Inspectores estatales admiten quejas por uso de harina de maíz para el pan: Aspecto desagradable, amargo y ácido

“El pueblo opina que el aspecto del pan es desagradable y hacen rechazo a las partículas de maíz que aparecen en la superficie”, dijo la directora de la Oficina Nacional de Inspección Estatal del MINAL.


Este artículo es de hace 3 años

Inspectores del Ministerio de la Industria Alimentaria (MINAL) en Cuba admiten que hay quejas en relación con el sabor y la textura del pan elaborado con un 20 % de harina de maíz, cuya venta liberada comenzó recientemente en La Habana para suplir el desabastecimiento de la de trigo.

“El pueblo opina que el aspecto del pan es desagradable y hacen rechazo a las partículas de maíz que aparecen en la superficie”, dijo en declaraciones a la Televisión Cubana, María de los Ángeles del Rey Batista, directora de la Oficina Nacional de Inspección Estatal del MINAL.


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La directiva añadió que la población también refiere que el pan tiene “un sabor amargo, que en ocasiones llega a ser ácido”.

Daniel Cobas Cheda, director general de la Cadena Cubana del Pan, indicó que en los últimos días han ido “trabajando de conjunto con los panaderos desde el inicio del proceso para evitar cualquier inconformidad” e impedir que el pan salga a la venta si tiene problemas.

Los maestros panaderos, por su parte, opinan que "es fundamental el oficio de quien elabora la masa", lo que supone que con los mismos ingredientes algunas panaderías logren mejores resultados que otras.

“Se están extremando las medidas para que desde que empiece a hacerse el pan con más calidad, o sea, dándole más reposo en bola, más reposo en caja, para que salga con la calidad requerida”, indicó.

En lo que respecta al origen de la crisis que llevó a optar por la harina de maíz, Diorgys Hernández Díaz, director general de Política Industrial del MINAL, se refirió a cuatro causas, una de ellas “retrasos financieros” en el pago de los barcos de trigo que arriban a Cuba.

Las otras razones anotadas por el directivo son “roturas en los barcos” que transportan trigo a la isla, “ la disponibilidad en los mercados en los que tradicionalmente Cuba compra el trigo” y la acumulación en esta época del año de más cantidad del grano “para enfrentar la temporada ciclónica”.

Directivos de la empresa de la industria alimentaria aseguraron que no existen afectaciones para cubrir la demanda de pan normado, el cual se continúa elaborando con harina de trigo. La Cadena Cubana del Pan tiene 366 panaderías en todo el país.

Reducción de la producción de pan liberado en La Habana

El pasado 10 de mayo, la Empresa Cubana del Pan anunció la reducción en un 30 por ciento de la oferta diaria de pan liberado en la capital cubana, por lo menos hasta julio. El gobierno hizo extensiva la reducción a la red gastronómica y a los organismos estatales, con afectaciones a la producción y comercialización de galletas saladas y dulces.

La noticia generó amplio descontento y preocupación en medio de la profunda escasez de comida que padecen los cubanos. El 14 de mayo, la prensa oficialista anunció que con vistas a no disminuir la oferta de pan liberado, se incorporaría un 20% de harina de maíz, procesada en el oriente del país, a la elaboración del pan en La Habana para cubrir el desabastecimiento en la capital.

Daniel Cobas Cheda, director general de la Cadena Cubana del Pan, dijo entonces que la harina de maíz no debería afectar la calidad del alimento, aunque reconoció que su utilización implicaba un cambio en la textura y la miga de los productos de la panificación y la repostería.

María de los Ángeles del Rey, directora del órgano de control del Ministerio de la Industria Alimentaria (MINAL), advirtió que no sería el mismo sabor y que se percibirían ligeras variaciones. No obstante, sostuvo que la harina de maíz cumplía con los parámetros necesarios.

Aunque el pan es un alimento básico en la dieta de los cubanos, en marzo el propio gobierno reconoció en la televisión nacional que llevaban más de 30 años comiendo pan de mala calidad. Desde ese mismo mes ya era evidente la escasez del producto y mayores colas para adquirirlo de forma liberada.

El régimen achacó el problema a las dificultades de Cuba para importar harina de trigo desde Canadá o Rusia, a las restricciones de Washington y también a la crisis generada por la pandemia del coronavirus.

Provincias como Santiago de Cuba ya han utilizado materias primas como plátano, boniato, calabaza, entre otros, para sustituir una parte de la harina de trigo. En abril, la Empresa Cubana del Pan en Pinar del Río vendía a la población un producto elaborado a partir de un alto porcentaje de pulpa de calabaza.

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Judith Moris

Redactora en CiberCuba. Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de La Habana, y Máster por la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha sido profesora en la UH e investigadora en la UAB, y redactora/editora de la editorial Teide


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