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El presidente electo de Estados Unidos Joe Biden y su esposa Jill llevarán nuevamente mascotas a la Casa Blanca, sus queridos perros Major y Champ.
El hecho dará continuidad a una tradición empezada por George Washington y que Donald Trump interrumpió durante cuatro años, pues él y su familia no cuidan de ninguna mascota.
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Champ fue el primer perro de los Biden, adquirido durante la administración Obama. En 2008, Barack Obama prometió a sus dos hijas, Malia y Sasha, que les daría un cachorro después de que ganara las elecciones y así lo cumplió. Biden hizo lo mismo con su esposa, y desde esa época el pastor alemán es parte de la vida del recién electo presidente y su familia.
Mientras Champ -su nombre es la forma recortada de champion- fue un can comprado a criadores profesionales y ya tiene experiencia en Washington; Major -también pastor alemán- fue rescatado por la pareja Biden de una asociación de perros abandonados en 2018, cuando su hija Ashley les pidió que lo adoptaran.
“Estamos muy felices de darle la bienvenida a Major a la familia Biden, y estamos agradecidos con la Asociación Protectora de Animales de Delaware por su trabajo en la búsqueda de hogares permanentes para Major y muchos otros animales”, publicó Biden entonces, en su perfil de Instagram.
La familia ha mostrado en repetidas ocasiones a sus mascotas en Instagram y otras redes sociales, donde se puede apreciar el cariño y la convivencia de Joe y Jill con ambos perros.
Major y Champ -después de Bo y Sunny, los perros de los Obama- serán los nuevos Primeros Perros de Estados Unidos (Dotus, según sus siglas en inglés).
Contrario a lo que dicen algunos medios, Biden no será el primer presidente en llevar un perro adoptado a la Casa Blanca. Lyndon B. Johnson tuvo antes a Yuki, un perro de raza mixta o sato que fue encontrado por su hija en una gasolinera de Texas.
Tener mascotas es una antigua tradición en Washington: "El presidente Trump fue el primer mandatario en más de un siglo que no tenía una mascota presidencial", declaró Andrew Hager, historiador residente en el Museo Presidencial de Mascotas.
Theodore Roosevelt, por ejemplo, tenía varias decenas de animales, entre ellos serpientes, un famoso gallo de una sola pata, ratas, canguro y caballos.
Entre las mascotas más extrañas que han habitado la Casa Blanca, se encuentra la mapache del presidente Calvin Coolidge. Rebecca, así era como se llamaba, fue adoptada en noviembre de 1926 por Coolidge, tras ser enviada viva con el objetivo de formar parte de un banquete para la celebración del Día de Acción de Gracias. Pero el presidente se apiadó de ella y la hizo su mascota.
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