La reportera de CiberCuba, Iliana Hernández, respondió a las palabras del músico Israel Rojas quien dijo sentirse afectado psicológicamente por el acoso y asesinato de reputación del que es víctima en redes sociales y medios independientes.
“Israel dice que a él afecta psicológicamente los ataques hacia su persona en las redes sociales por defender a la tiranía. ¿Se imaginan si tuviera que vivir como yo? 57 días ya sitiada. Ahí están, mira Israel esto si es tortura psicológica, no lo tuyo. #SOSCuba”, ripostó Iliana.
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Las declaraciones del integrante del dúo Buena Fe fueron recogidas en el documental estrenado ayer en la televisión cubana “La dictadura del Algoritmo”, bajo la dirección de Javier Gómez Sánchez y la producción del ministerio de Cultura (MINCULT).
“Debo decirte que a mí me llegó incluso a afectar físicamente. Me llegó a deprimir, me sentí muy mal. Tuve problemas de todo tipo. Al principio, cuando comenzaron estos linchamientos mediáticos, sí tuvo un impacto en mí, en mi salud”, declaró Rojas en un documental que pretende analizar el impacto de las redes sociales en Cuba.
La reportera de CiberCuba estableció una comparación entre la “angustia” que pueden provocar en Rojas los mensajes críticos y ofensivos de las redes sociales, con la situación de vulnerabilidad y desamparo que experimenta ella, no por la presión de comentarios en redes sociales, sino por el peso de toda la maquinaria represiva del régimen cubano sobre su persona y demás activistas de la sociedad civil independiente.
La victimización que pretende legitimar el músico clasifica como lloriqueo frente al terrorismo de Estado que sufren los activistas cubanos. El plano virtual de la ansiedad de Rojas contrasta con el plano físico de la represión que padece Iliana y los demás opositores, activistas, artistas y periodistas independientes cubanos.
El acoso policial, la reclusión domiciliaria forzosa e ilegal, las detenciones arbitrarias, la brutalidad represiva, los secuestros, las amenazas, los interrogatorios y las torturas psicológicas de la Seguridad del Estado, son la realidad cotidiana que sufren las personas que defienden la libertad de expresión en Cuba.
¿Qué trastornos psicológicos no padecería el vocalista de Buena Fe si en vez de dislikes virtuales, tuviera que soportar la maquinaria represiva del régimen? ¿Qué paranoia se instalaría en su mente si viera su nombre, su rostro, sus comunicaciones privadas, su honor e integridad profesional, y su vida personal aireada en la televisión cubana? ¿Qué fobia despertaría en su interior si Humberto López difamara en horario estelar y en cadena sobre su persona, si lanzara mensajes de odio contra él con total impunidad?
De ahí que Iliana pregunte: “¿Se imaginan si tuviera que vivir como yo?”. ¿Podría Israel Rojas soportar dos meses de encierro en su domicilio, con vigilancia que le impide salir y recibir visitas, sin orden del juez, sin delito alguno cometido, pero viendo la impunidad absoluta con la que se violan sus derechos fundamentales, solo por pensar diferente y tener el coraje de expresarlo a pesar de sus consecuencias?
“Yo he visto a gente que por los linchamientos mediáticos han terminado debajo de una piedra. Gente que hasta el otro día estaban “pa’ lo que sea, pa’ lo que sea” y que de buenas a primeras “oye, ¿y fulano?”. No, fulano no aparece”, dijo el músico en el documental con cara de circunstancia. Parece que Rojas no entiende que el “pa’ lo que sea” de los coritos nunca ha sido la medida de un compromiso moral y político con la llamada ‘revolución’, sino una estrategia de simulación basada en un cálculo de coste / beneficio.
“Hay un guion de desestabilización psicológica de los personajes y hay una maquinaria con métodos de linchamiento mediático, de acoso… lo que llamamos el ciberacoso”, explicó una periodista en el documental “La dictadura del Algoritmo”, como si esta fuera un infierno en comparación con Villa Marista.
“He visto a mucho colegas y compañeros haber sido víctimas del linchamiento Tienen miedo a decir lo que piensan por este tipo de linchamientos. Buscan que los artistas y creadores que son portavoces de mayorías no se expresen”, manifestó el colega de Rojas, Arnaldo el del Talismán.
Rojas consideró que hay artistas que valoran bien “tener un titular positivo hoy día en CiberCuba, Diario de Cuba, Cubanet, Cubanos por el Mundo… lo consideran un logro”. Según explicó, esto les “abre puertas comercialmente” a los artistas.
“Yo creo que la evaluación del enemigo está clara. El gran problema es cómo nos organizamos dentro para dar esa gran batalla. Y así como estamos, desorganizados, estamos fritos broder”, reconoció el músico.
Pero como "el enemigo" descontextualiza, rápidamente añadió: “Mira, no estamos fritos porque tenemos ahí un pueblo que… que… que… que cuando tú menos te lo esperas, saca una reserva, ¡coño! Es que es tan tan honda que… que… que… que son admirables. Y que te hacen recordar de dónde tú vienes”.
Según la escala de solfeo que enseñan en las academias del MININT, donde se instruyó Rojas, su lloriqueo alcanzó el nivel de llantén en la apoteosis final del documental, reconociendo una derrota que no tiene que ver con la tecnología ni la organización, sino con la búsqueda de dignidad y libertad del pueblo cubano.
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