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Los perros de los Biden -Champ y Major- se unieron se sumaron a la familia este domingo en su nuevo hogar presidencial.
“¡Champ y Major se han unido a nosotros en la Casa Blanca!”, escribió en Twitter la primera dama junto a varias fotos en las que se ve a los dos pastores alemanes correteando por su nueva casa.
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"La Primera Familia quería establecerse antes de llevar a los perros a Washington desde Delaware. Champ está disfrutando de su nueva cama para perros junto a la chimenea, y a Major le encantaba correr por el jardín sur", declaró a CNN Michael LaRosa, quien es secretario de prensa de la primera dama.
Champ ha estado con la familia Biden desde diciembre de 2008, semanas después de que Biden se convirtiera en vicepresidente electo del primer mandato de Barack Obama.
Major, por su parte, vivía en un refugio hasta que fue adoptado por la familia en noviembre de 2018, meses antes de que Joe Biden anunciara que se postularía para la presidencia.
Oficialmente, Major es el primer perro procedente de un refugio que vive en la Casa Blanca. La Asociación Protectora de Animales de Delaware, lugar de donde fue adoptado y Pumpkin Pet Insurance organizaron incluso una celebración virtual para Major.
"De cachorro rescatado en la Asociación Protectora de Animales de Delaware a transformarse en el Primer Perro en la Casa Blanca, Major Biden demuestra que todos los perros pueden vivir el sueño americano", dijo el grupo, que organizó una recaudación de fondos de "investidura perruna" online el 17 de enero, para celebrar la mudanza del can a la Casa Blanca.
Jill Biden también ha dicho que le encantaría tener un gato, y confesó a Fox 5, en Washington, que le encanta tener animales en la casa.
La tradición de tener mascotas en la Casa Blanca se remonta a Thomas Jefferson, quien tuvo un ruiseñor y un par de cachorros de oso durante su presidencia. A lo largo de los años, las mascotas presidenciales se han convertido en una especie de celebridades.
El expresidente, Donald Trump, fue el primer presidente desde Andrew Johnson, en la década de 1860, en no compartir la residencia presidencial con un perro o un gato, ni siquiera con un mapache, como el que tenía Calvin Coolidge en la década de 1920.
El expresidente Barack Obama no tenía perros mientras hacía campaña, pero prometió un cachorro a sus hijas Sasha y Malia durante su discurso de aceptación después de ganar las elecciones de 2008.
Bo, un perro de agua portugués, se mudó a la Casa Blanca en el 2009, como regalo del difunto senador Ted Kennedy. Los Obama adoptaron también a Sunny, una perra de la misma raza, en 2013.
El Scottish Terrier de George W. Bush, Barney, voló en el Air Force One y protagonizó los videos de "Barney Cam" para celebrar la temporada navideña.
Buddy, el labrador retriever chocolate de los Clinton, se sumó al gato Socks; mientras que George H. W. Bush y su familia tenían varios perros en la Casa Blanca, incluida Millie, la estrella de un libro para niños escrito por la esposa de Bush, Barbara.
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