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El reguetonero cubano Yomil Hidalgo elogió este martes el nuevo capítulo del programa humorístico televisivo Vivir del Cuento, nombrado "Titiriteros", en que se abordó la censura de la creación artística en Cuba.
“Genial el capítulo nuevo de Vivir del Cuento, estuvo fantástico pero lo que más me gusto fue ver el mensaje en la camiseta de uno de los actores que decía: NO VOY A ESPERAR QUE LAS COSAS CAMBIEN, YO YA CAMBIÉ. Felicidades a todos, son un orgullo cubano”, expresó el artista en Twitter.
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Sin embargo, varios usuarios comentaron que la salida al aire del episodio estuvo calculada, ya que los programas televisivos pasan por el filtro político del Partido Comunista de Cuba (PCC) antes de salir al aire.
“Eso quieren vender, que en Cuba hay libertad de expresión. No caigas en eso. El PCC controla todo. En la TV cubana nada es por accidente, todo está meticulosamente elaborado”, señaló un internauta.
De cualquier modo, el capítulo ha generado disímiles reacciones de los cubanos en redes sociales. Muchos televidentes coincidieron en que la más reciente entrega de Vivir del Cuento estuvo llena de "pequeños grandes mensajes" de crítica social.
Se trata del segundo capítulo de la actual temporada, después de que el programa sufriera una interrupción en sus transmisiones durante algunas semanas, luego de los sucesos del 11J.
En el episodio, el personaje de Isidoro (joven gay y único representante de las nuevas generaciones) interpretado por el actor Marlon Pijuán Hernández, lució un pulóver de color negro en el que se podía leer la frase: "No voy a esperar que la cosas cambien. Yo ya cambié".
El capítulo se desarrolla en un taller de teatro en el barrio de Pánfilo (Luis Silva). Los vecinos deciden hacer una obra con títeres para mostrar los problemas cotidianos de la comunidad, pero un funcionario comienza a censurar cada detalle.
Entre los temas criticados con humor estuvieron la crisis alimentaria, los apagones, las ilegalidades, las dificultades para conseguir equipos electrodomésticos por su alto valor, la mala calidad de algunas producciones nacionales y la vulnerabilidad de los ancianos en Cuba, en especial la de aquellos que dependen de su chequera o pensión para vivir.
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