Vídeos relacionados:
El dramaturgo Yunior García Aguilera invitó al cantautor Silvio Rodríguez a dialogar sobre las protestas en Cuba y las razones que movieron a un amplio sector de la población a salir a las calles para reclamar Libertad.
La posición cómplice de Silvio con las reacciones del Estado ante las protestas, ha dejado a una generación de seguidores del cantautor extremadamente defraudados, a pesar de conocer sus posturas con respecto al régimen.
Lo más leído hoy:
Las protestas iniciadas el 11 de julio fueron aplacadas con violencia policial en muchos lugares de la isla. Sin embargo, el trovador Silvio Rodríguez aseguró que no ha visto un solo vídeo de represión de la policía contra los manifestantes pacíficos que exigían al Estado un cambio político en la isla.
Silvio había señalado previamente que estas protestas estaban orquestadas por el imperialismo y que consideraba que en Cuba se vive un "momento de defensa de los incuestionables logros del país, a la vez que exige una muy profunda y lúcida meditación sobre la realidad”.
Ante la imposibilidad de un diálogo con las instituciones, García invitó a conversar al trovador sobre lo que pasa en Cuba. La convocatoria la hizo a través de una carta abierta publicada en la red social Facebook. En el texto evoca varias canciones de Silvio y termina solicitándole 15 minutos de diálogo.
CiberCuba reproduce el texto íntegro de Yunior García Aguilera, quien el 11 de julio estuvo entre los artistas detenidos en La Habana por participar en la manifestación pacífica frente al Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) donde fueron a exigir 15 minutos de réplica al discurso oficial del Estado sobre las protestas en la isla.
Carta abierta al propietario de un unicornio perdido
Silvio, no me importa cuantas veces me digan que es inútil escribirte. Yo también, a veces, soy un necio. Me dirijo a ti porque tu voz me importa, porque crecí escuchándote, porque todavía evito todas las sillas, peligrosas, que me invitan a parar.
Te escribo de pie porque sé que el ser humano que fue capaz de crear Sueño con serpientes, no puede hacer una lectura tan elemental de mi generación y sus complejidades. El artista que parió algo tan hermoso como Réquiem, no sería capaz de responderme con susurros ni hipocresías.
Cuba ya no es exactamente la misma que resumiste en aquel barco llamado Playa Girón. Me habría encantado que aquel 27 de noviembre, cuando cientos de jóvenes fuimos en busca de un diálogo real y transformador, hubieses llegado con tu guitarra, a cantar junto a nosotros, en medio de tanta incertidumbre.
Sé que muchos jóvenes rebeldes acaban transformándose en viejos conservadores. Pero no creo que sea tu caso. De vez en cuando nos sorprendes con opiniones auténticamente revolucionarias (en el sentido profundo de ese término), y vuelves a repararnos los sueños y las esperanzas. Pero voy a ser honesto: otras veces levantas un abismo insalvable entre tus utopías y las nuestras.
Ni todo lo que dices es mentira, ni es mentira lo que muchos de mis amigos y yo defendemos. Tú, mejor que otros, sabes identificar cuánto se pueden manipular las medias verdades y cuán fácil resulta convertir a una persona, que no tiene miedo de decir lo que piensa, en enemiga.
Yo no te pido que renuncies a ninguna de tus convicciones. Eso sería absurdo de mi parte. Tú eres (con todas tus contradicciones) una pieza imborrable en este rompecabezas donde nacimos y que seguimos llamando Patria. Pero mis amigos y yo (con las nuestras) también estamos en esa imagen de Cuba que no acaba de armarse. Y no permitimos, Silvio, que nadie nos arroje de la mesa.
Si todavía me queda, después del 11 de julio, una mínima esperanza de diálogo, quiero que sea contigo. No te imagino lanzándonos a un camión de basura ni defendiendo tiendas con un palo en la mano. No te imagino pateando a un joven socialista de 22 años en una estación de policía ni apoyando las condenas de aquellos a los que has regalado tantos conciertos en sus barrios.
Yo te invito. Regálanos esos 15 minutos que nos negaron en el ICRT. No hacen falta cámaras ni micrófonos. Solo nosotros y nuestros fragmentos de verdades.
No sé si esos 15 minutos hagan que recuperes tu unicornio. Pero quizás nos ayudes a no perder definitivamente el nuestro.
Ojalá.
Archivado en: