La reportera de CiberCuba, Iliana Hernández, compartió un video con el “acto de reafirmación revolucionaria” que la Seguridad del Estado le montó en la calle frente a su domicilio y en el que participaron ciudadanos que, según la periodista, no eran del barrio.
“Gracias a que hay oposición traen a gente que no son del barrio para hacer actividades”, dijo Iliana con ironía, mientras grababa las escenas que transcurrían frente a su domicilio. Música estridente, deportes y juegos callejeros formaban parte del escenario montado para irritar a Hernández y sus vecinos.
La presencia de presuntos civiles en estas actividades pseudo lúdicas-festivas forman parte de la estrategia con que este órgano represor pretende encubrir el acoso sistemático que practica desde hace semanas sobre la periodista independiente. De esta burda manera, los represores de la seguridad del estado creen que transmiten la imagen de que es el pueblo el que toma las calles espontáneamente para reafirmar sus principios revolucionarios.
“Ninguna de esta gente son del barrio, los traen de afuera”, describe Iliana teléfono en mano, mientras graba a unos jóvenes que juegan al voleibol, otros al fútbol y muchos otros bailan al ritmo de la música. En la escena se puede apreciar a algunos de los asistentes que graban a su vez a Iliana con sus teléfonos, dejando en evidencia para quién trabajan.
Mientras Iliana graba el video se le escucha hablar con sus vecinos: “¡Viste qué bien! ¡Desde que hay oposición en el barrio, hay actividades!”, ironiza con uno de ellos.
Hernández, quien había sido violentamente arrestada este sábado a dos cuadras de su casa en el reparto Cojímar, fue puesta en libertad horas más tarde. En el operativo que la secuestró y mantuvo en paradero desconocido, tanto ella como su madre resultaron magulladas en el forcejeo.
“Estoy en casa; hoy fuimos maltratadas mi madre y yo cuando me detenían a mí”, publicó Hernández en su cuenta de Facebook. Durante las horas que duró el secuestro, ni los familiares de Iliana, ni este medio consiguieron saber en dónde la tenían retenida.
“Me cayeron arriba como si fueran animales salvajes y luego, cuando me trasladaban, la más joven [de las represoras] me encajaba las uñas en la muñeca. Me quejé y no le importó. En la patrulla, cuando gritaba ‘Abajo la dictadura’, me tiró del pelo para que me callara y grité más”, compartió Hernández en Facebook junto a imágenes de arañazos y moretones en los brazos de su madre, provocados durante la violenta detención.
En las últimas semanas se han sucedido actos de esta naturaleza contra artistas, periodistas, intelectuales y activistas, fundamentalmente los integrantes del Movimiento San Isidro que participaron en la huelga de hambre -y algunos también de sed- realizada en la sede de Damas 955.
El pasado 8 de diciembre, un grupo de personas enviadas por el régimen cubano realizó un acto de repudio frente a la casa de la reportera de CiberCuba. Hernández grabó el momento en que, con música, gritos y aplausos, la caravana pasó por la calle frente a su domicilio. "¿No les da vergüenza?", se le escuchó preguntar a la reportera, mientras la caravana se paraba y anunciaba que estaban haciendo un acto de "reafirmación revolucionaria".
En aquella ocasión, los vecinos de la periodista la apoyaron y le avisaron de lo que se estaba gestando. El gobierno había enviado a las personas para realizar el mitin en dos guaguas de la empresa Suchel Camacho. La “espontaneidad” de aquel acto del repudio es exactamente la misma del montaje desplegado este domingo frente a la casa de Hernández.
Sin embargo, cada vez son más las voces que dentro y fuera de Cuba denuncian la burda manipulación de estos actos. La madre una funcionaria del MINREX que publica en redes sociales mensajes oficialistas, así como la madre de un joven con enfermedad mental al que llevaron manipulado al acto de repudio contra Iliana, hicieron públicas declaraciones en las que se mostraron avergonzadas y rechazaron este tipo de prácticas.
El pasado 15 de diciembre, la escritora Katherine Bisquet y la artista Camila Ramírez Lobón también fueron víctimas de actos parecidos. Frente al edificio donde permanecían sitiadas por la seguridad del estado, las autoridades cubanas organizaron un acto de repudio disfrazado de "acto cultural popular".
En declaraciones a CiberCuba, Lobón dijo que las autoridades habían colocado un micrófono entre los asistentes, desde el que repetían consignas violentas y ofensas como “descaradas”, “abajo la gusanera”, o “machete, machete que son poquitos”, una frase que fuera celebrada por el medio oficialista Cubadebate, y que resulta una clara invitación a la violencia.
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