del uso de redes privadas virtuales (VPNs), una pieza clave de tecnología que ha permitido a las personas que viven bajo regímenes represivos en todo el mundo evadir la censura en línea.

Hay evidencias de que los cubanos las usan cada vez más, mientras que el gobierno las ha incluido (también cada vez más) en su lista de sitios censurados.

El 15 de julio, por ejemplo casi 1.4 millones de usuarios únicos de Cuba accedieron a la red mediante Psiphon, la herramienta de elusión para dispositivos móviles y escritorio que posibilita acceso sin censura a Internet.

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