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Luego de 120 minutos de uno de los mejores partidos que se han vivido en Eurocopas, España superó 5x3 a Croacia y aseguró su puesto en los cuartos de final del torneo continental de selecciones.
Luis Enrique introdujo un par de novedades que pocos esperaban cuando le dio la titularidad a José Luis Gayá en lugar de Jordi Alba y dejó en el banquillo de suplentes a Gerard Moreno, en tanto persistía en dejar hueco en el once abridor para el muy criticado Álvaro Morata.
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El partido arrancó según lo previsto, con España dominando la posesión y Pedri moviéndose de maravillas para repartir balones inyectados de veneno. Precisamente de sus botas salió un pase magistral que dejó a Koke solo ante el portero, pero su disparo impactó en Livakovic.
Eso fue apenas al minuto 17. Un poquitín después, Morata cabeceó de horror un centro medido que siempre debió terminar en el fondo de las redes croatas. Parecía que España sería la encargada de abrir el marcador, pero entonces cayó el blooper de la Euro.
Ocurrió al 19’. Una devolución en largo de Pedri no alcanzó a ser detenida por el pie de Unai Simón, que vio cómo la pelota recorría varios metros y se internaba en su cabaña. Justo cuando La Roja jugaba mejor y ensayaba un monólogo sobre el césped de Copenhague, le tocaba sufrir.
Pero la justicia no se quedó dormida en el resto del primer período y Pablo Sarabia –que había brillado a placer ante Eslovaquia– aprovechó un rechace del meta rival para poner la paridad en el score con un golpeo inapelable.
Las estadísticas de esa parte inicial hablan muy alto y claro: España tuvo el balón el 70 por ciento del tiempo y disparó cuatro veces a puerta por ninguna de Croacia.
Así, a los doce minutos del complementario el predominio se hizo patente en la pizarra: Pedri descargó hacia el lado izquierdo, Ferrán centró y Azpilicueta le ganó la posición a Gvardiol para asestar un testarazo contundente.
Los subcampeones del mundo, pues, tendrían que venir de atrás, y esta vez sin las prestaciones de Ivan Perisic, aquejado de coronavirus. Mas se trata de un equipo curtido y talentoso, y sus elementos respondieron con dos embestidas en las que Simón lavó la mala imagen (si era posible hacerlo) dejada en la acción del autogol.
Lo que pasa es que siempre que echas adelante tus líneas, detrás queda un abismo. Un abismo que España vio y encontró el modo de empujar en él al adversario: en el minuto 77, el recién ingresado Pau Torres soltó un trazo larguísimo que Ferrán Torres recogió por la banda derecha, se deshizo de la marca de –otra vez– Gvardiol, y puso un 3x1 que todo el mundo pensó que no tendría marcha atrás.
Todo el mundo menos los croatas, que firmaron la remontada del torneo a fuerza de carácter. Primero, con un gol del reemplazante Orsic al 87’. Luego, con un pase por alto del propio Orsic que Pasalic cabeceó al 92’, estableciendo un empate milagroso que forzaba la prórroga.
La balanza de las predicciones se inclinó entonces del lado de Modric & Co. Su estado anímico era obviamente superior, y fue en ese momento que llegaron las reivindicaciones del centro de todas las críticas, Morata, y del villano del comienzo del encuentro, Simón.
El cancerbero del Athletic hizo al 95’ un inconmensurable paradón a un tiro a bocajarro que quedará por largo tiempo en la memoria de los españoles. Y justo al minuto 100, Morata soltó una volea hermosa (previo control) para fusilar sin misericordia a Livakovic, y celebró ese gol con rabia de hombre herido y alegría de niño eufórico.
Croacia no se rindió. Volvió a la carga, lo intentó aquí y allá, y por ahí le colaron el quinto gol ibérico, éste obra de Mikel Oyarzábal. Final. En cuartos, los de Luis Enrique se las verán con el vencedor entre Francia y Suiza, que comenzará en minutos.
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