La Seguridad del Estado permitió al artista cubano Hamlet Lavastida hablar por teléfono con su novia durante 10 minutos el día en que celebró su cumpleaños 38 en una celda de Villa Marista.
"Logré hacerle llegar todas las felicitaciones, todo el apoyo que ha recibido, las historias y alegrías compartidas, las fotos, los recuerdos. Él se sintió acompañado", relató en Facebook su pareja, la escritora Katherine Bisquet Rodríguez.
"Hacia el final de nuestra conversación me mencionó los nombres de al menos una docena de amigos, todos los que cabían en unos segundos de despedida. Que les diera a todos ellos un beso enorme y que les dijera que los piensa", describió Bisquet.
Agregó la escritora y editora cubana que en todos esos nombres habían muchos más, "todos los que su mente prodigiosa guarda con delicadeza"
"Hamlet es eso, una persona que lleva consigo el amor y la dedicación. Una persona que ama por encima de todo, que ama cosas muy específicas y las defiende, con mucha fuerza, como mismo un enamorado eterno", mencionó.
La conversación telefónica tuvo lugar el mismo día que artistas, creadores y activistas cubanos pidieron a las autoridades de la isla la liberación de Hamlet Lavastida, a quien se le acusa del presunto delito de incitación de delinquir y a quien intentan vincular con la organización de las protestas pacíficas del 11J.
Al reclamo se sumó también su hijo Leo, de siete años y residente en Polonia, quien compartió en Instagram un video dedicado a su papá.
Días antes la madre del creador cubano envío una carta al presidente Miguel Díaz-Canel en la que pidió la liberación de su hijo y que el gobierno de la isla actuara con humanidad.
"Me parece que deben ser más consecuentes ustedes también, quizás muchos jóvenes tengan una madre como yo que trabaja muchísimo para su patria, no merece tantas lágrimas por sus hijos, por esos cargos absurdos", escribió Josefa Lavastida en una carta abierta publica en redes sociales.
El artista regresó a Cuba en junio desde Berlín, donde participó en una beca de la galería Kunstlerhaus Bethanien, en la que expuso Cultura Profiláctica, una obra visual que recordaba al interrogatorio del fotógrafo Javier Caso y una carta del poeta Heberto Padilla al gobierno revolucionario en 1971.
Su trabajo se basa en carteles, grabados, collages, fotografías y videos y "surge de la necesidad de crear un criterio objetivo para ciertas áreas ocultas de la implementación, administración y funcionamiento de las prácticas políticas estatales en Cuba", según la revista Artishock.
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