El prematuro deceso del ex estelar baloncestista cubano Roberto Carlos Herrera, acontecido recientemente en Miami, continúa dando pie al tributo de los hombres que lo conocieron desde los tiempos de la Liga Superior y las selecciones nacionales.
Después de las declaraciones ofrecidas a CiberCuba por uno de sus coequiperos en Capitalinos, Roberto ‘El Flecha’ Amaro, otras dos leyendas del básquet insular, Yudi Abreu y Ángel Oscar Caballero, comparten sus impresiones sobre el doloroso suceso.
“Roberto Carlos fue un baluarte del baloncesto cubano”, afirma el villaclareño Abreu. “Llegó a la selección como relevo del gran Leonardo Pérez, quien había sido durante años el base titular, y se convirtió en uno de los motores de la revolución que vivió ese deporte en la Cuba de los años noventa”.
De acuerdo con el alero que hoy reside en Chile, “Capitalinos impuso en la Isla una forma novedosa de jugar, y por supuesto que la mayoría de los balones pasaban por las manos de Roberto Carlos. Él fue el modelo a imitar para muchos defensas cubanos que se dieron en esa época como Rabdel Echeverría, Humberto Soler, el Pollito Díaz, el Chino Lavastida”...
El otrora número 5 de los Lobos del Centro tiene claro que “su pérdida es un hueco grande para el movimiento deportivo nacional. La afición de todo el país lo quería enormemente y era un hombre respetuoso y humilde, con tremenda calidad deportiva”.
Por su parte, uno de sus más enconados rivales en la Liga, ‘El Ninja’ Caballero, sostiene que “Roberto Carlos significó el renacer del básquet en Cuba, y fue pieza fundamental en esa segunda etapa dorada de nuestro baloncesto”.
Caballero y Herrera abandonaron juntos el equipo nacional que asistía en 1999 al torneo preolímpico con sede en Puerto Rico, país donde militaron juntos en el campeonato local.
“Ha sido un golpe fortísimo”, dice el líder de los inolvidables Orientales. “Particularmente, siento que he perdido a un hermano, porque él era parte de mi familia. Siempre recordaremos su forma de ser y su carácter jovial. Cuando celebrábamos un cumpleaños todos esperábamos que él llegara porque era el alma del grupo, sus ocurrencias nos hacían reír a todos”.
Por último, asegura que “desde que nos quedamos siempre estuvimos bien unidos, y ahora siento que a esta mesa le falta una pata. Lo voy a extrañar mucho”.
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